El abrazo del general Vargas a guerrillero Handal sella la paz salvadore?a
La reconciliaci¨®n lleg¨® por fin a El Salvador despu¨¦s de que, en M¨¦xico, quienes hasta hace muy poco eran feroces enemigos sin visos de entendimiento se fundieron en un emocionado abrazo con el que Pon¨ªan, ante los ojos del mundo, punto final a una cruel guerra civil que en 12 a?os ha provocado 75.000 muertos y le ha causado p¨¦rdidas a este pa¨ªs centroamericano por valor de un mill¨®n de d¨®lares. "La paz es de todos", advirti¨® el presidente Cristiani al pisar territorio salvadore?o a su regreso de M¨¦xico.
Si el acto del castillo de Chapultepec, en la capital mexicana, sell¨® la paz entre el Gobierno y el Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacional (FMLN), lo que ocurri¨® mientras tanto en El Salvador, donde se mezclaban festejando la euforia guerrilleros que hab¨ªan bajado del monte y soldados francos de servicio, supuso ya el broche de oro de una jornada que ha encontrado sitio r¨¢pido en la historia. El Salvador fue hasta altas horas de la madrugada del viernes una fiesta continua donde, sin rencores ni odios, gente hasta ahora de diferente bando ondeaba al un¨ªsono banderas de todos los signos y bailaba con j¨²bilo a ritmo de salsa.En M¨¦xico, la paz fue recibida con emoci¨®n, y en El Salvador, con euforia. El presidente Carlos Salinas de Gortari, art¨ªfice de un acto que sali¨® perfecto, ha sido objeto en las ¨²ltimas horas de las m¨¢s calurosas felicitaciones. Falt¨® Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar, el hombre que con su mediaci¨®n contribuy¨® decisivamente a que la paz fuera acordada en el ¨²ltimo minuto de 1991, pero el hecho de que Cristiani decidiera con gallard¨ªa estampar su firma en el documento final y luego estrechar la mano de todos los dirigentes del FMLN presentes no s¨®lo llen¨® de satisfacci¨®n a los asistentes al acto del castillo de Chapultepec, sino que lo convirti¨® en majestuoso. "Fue una lecci¨®n de democracia", confesaba a EL PA?S un alto funcionario de la presidencia mexicana.
Cristiani fue descubierto pol¨ªticamente el jueves en M¨¦xico por muchos mandatarios extranjeros que han venido dudando desde su llegada al poder sobre su capacidad de dirigir el pa¨ªs sin la vigilancia del Ej¨¦rcito o de su voluntad de poner fin r¨¢pido a la guerra. Felipe Gonz¨¢lez, que durante el acto de Chapultepec estuvo sentado a la izquierda del presidente salvadore?o, le rindi¨® un clarividente homenaje enfatizado, cuando se dirigi¨® a ¨¦l, el car¨¢cter constitucional de su cargo, e hizo elogiosos comentarios sobre su comportamiento democr¨¢tico al tenderle la mano a la guerrilla.
Pero no s¨®lo fue Cristiani, el pol¨ªtico que m¨¢s aplausos despert¨¦ en Chapultepec, quien se llev¨® todos los elogios de la jornada hist¨®rica. El comandante Shafik Handal, jefe de la organizaci¨®n guerrillera, tuvo el detalle de abrir el pu?o de su mano y agradecer a Estados Unidos su cooperaci¨®n en los ¨²ltimos tiempos en favor de la paz. Handal, responsable del partido comunista en la guerrilla, fue el ¨²nico que tuvo un recuerdo emotivo para los jesuitas asesinados hace dos a?os por el Ej¨¦rcito en El Salvador.
En la misma mesa
La diplomacia mexicana sent¨® en una misma mesa, en el almuerzo oficial que sigui¨® a la ceremonia del castillo de Chapultepec, a miembros de la guerrilla y del Gobierno. Terminado el almuerzo, que transcurri¨® en distensi¨®n, el general Mauricio Ernesto Vargas, subjefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas y ¨²nico militar que ha participado en el proceso negociador, se fundi¨® primero en un abrazo con el comandante Joaqu¨ªn Villalobos, que se encontraba a su lado, y posteriormente con el propio Handal. Las im¨¢genes, transmitidas inmediatamente por televisi¨®n a El Salvador, hicieron ver a muchos que todav¨ªa dudaban que tambi¨¦n dentro del Ej¨¦rcito existen hombres que quieren la paz y est¨¢n por la sumisi¨®n de los militares al poder civil constitucional. Vargas, ascendido al generalato despu¨¦s de los acuerdos de Nueva York, est¨¢ destinado a desempe?ar un papel destacado en la modernizaci¨®n de las Fuerzas Armadas salvadore?as ya en tiempo de posguerra. Estados Unidos, por su parte, ha adoptado un papel vigilante de que lo sellado en el castillo de Chapultepec no se vea enturbiado ni por la extrema derecha ni por ese presumible sector del Ej¨¦rcito que est¨¢ condenado a pasar a la situaci¨®n civil dentro del proceso de depuraci¨®n que incluye los acuerdos de Nueva York.
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