La cabeza de Lope de Vega
Si Lope de Vega levantase la cabeza, probablemente la mantendr¨ªa erguida de satisfacci¨®n ante esta obra suya. Porque cobrar¨ªa los derechos de autor, y no sus arregladores; y porque de todas estas capas echadas encima de su verso y su trama, lo que queda es ¨¦l, indestructible. C¨ªnico, burl¨®n, pintor en apuntes de la sexualidad en el siglo XVII, m¨¢s bien libre -la idea de que es la mujer quien debe elegir al marido; la defensa de] divorcio-, enredador en la pintura de una mujer cercada por cuatro galanes; y poeta. Para que esto sea un musical, los arregladores han buscado algunas poes¨ªas l¨ªricas del propio Lope y, aunque no tengan nada que ver con la acci¨®n, con el fondo de la obra, con su gracia, suenan siempre a gran poeta popular; mejor recitadas que con esta m¨²sica, pero con otra direcci¨®n de verso.
La malcasada
De Lope de Vega. Versi¨®n de Antonio Morales y Mar¨ªn y Alberto Gonz¨¢lez Vergel, m¨²sica de Jos¨¦ Luis Valderrama. Int¨¦rpretes: Jos¨¦ Olmo, Manuel Aguilar, Roberto Noguera, Antonio Liza, Teresa Rabal, Carmen Bernardos, Luis Mart¨ªn, Alfonso Nadal, Gustavo Masulli, Roberto Menargues. Coreograf¨ªa: Ricardo Ferrante. Escenograf¨ªa y figurines: Jos¨¦ Miguel Ligero. Director: Alberto Gonz¨¢lez Vergel. Teatro Marquina, 19 de septiembre.
M¨²sica
La m¨²sica es de la cepa americana, como la coreograf¨ªa y, algo de los trajes: The gay divorcee aparece algunas veces, aunque se sit¨²e en el Madrid de 1933. Claro que entonces ya hab¨ªa adoraci¨®n por lo americano, por la difusi¨®n cultural del incipiente imperio, al que hoy rinden a Lope. Pero ya que hay m¨²sica, y ha de ser a lo Broadway-Hollywood, pod¨ªa ser mejor. En realidad, es una reducci¨®n de espect¨¢culo, un musical de bolsillo.En el siglo XVII debieron re¨ªrse a grandes carcajadas con lo que dice Lope; sobre todo, porque hablaba de su tiempo, de su actualidad, de sus galanes y damas y suegras y figurones. Al rehacerlo, aqu¨ª ni siquiera se habla de nuestro entorno, sino de un imaginario 1933.
Teresa Rabal tiene categor¨ªa de musical espa?ol; y de actriz, no s¨®lo de la casta, sino por s¨ª misma; con Carmen Bernardos, tienen mejor dicci¨®n, proyecci¨®n y hasta sentido del verso que el de sus compa?eros. Los caracter¨ªsticos quedan bien. Y Luisa Mart¨ªn coloca dos o tres frases que repercuten en el p¨²blico. Este se mostr¨® lanzado a crear un apoteosis, y lo consigui¨®: las ovaciones no cesaban y fueron para todos: en especial, claro, para Rabal y para Bernardos.
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