Giulini advierte sobre los peligros de la prisa y la rutina en la creaci¨®n musical

Carl¨® Maria Giulini, de 77 a?os, director de orquesta italiano que acaba de ofrecer en Madrid el Requiem de Verdi con la orquesta londinense Philharmonia, sospecha que la crisis art¨ªstica de las voces actuales tiene que ver, con la falta de tiempo de los int¨¦rpretes para redondear su trabajo. Giulini adverti¨® a los m¨²sicos que la prisa y la rutina son sus principales amenazas, y en un lenguaje humanista que puede extenderse a todas las actividades creativas, dijo que la inteligencia y el oficio para comprender y ejecutar deben acompa?arse de participaci¨®n emotiva, amor, entrega y servicio.

Todas estas palabras aparecieron en las respuestas que ayer dio Giulini en la Residencia de Estudiantes de Madrid a un p¨²blico de aficionados a la m¨²sica. Con un estilo reposado y elegante, evitando cualquier alusi¨®n pol¨¦mica a sus colegas, dej¨® clara, sin embargo, su postura. "?Divismo? Me pregunta usted por un mundo que afortunadamente desconozco. ?Grupos de presi¨®n musicales? No lo s¨¦, yo estoy fuera del mundo de la m¨²sica. Doy el concierto cuando tengo que darlo y luego vuelvo a mi vida retirada".No quiso responder sobre qu¨¦ siente cuando algunos cantantes no est¨¢n a la altura del espect¨¢culo que representan, en referencia al Requiem del viernes. Pero en otro momento record¨® la Traviata que dirigi¨® con Maria Callas y dijo: "Esa pregunta sobre la crisis actual en las voces tambi¨¦n me la hago yo. Y la respuesta es: 'No lo s¨¦'. Y aunque resulta siempre fastidioso referirse al pasado, puedo decir que he tenido la oportunidad de trabajar con grandes voces, grandes artistas... y tiempo. En aquella Traviata con Visconti como escen¨®grafo, Mar¨ªa Callas y yo nos pasamos dos semanas juntos preparando la representaci¨®n; y eso antes de que comenzaran los ensayos".

En su l¨ªnea de confluencia entre perfeccicinismo y humanidad, Giulini distingui¨® de forma tajante entre hacer sonar y hacer m¨²sica. "Desde el primero al ¨²ltimo miembro de la orquesta, todos deben ser conscientes de que con hacer sonar no basta, porque la m¨²sica es un empe?o del sentimiento encaminado a hacer m¨²sica. Con amor, pasi¨®n y el sentido de dar".

Giulini -que comenz¨® como instrumentista de viola en la orquesta romana de Santa Cecilia y fue dirigido por Walter, Klemplerer, Furtw?ngler, Strauss o Stravinski-, tambi¨¦n insisti¨® en que en la m¨²sica la ¨²nica verdadera grandeza es la del compositor.

En su opini¨®n, la escritura musical es la m¨¢s misteriosa porque aunque sus signos matem¨¢ticos son precisos, una misma nota puede sonar de forma diferente seg¨²n factores como el tiempo o la longitud. La labor del director de orquesta consiste en indagar qu¨¦ trataba de decir el compositor y ofrecer los resultados al p¨²blico. "La m¨²sica habla a la imaginaci¨®n emotiva de cada persona de distinta forma", dice Giulini. "Al final, el aplauso no es un bravo a los int¨¦rpretes, sino un gracias al compositor y al genio de la m¨²sica".