"No todos creen necesaria la democratizaci¨®n"
Es Nochebuena y Pap¨¢ Noel acaba de pasar por Argelia. Le he visto descender por la chimenea de la sede del Gobierno Civil de Or¨¢n y sentarse en la sala de los plenos para recibir las peticiones de dos centenares de ciudadanos, representantes de la sociedad civil. En esta noche m¨¢gica, el Pap¨¢ Noel que ha pasado por el oranesado se ha disfrazado de primer ministro Sid Ahmed Gozali.Ha sido un espect¨¢culo sobrecogedor. Un anciano lesionado de la guerra de liberaci¨®n, desde lo alto del estrado de la C¨¢mara, se ha quejado del olvido en que se encuentran sumidos los antiguos combatientes, se ha sacado la pierna ortop¨¦dica, la ha levantado por encima de la cabeza y la ha mecido durante media hora en el aire mientras improvisaba un discurso reclamando su solidaridad. Un representante de los taxistas ha pedido piezas de re cambio para los autom¨®viles. Un ama de casa, pisos nuevos para los desheredados, y el responsable de un club deportivo, becas para centenares de atletas.
Sid Ahmed Gozali, de 54 a?os, les ha escuchado a todos con una paciencia entra?able, para iniciar despu¨¦s una larga e interminable respuesta jalonada de aplausos, gritos y aclamaciones. Pero, sobre todo, Gozali ha hablado de la verdad pol¨ªtica .como f¨®rmula imprescindible para impulsar la reforma democr¨¢tica y de la necesidad de que el pueblo empiece a resolver por s¨ª mismo sus problemas personales sin esperar el man¨¢ mesi¨¢nico de la Administraci¨®n. Cuando Gozali ha acabado de hablar hac¨ªa ya tres horas que era Navidad en Or¨¢n. Esta conversaci¨®n ha continuado un d¨ªa m¨¢s tarde en su despacho de Argel, mientras la ciudad acababa de votar y empezaba el escrutinio de la primera vuelta de las elecciones legislativas.
Pregunta. ?No le preocupa que la sociedad, como la de esta noche de Or¨¢n, deposite todas sus esperanzas en la Administraci¨®n y se permita convertirle a usted en Pap¨¢ Noel?
Respuesta. Esta es una de las dificultades de la reforma pol¨ªtica. Es la l¨®gica de la centralizaci¨®n y del sistema. Por una parte, se le ha privado e impedido a la sociedad argelina ejercer la iniciativa, gestando un sentimiento de frustraci¨®n creativa. Pero adem¨¢s se le ha habituado a esperar todo del Estado. Lo peor es que contin¨²a esperando todo del Estado y que nadie le ha explicado que hay una reforma en marcha y que adem¨¢s el Estado est¨¢ en quiebra y no puede atender ni siquiera aquellos problemas que s¨ª tiene la obligaci¨®n de resolver.
Yo estoy intentando explicar a los argelinos que estamos pasando a otro sistema y que para empezar deben contar con ellos mismos. Pero estoy mal colocado y existe el peligro de que lo interpreten como una manera de desentenderse de sus problemas. Por ejemplo, yo creo que muchos argelinos estar¨ªan dispuestos a ir hacia el Sur, llev¨¢ndose sus ahorros para establecerse y trabajar all¨ª. Pero no pueden hacerlo porque faltan estructuras. Por eso, una de las primeras cosas que hay que hacer es resolver la quiebra del Estado y crear estructuras.
P. ?Y eso lo entienden los argelinos?
R. El proceso es largo. Tardar¨¢n mucho en comprenderlo. Hay que explic¨¢rselo. La pr¨¢ctica del di¨¢logo no ha sido la regla en este pa¨ªs. La sociedad o no est¨¢ informada o est¨¢ desinformada. La primera cosa que les dije a mis ministros, cuando form¨¦ mi Gabinete, es que deb¨ªan dedicar un 50% de sus esfuerzos a construir el pa¨ªs, y el otro 50%, a explicarlo. Prefiero incluso que se construya menos, pero que se explique m¨¢s.
La falta de di¨¢logo es un error hist¨®rico que se comenz¨® a cometer desde la independencia en 1962. Nos olvidamos de explicar a los argelinos lo que est¨¢bamos haciendo. Part¨ªamos de un postulado, y es que lo que era bueno para nuestro pa¨ªs era bueno para nuestro pueblo. El resultado es que lo que se ha construido durante 30 a?os se ha destruido en uno. Si el pueblo hubiera participado en esta construcci¨®n, no estar¨ªamos ahora en esta situaci¨®n.
