Un hombre fiel a los principios y a los hombres

Un socialista tradicional sustituye a otro al frente de la Internacional Socialista. Como su predecesor Willy Brandt en Alemania, Pierre Mauroy sigue simbolizando, en el agitado panorama del socialismo franc¨¦s, la fidelidad a los principios y a los hombres -antes de todo al presidente Fran?ois Miterrand-, una calidad hoy no muy extendida en Par¨ªs entre los l¨ªderes del PS.Y es que, al contrario de Michel Rocard o Laurent Fabius, Mauroy no es un tecn¨®crata brillante con estudios en las mejores escuelas y una ambici¨®n desmesurada. Es un hombre del pueblo, que naci¨® en uno de los baluartes del socialismo de la vieja escuela: la regi¨®n minera del norte de Francia. No en vano sigue ejerciendo las funciones de alcalde de Lille, la populosa e industrial capital de esta regi¨®n.

Mitterrand le nombr¨® primer ministro en 1981, despu¨¦s del triunfo hist¨®rico de la izquierda. Mauroy tuvo que pagar el precio de los errores de juventud de la primera etapa socialista, cuando el Gobierno lanz¨® una pol¨ªtica de reactivaci¨®n de la econom¨ªa y de est¨ªmulo del consumo en un entorno europeo marcado por la austeridad. Los desequilibrios que derivaron de esta pol¨ªtica provocaron una vuelta a m¨¢s ortodoxia... y la salida de Mauroy en 1984.

En mayo de 1988 fue nombrado primer secretario del PS, con la misi¨®n de ordenar la transici¨®n del partido hacia la socialdemocracia (que el PS ya aplicaba en su pr¨¢ctica pero no reconoc¨ªa en sus textos), y llegar a un alto el fuego en la lucha entre los barones del partido preparando la pr¨®xima batalla presidencial.

Lo logr¨® en gran parte en el congreso del PS del mes de diciembre ¨²ltimo, antes de tener que ceder el puesto, un mes despu¨¦s, a Laurent Fabius, s¨ªmbolo de este socialismo light al cual Mauroy nunca quiso rendirse.