Broncazo a Emilio Mu?oz
Siglos hac¨ªa que no o¨ªa una bronca tan hermosa como la primera que recibi¨® Mu?oz. Si se impacient¨® la gente por los muletazos por bajo iniciales del torero, en uno de los cuales cay¨® el toro, el matador lo tom¨® por la tremenda y ni corto ni perezoso se fue a por la espada y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria; lo que pasa es que ni lo uno ni lo otro porque en vez de gloria el griter¨ªo fue de los que hacen ¨¦poca, y en vez de paz, cada vez que asomaba Mu?oz en el ruedo, se renovaban los ep¨ªtetos.Falta de respeto del matador al p¨²blico, pero falta de respeto del p¨²blico al matador tambi¨¦n en el quinto, porque Mu?oz quiso reconciliarse, tore¨® de capa con coraje, y ante el cobard¨®n toro intent¨®, nervioso y tenso, conseguir lo que se cuenta que lograban algunos toreros de la antig¨¹edad: cosechar botellazos en uno y salir a hombros al final de la corrida. Pero no pudo ser porque el toro no se prest¨® y porque la actitud de parte de la gente fue la de quienes, caiga quien caiga, piensan que el defensa central del equipo contrario es un asesino. Si Mu?oz pensaba comprarse casa aqu¨ª, seguro que ha desistido.
Fern¨¢ndez / Manzanares, Mu?oz, Jesul¨ªn
Cuatro toros de Atanasio Fern¨¢ndez (dos fueron rechazados en el reconocimiento), de discutibles cabezas excepto 4? cumplieron en varas; manejables. 2? de Vasconcellos e Souza d'Andrade, con genio. 6? de Aguirre Fern¨¢ndez Cobaleda, mansote y blando. Jos¨¦ Mari Manzanares: pinchazo tirando la muleta, media y rueda de peones (oreja); bajonazo y tres descabellos (silencio). Emilio Mu?oz: estocada corta baja (broncazo); cinco pinchazos -aviso- y descabello (bronca). Jesul¨ªn de Ubrique: pinchazo, otro perdiendo la muleta, estocada y descabello (oreja); pinchazo, metisaca, pinchazo, otro hondo y descabello; la presidencia le perdon¨® un aviso (palmas). Plaza de La Glorieta, 16 de septiembre. Quinta corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Manzanares cort¨® una benevolente oreja. Se piden a las primeras de cambio. Blando y noble su primero, se llev¨® al desolladero un derechazo antol¨®gico., en medio de una faena despegada y con mucho temple, eso tambi¨¦n. En el cuarto se fue al rabo apenas met¨ªa la cara el toro en la muleta. Hubo un desconfiado intento de manejar la izquierda y entre que el toro iba corto, y el torero que no corr¨ªa la mano, unos por otros la casa sin barrer.
Jesul¨ªn de Ubrique, decidido ep¨ªgono de las esencias ojedistas, parece manco, o lo pareci¨® ayer en Salamanca; la izquierda, como si no existiese y, para un momento en que la sac¨® a relucir, ayudadito con la espada. La oreja tambi¨¦n fue bondadosa pero le ha servido para hacerse la foto. Templ¨®, desde luego, pero entre ¨¦l y el toro, un tranv¨ªa. A eso se le llama cuidar la ropa.
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