El distanciamiento entre Gonz¨¢lez y Guerra obliga al Gobierno a pactar con el PSOE

La mayor¨ªa de la comisi¨®n ejecutiva del PSOE ha asumido las diferencias entre su secretario general, Felipe Gonz¨¢lez, y el vicesecretario, Alfonso Guerra, y se resigna a una nueva forma de relaciones entre partido y Gobierno. Desde la salida de Guerra del Ejecutivo se ha pasado de la etapa del entendimiento a la necesidad del pacto. "Antes no era necesario, porque las diferencias se timaban en el Gobierno entre Gonz¨¢lez y Guerra, pero ahora hay que discutir y despu¨¦s pactar, y es probable que salten chispas por asuntos concretos, como ha sucedido con el conflicto de la miner¨ªa, admite un dirigente socialista.

La relativa proximidad de las elecciones impedir¨¢, sin embargo, que estas diferencias lleguen a la fisura en el seno del partido, seg¨²n aventura uno de los m¨¢s antiguos miembros de la ejecutiva federal. Pese a todo los propios dirigentes socialistas no ocultan "la gravedad de la situaci¨®n` y se hacen preguntas claves: el papel que desempe?a Alfonso Guerra en el partido, el protagonismo de los dirigentes regionales, y, sobre todo, la actitud de Felipe Gonz¨¢lez, con el dato indiscutible de la inauguraci¨®n de un nuevo sistema de relaciones entre partido y Gobierno como tel¨®n de fondo. "Todo est¨¢ ahora en cuesti¨®n entre los cuadros medios del partido, lo que era impensable hace s¨®lo un a?o", afirma un dirigente socialista. Miembros del comit¨¦ federal cargan la responsabilidad casi por partes iguales en Gonz¨¢lez y Guerra. A Alfonso Guerra, por resolver el congreso del partido a su manera, con el consentimiento de Felipe Gonz¨¢lez, y a ¨¦ste, por formar meses despu¨¦s un Gobierno que no satisfac¨ªa a Guerra y los suyos.

"Mar de fondo"

"El mar de fondo es tremendo, pero nadie quiere que aflore y, como ¨²ltima prueba, est¨¢ la circular de Txiki Benegas", manifest¨® un interlocutor que se considera "independiente". La circular publicada hace tres d¨ªas, en la que se afirma que no existen diferencias entre partido y Gobierno, es un llamamiento al cierre de filas dirigido a un PSOE y una ejecutiva plurales, sobre todo, tras el ¨²ltimo congreso.Entre los descontentos, ajenos a la ejecutiva, pero con peso provincial, no se ahorran cr¨ªticas a Guerra y a Gonz¨¢lez: "El presidente practica el cesarismo que viene a ser la delegaci¨®n en los presidentes regionales para asegurarse la paz en el partido, pero sin preguntarse qu¨¦ hay debajo de esos dirigentes y c¨®mo act¨²an en sus federaciones".

En ese reparto de responsabilidades, la salida del Gobierno de Alfonso Guerra y su consiguiente p¨¦rdida de poder juega en su contra. El guerrismo -entendido como una forma de cuota de poder- empieza a descomponerse al disminuir considerablemente el poder que Guerra administraba por su presencia en el Gobierno.

Manuel Chaves, miembro de la ejecutiva y presidente de la Junta de Andaluc¨ªa; Jos¨¦ Bono, tambi¨¦n miembro de la ejecutiva y presidente de Castilla-La Mancha, y Te¨®filo Serrano, secretario general de la Federaci¨®n Socialista Madrile?a, fueron algunos de los primeros dirigentes socialistas que marcaron distancias respecto a Guerra.

Las intervenciones de Alfonso Guerra en los estamentos directivos del PSOE ya no gozan de la adhesi¨®n de otros tiempos y su estilo populista es contestado.

En una reuni¨®n del PSOE del pasado septiembre, en la que Alfonso Guerra inform¨® de su visita rel¨¢mpago a la URSS dentro de una delegaci¨®n de la Internacional Socialista que se entrevist¨® con Gorbachov, hizo referencia a sus inexistentes contactos con "la gente dela calle". Algunos dirigentes socialistas asisten tes a la reuni¨®n, como Te¨®filo Serrano, hicieron, posteriormente comentarios cr¨ªticos sobre el estilo de Alfonso Guerra. Te¨®filo Serrano, tras su pacto con Joaqu¨ªn Leguina, ha marginado en Madrid al guerrismo puro, representado por Jos¨¦ Acosta.

Alejandro Cercas, miembro de la ejecutiva y diputado socia lista por C¨¢ceres, es otro de los guerristas de anta?o que empieza a marcar distancias. Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, presidente de la Junta de Extremadura, s¨ªmbolo del guerrismo puro y que dispone de mayor¨ªa absoluta en la regi¨®n, tiene un equilibrio fr¨¢gil en el partido. El hecho de no haber cambiado su Gobierno tras las elecciones auton¨®micas de mayo se interpreta como un temor a romper el equilibrio de fuerzas interno. En su feudo tambi¨¦n se aplica la m¨¢xima de "todo est¨¢ en cuesti¨®n".

El Pa¨ªs Vasco ofrece la paradoja de que los antiguos seguidores de Ricardo Garc¨ªa Damborenea, como Nicol¨¢s Redondo Terreros, son ahora ac¨¦rrimos guerristas. Son muestras de un nuevo panorama en el que el magma ideol¨®gico, que es la mayor¨ªa del PSOE, se identifica con Felipe Gonz¨¢lez y marca distancias de los personajes m¨¢s marcados, Alfonso Guerra y Carlos Solchaga.