'Colgados' de la insulina
La informaci¨®n a los diab¨¦ticos, clave para que puedan combatir su enfermedad
"El mejor m¨¦dico para esta enfermedad es el propio enfermo", afirma Felipe Hita, diab¨¦tico de 33 a?os y campe¨®n del mundo de k¨¢rate en 1980. Hita coincide en este diagn¨®stico con los miembros de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) y expertos que se han dado cita en Espa?a para transmitir un nuevo enfoque sobre esa dolencia. "Los diab¨¦ticos deben ser m¨¢s activos en el tratamiento de su enfermedad y olvidarse de actitudes pasivas que a¨²n perviven en pa¨ªses latinos donde el m¨¦dico es considerado como un dios", acirma Wilfried Wahba, de la OMS.
Ese acercamiento entre enfermedad, m¨¦dico y enfermo se produce al tiempo que las ¨²ltimas investigaciones muestran la resistencia de la diabetes Mellitus a revelar sus or¨ªgenes. Considerada una de las mayores causas de ceguera, insuficiencia renal y amputaci¨®n de miembros en los pa¨ªses desarrollados, esa dolencia se caracteriza porque los gl¨®bulos blancos destruyen las c¨¦lulas del p¨¢ncreas que producen la insulina, hormona encargada de regular la concentraci¨®n de az¨²car en la sangre. Los ¨²ltimos datos cifran en 120 millones los diab¨¦ticos en todo el mundo, de los que 10 millones corresponden a Europa y algo m¨¢s de 1,5 millones a Espa?a. Hita es uno de ellos: "Me dijeron que era diab¨¦tico a los 22 a?os, y fue un palo; siempre fui deportista y nunca fum¨¦ ni beb¨ª"."La persona aquejada de diabetes no quiere ser tildada de enferma, s¨®lo tiene una condici¨®n metab¨®lica diferente, que corrige con la insulina", reivindica Wahba. Para Felipe Hita, su enfermedad "no es m¨¢s que un defecto de fabricaci¨®n que necesita revisiones peri¨®dicas". "Un diab¨¦tico puede hacer lo mismo que un no diab¨¦tico [¨¦l trabaja como actor y da clase de k¨¢rate a 300 chicos], e incluso comer casi de todo, sin inflarse", contin¨²a.
Buena informaci¨®n
Para la mayor¨ªa de diabet¨®logos, los tratamientosmodernos son muy efectivos, aunque en su aplicaci¨®n falla la relaci¨®n m¨¦dico-paciente. "Hay que sacar la diabetes de los centros especializados y llevarla a los centros de salud, al m¨¦dico de cabecera y al paciente", explica Michael Berger, de la Asociaci¨®n Europea para el Estudio de la Diabetes (AESD), en un seminario celebrado recientemente en C¨¢ceres."Ense?ar al diab¨¦tico c¨®mo autocontrolar su hipertensi¨®n y glucemia le ayuda a evitar riesgos de fracaso renal y ceguera. S¨®lo con una informaci¨®n adecuada estos enfermos ' podr¨¢n determinar sus contenidos de glucosa en sangre y adecuar as¨ª las dosis de insulina", a?ade Ingrid Mihlaajser, diabet¨®loga de la Universidad alemana de D¨¹sseldorf. "Lejos de educar a sus pacientes, muchos m¨¦dicos practican la insulinoterapia intensiva, sin controles peri¨®dicos y sin tener en cuenta que demasiada insulina en la sangre produce hipoglucemias que conducen a la ceguera".
"En general, los m¨¦dicos de familia no tienen buena formaci¨®n en diabetes, y los especialistas no son muy dados a facilitarles sus conocimientos", se?ala Berger. Por ello, pa¨ªses c¨®mo Alemania han puesto en marcha programas nacionales para posgraduados, cuyo objetivo es, que estos m¨¦dicos aprendan a diagnosticar y tratar al diab¨¦tico. Junto con la hipertensi¨®n y el asma, la diabetes es la enfermedad cr¨®nica que implica una participaci¨®n m¨¢s activa del paciente. En este sentido, Fred Storms, especialista de la OMS, afirma que la Iucha contra la diabetes es muy activa en Europa. En Espa?a ha habido grandes esfuerzos en los ¨²ltimos 30-40 a?os, pero de forma localizada y sin coordinaci¨®n nacional".
Wahba y Storms coinciden en que las personas afectadas deben manejar su diabetes: "Es fundamental el cuidado en equipo. La medicina personal (especialista) debe conducirse hacia la comunitaria (m¨¦dico de familia y el paciente y sus familiares)". La inyecci¨®n de insulina no tiene a¨²n alternativa terap¨¦utica, aunque se investiga su administraci¨®n por v¨ªa oral (pastilla) o nasal (gotas). Hita se queja de la esclavitud del pinchazo, ya que debe pincharse tras cada comida. "De conseguir unas pastillas o gotas, esta enfermedad se quedar¨ªa en nada", dice.
Las iniciativas de educaci¨®n se efect¨²an en grupos reducidos, para dar una informaci¨®n pr¨¢ctica. Los pacientes apren den qu¨¦ es la diabetes, c¨®mo autodiagnosticarse e inyectarse insulina. Las clases incluyen cursillos de cocina: no s¨®lo debe d¨¢rseles una lista con lo que deben o no comer; tambi¨¦n hay que ense?arles a cocinar y cambiar sus h¨¢bitos alimenticios", aclaran Wahba y Storms. Hita recuerda como una mala experiencia un campamento organizado para diab¨¦ticos, y desde entonces rechaza de plano estas iniciativas: "Era deprimente ver a los chavales tratados como tontos". Y reconoce que es bueno conocer la enfermedad, "siempre que se informe sin asustar".
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