Nacida para la crisis

El pasado verano, en la puesta de largo del Plan de Futuro de Hulleras del Norte (Hunosa), los responsables del Instituto Nacional de Industria (INI) comentaron en p¨²blico que "Hunosa es el PER [Plan de Empleo Rural] de Asturias". La frase, que recogieron al d¨ªa siguiente todos los rotativos, crisp¨® a las fuerzas sociales del Principado, desde el partido encargado de las administraciones central y regional (el PSOE) hasta el obispado de Oviedo. El plan ha provocado enfrentamientos en el PSOE y es la principal causa de la huelga que paralizar¨¢ ma?ana Asturias.

La beligerancia lleg¨® a la descalificaci¨®n personal de los m¨¢ximos directivos del INI, y aunque aunque fuera a las bravas, reflejaba el clima que se vive en la regi¨®n norte?a desde que se conocieron los nuevos planes. Cre¨® un malestar que vino a encrespar los ¨¢nimos de un pueblo que -principalmente por su alta dependencia de empresas p¨²blicas- ha sido uno de los m¨¢s castigados por la reconversi¨®n industrial (siderurgia y naval, principalmente) y que, a cambio, ha recibido escasamente nueva industria.Hunosa, precisamente, nunca entr¨® en la reconversi¨®n, aunque, su crisis coincide con la fecha de su nacimiento y ha permanecido durante toda su vida. Por ello se explica que paulatinamente haya ido reduciendo personal. De los m¨¢s de 26.000 personas que trabajaban en la empresa cuando se cre¨® en 1967, a final de 1990 la plantilla se situaba en 18.380 y, en estos momentos, en 17.600.

De hecho, Hunosa ya ha vivido tres planes de viabilidad. El actual Plan de Futuro, que es el cuarto, plantea la reducci¨®n de 5.950 personas (excedentes de 6.600 y admisi¨®n de 650 nuevos empleados) y el cierre de nueve de los 23 pozos. El plan supone un desembolso de 250.000 millones de pesetas y, seg¨²n Hunosa, se ajusta a las exigencias m¨ªnimas de la CE para subvenciones a empresas con contrato-programas.

Ha sido la exigencia de Bruselas la que ha servido de excusa al Gobierno para presentar un plan dr¨¢stico que hasta ahora no se hab¨ªa atrevido, a pesar de reconocer su necesidad y de que le lleva a un enfrentamiento frontal con toda la regi¨®n. En ese sentido, fue significativa la intervenci¨®n de Felipe Gonz¨¢lez, que hizo cambiar de talante al presidente regional, Juan Luis Rodr¨ªguez Vigil. Gonz¨¢lez, en una reuni¨®n en La Moncloa, le recomend¨® que se olvidara del mete-saca (tradici¨®n de Hunosa, por la que por cada minero jubilado entraba un nuevo empleado; luego fue de dos por uno).Ahora, esta tradici¨®n se pierde, aunque los sindicatos piden, adem¨¢s de que se prolongue el plan hasta el a?o 2000, que se admitan hasta 2.000 nuevos empleados por las 6.600 bajas propuestas; que la Seguridad Social se haga cargo de los vales (cupos de carb¨®n que se entregan gratis a los mineros); asunci¨®n por el BCI de deudas por 35.000 millones, entre otras medidas.

En definitiva, unos y otros admiten que Hunosa arrastra una situaci¨®n deficitaria que es estructural. Hunosa, de cuya existencia dependen nueve ayuntamientos y m¨¢s de 200.000 personas, es el reflejo del declive de la miner¨ªa en Espa?a y, en concreto, del carb¨®n subterr¨¢neo. Se cre¨® como consecuencia de que los empresarios privados, que se hab¨ªan enriquecido en las etapas de vacas gordas del carb¨®n, fueron dejando sus explotaciones y el Estado se vio obligado a agruparlas en Hunosa. Desde entonces, ha ido acumulando p¨¦rdidas y recibiendo subvenciones, que, seg¨²n la empresa, se elevan a 980.000 millones de pesetas.