Balada de la bolsa triste

Algo de decadente, de crepuscular, de definitivamente triste tuvo ayer la sesi¨®n de la Bolsa de Barcelona. Hubo un ritmo lento, como de esas viejas baladas que cantan de noche los vaqueros de las pel¨ªculas del Oeste y que sin duda inspiraron el t¨ªtulo de aquella novelita de Carson MaeCullers llamada Balada del caf¨¦ triste. El caf¨¦ de la escritora norteamericana estaba en una aldea perdida en alg¨²n lugar del desierto de Arizona donde nunca pasa nada, adonde nunca llega nadie, de donde ni siquiera nadie tiene fuerzas de irse. El ¨²nico entretenimiento eran las peleas de una solterona malhumorada y un tipo extravagante que un buen d¨ªa se instala en su casa.Casi igual de triste fue ayer la balada del mercado burs¨¢til barcelon¨¦s, en una ciudad desierta como Arizona a causa del puente, que para m¨¢s inri estaba en mitad de agosto. Hab¨ªa atisbos de un ritmo algo m¨¢s r¨¢pido -un country quiz¨¢- a causa de la novedad que representaba la subida de los tipos de inter¨¦s por parte del banco central alem¨¢n, con lo que ello puede representar para el conjunto de las econom¨ªas europea y espa?ola. Pero ni eso. S¨®lo una breve balada, con descenso generalizado de las cotizaciones, en especial en el sector de cementos.