Mestizos
"La epopeya del descubrimiento y colonizaci¨®n de Am¨¦rica se nos aparece hoy como un conjunto desordenado de im¨¢genes, m¨¢s pr¨®ximas a la locura on¨ªrica que a un pasaje real de la historia", dice Boadella en el programa de mano. Locura on¨ªrica. As¨ª las cosas, no es de extra?ar que Boadella recurra una vez m¨¢s a la terapia psicodram¨¢tica -como ya hab¨ªa hecho en Operaci¨® Ubu (1981) y, tres a?os m¨¢s tarde, en Gabinete Libermann- para abordar la colonizaci¨®n americana. Un abordaje que se realiza aqu¨ª y ahora: no desde la Catalu?a hist¨®rica, excluida inicialmente del pastel americano, sino desde la Catalu?a "mestiza" de 1992.Volvemos, pues, al frenop¨¢tico. Al frenop¨¢tico de Pruit, a "Els Xugl¨¤s" (Er Chugl¨¢), donde los c¨®micos (Els Joglars) tienen su guarida. Los enfermos son los paquis, tribu precolombina, engendrados por la Paqui, una man¨ªaca ninf¨®mana de parto impaciente y constante; los psiquiatras y las enfermeras, el cuerpo le represor de los internos, son los colonizadores, los comedores, colonizadores del coco, del coco de los paquis; son los m¨ªticos adelantados extreme?os, antepasados, vaya usted a saber, de alguno que otro de esos desgraciados del frenop¨¢tico que, en la d¨¦cada de los cincuenta, llegaron de Extremadura a Barcelona, a Catalu?a, muertos de hambre.
Yo tengo un t¨ªo en Am¨¦rica
De Els Joglars. Int¨¦rpretes: Jes¨²s Agelet, Eduard Fern¨¢ndez, Josep M. Fontser¨¦, Ramon Fontser¨¦, Paulina G¨¢lvez, Helena Llaurad¨®, Pilar S¨¢enz, Joan Serrats, Alberto Sierra, Susana Trujillo, Esperanza de la Vega, Xavi Vilar y Fernando Villalobos. Tenora: Jordi Paul¨ª. Direcci¨®n: Albert Boadella. Teatro T¨ªvoli. Festival de Tardor. Barcelona, 21 de noviembre.
Un juego
Se trata de un juego, claro, o de un juego at¨ªpico, peligroso los enfermos est¨¢n en posesi¨®n de la baraja; son ellos quienes reparten las cartas; son ellos quienes saben hacer trampas, marcarse faroles, y uno de ellos, el Conde le llaman, es un pir¨®mano (Ramon Fontser¨¦) que, en su locura, bien podr¨ªa ser, creerse un dinamitero rojo de la guerra civil: habla del 36, de sus haza?as, aunque, la verdad, hace gala tambi¨¦n de un cierto desplante legionario. Criatura esta, tambi¨¦n posiblemente del mestizaje y, como tal, peligrosa, cuando menos inquietante.Empieza el juego, la epopeya de la colonizaci¨®n. Los colonizadores llegan al trote, al trote del flamenco. Los centauros que en su d¨ªa vieron los indios se confunden ahora con el tipical spanish, versi¨®n tablao flamenco corregido por Gades / Hoyos, y con el otro trote lorquiano, el del romance de las terribles criaturas de charol, que supura, con su voz jeringada, el Manolo, otro de los paquis. El 36 y el 92 siguen d¨¢ndose on¨ªricamente la mano. Sigue la evangelizaci¨®n y llega luego el mestizaje.
La cosa, el juego, acaba como ten¨ªa que acabar. Al final llega el Gran Hermano del Norte -disfrazado de psiquiatra; siempre va disfrazada esa gente- y ametralla a los paquis, a los paquis amaz¨®nicos, a los precolombinos aut¨¦nticos -?lo son?-, ayudado por un mestizo, posiblemente menos mestizo que el depredador yanqui. Pero, antes, la directora general de Sanidad visita el frenop¨¢tico. Manolo, el paqui, un enfermo, la ve como la reina Isabel, la Cat¨®lica; nosotros -?los cuerdos?- la vemos desde la platea con el rostro, inconfundible, de la reina Sof¨ªa.
Todo es un juego, teatral. Un hermoso juego en el que Boadella / Els Joglars alcanza una cota dificil¨ªsima de superar (y confiamos en que la supere). Yo tengo un t¨ªo en Am¨¦rica enlaza con el teatro total de Alias Serrallonga -donde apareci¨® por primera vez la tenora, que ahora toca Jordi, "el catal¨¢n m¨¢s autista de Europa"-. "Toca Pajaritos, Jordi", le dice la Paqui, y Jordi toca El cant dels ocells-, para llegar al segundo texto m¨¢s pol¨ªtico de Boadella, despu¨¦s de Operaci¨® Ubu. Aqu¨ª no hay astracanada que valga.
En lo que a la interpretaci¨®n, la direcci¨®n, la escenograf¨ªa, la m¨²sica, la iluminaci¨®n y la coreograf¨ªa se refiere, sin olvidar el gui¨®n, el texto, la dramaturgia, ll¨¢menle como m¨¢s les agrade, el estreno de Yo tengo un t¨ªo en Am¨¦rica es uno de los momentos m¨¢s ricos, m¨¢s emocionantes, teatralmente hablando, que se han vivido en Barcelona en los ¨²ltimos a?os. Es, literalmente, un espect¨¢culo soberbio. Enhorabuena a todos, incluido el p¨²blico.
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