P. ?Cree usted que toda la sociedad, sobre todo el Ej¨¦rcito, comparte la necesidad de la democratizaci¨®n?
R. No creo que toda la sociedad comparta la necesidad de la democratizaci¨®n. Pero ¨¦ste no es el caso del Ej¨¦rcito, que est¨¢ lealmente implicado en el proceso ,democr¨¢tico. El Ej¨¦rcito es mucho m¨¢s maduro que la mayor¨ªa de la clase pol¨ªtica. El Ej¨¦rcito lleva 20 a?os de adelanto sobre toda la clase pol¨ªtica. En Espa?a, por ejemplo, la democracia es un reflejo natural y espont¨¢neo, por encima de todas las ideolog¨ªas. Pero aqu¨ª la clase pol¨ªtica no ha madurado y por cobard¨ªa o por falta de experiencia se calla cuando hay, por ejemplo, una violaci¨®n de la democracia. La clase pol¨ªtica argelina est¨¢ muy, pero que muy atrasada.
Pero adem¨¢s en la sociedad argelina hay un sentimiento generalizado con respecto a la democracia. Esperaban que ella resolviera sus problemas, que les trajese el respeto y el acceso a un m¨ªnimo de participaci¨®n en la vida p¨²blica, pero jam¨¢s hab¨ªan pedido 60 partidos pol¨ªticos. Por eso, la opini¨®n p¨²blica no entiende lo que est¨¢ pasando. Pero no quiero que nuestra experiencia democr¨¢tica se ponga en marcha porque es la moda. Quiero que se analicen todos los errores que hemos cometido dentro del marco de un debate, que debe efectuarse en un sistema democr¨¢tico.
P. Usted ha dicho esta noche que el norte de Argelia es como California, y el Sur, como Tejas. Me ha parecido un discurso nuevo y bonito.
R. No es un discurso nuevo. El discurso nuevo es otro; es vincular la reforma pol¨ªtica a la verdad. Por ejemplo, cuando se pasa de un sistema de partido ¨²nico a un sistema pluripartidista, como estamos haciendo ahora, es ir m¨¢s hacia la verdad. El partido ¨²nico constituye una manera de restituci¨®n arbitraria de la acci¨®n humana. Pasar al multipartidismo es tener m¨¢s posibilidades de obtener m¨¢s verdades. La econom¨ªa gobernada por la Administraci¨®n es m¨¢s artificial, mientras que la econom¨ªa de mercado es m¨¢s verdadera y real.
La verdad se contrapone a la mentira, que es una forma de violencia. La violencia no es s¨®lo el c¨®ctel m¨®lotov. La violencia tiene m¨²ltiples formas, y una de sus expresiones m¨¢s puras, m¨¢s odiadas y menos soportables es la mentira. Cuando ocultamos la verdad a los argelinos estamos ejerciendo la violencia. Espero que en esta nueva fase del proceso democr¨¢tico nos permita erradicar este mal, que ha causado muchos da?os a nuestra sociedad y a nuestro sistema pol¨ªtico.
P. Despu¨¦s del 16 de enero, fecha de la segunda vuelta de las elecciones legislativas, usted estar¨¢ en paro, aunque hay un sector de la clase pol¨ªtica que ya le est¨¢ buscando un empleo. Se habla de usted como futuro candidato a la presidencia del pa¨ªs.
R. La pregunta est¨¢ fuera de lugar. Nadie puede afirmar qui¨¦n ser¨¢ el presidente ma?ana. Hay ahora un presidente de la rep¨²blica. Este tema hay que dejarlo para cuando se convoquen las elecciones presidenciales. El momento a¨²n no ha llegado. Pero adem¨¢s, para hacer una afirmaci¨®n de este tipo tengo, en primer lugar, que presentarme como candidato y despu¨¦s que me escoja el pueblo argelino. Cuando acabe el segundo turno de las elecciones, presentar¨¦ mi dimisi¨®n y me ir¨¦ a casa. Entonces ser¨¦ un hombre feliz. Fe-liz. Fe-liz. Y entonces quiz¨¢ podr¨¦ empezar a saber disfrutar de la vida.
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