Claudio Rodr¨ªguez habla de la 'participaci¨®n' de Miguel Hern¨¢ndez al entrar en la Academia
"El poeta necesita renunciar a su originalidad", dijo el primer acad¨¦mico del Medio Siglo
Claudio Rodr¨ªguez, poeta de la Generaci¨®n del Medio Siglo, ingres¨® ayer, en la Real Academia Espa?ola con un discurso titulado Poes¨ªa como participaci¨®n: hacia Miguel Hern¨¢ndez, que no s¨®lo ha de ser considerado como un homenaje al poeta de Orihuela en el 50? aniversario y un d¨ªa de su muerte, sino como toda una declaraci¨®n de principios. Rodr¨ªguez (Zamora, 1934), elegido por un estrecho margen en diciembre de 1987, en la segunda votaci¨®n a la que era presentado, convoc¨® ayer a un p¨²blico que abarrot¨® el sal¨®n de actos de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, cedida por obras en la Espa?ola, y en el que figuraban poetas de varias generaciones y sobre todo de la suya.
El autor de El don de la ebriedad y Casi una leyenda, propuesto por Lorenzo, Manuel Seco y Bouso?o, que ayer le respondi¨®, fue elegido por una diferencia de cuatro votos sobre su contrincante, el diplom¨¢tico Jos¨¦ Mar¨ªa Alonso, propuesto por Cela, Lapesa y Rosales;, ocupar¨¢ el sill¨®n I, en sustituci¨®n de Gerardo Diego, que fue, seg¨²n dijo ayer, el primer poeta que conoci¨® de la Generaci¨®n del 27. El ingreso de Rodr¨ªguez en la Real Academia no s¨®lo suma un joven de 58 a?os a la instituci¨®n, sino que con ¨¦l comienzan a ingresar los miembros de la Generaci¨®n del 50, algunos de cuyos mienibros, como Carlos Barral o Jaime Gil de Biedma, ya han fallecido. Otros, como Francisco Brines, Carlos Sahag¨²n o Jos¨¦ Hierro, se encontraban ayer presentes."Pienso que la poes¨ªa es, sobre todo, participaci¨®n", dijo Rodr¨ªguez en la primera l¨ªnea de su discurso. "Nace de una participaci¨®n que el poeta establece entre las cosas y su experiencia po¨¦tica de ellas dentro del lenguaje. No se trata tan solo de comunicaci¨®n, ni siquiera de conocimiento, que son naturales en cualquier situaci¨®n humana. La vida, los cambios de la historia, el sentimiento y su forma, la realidad de la naturaleza con su fuerza originaria, la conciencia objetiva; el nombrar, pero no de manera pasiva, no como apariencia sino como un intento de poseer conforman dicha participaci¨®n que es intuici¨®n y en el fondo es sabidur¨ªa".
Claudio Rodr¨ªguez cit¨® a Ernst Cassirer -"las grandes creaciones del arte tienen esa poderosa virtud de hacernos sentir y conocer lo objetivo en lo individual"- y se?al¨®: "El proceso verdadero crea algo nuevo, si, no, no es nada: por ello es ideal. El proceso creador es imaginativo y emocionante y sabio: una aspiraci¨®n hacia un resplandor definitivo, hacia la participaci¨®n cierta. Lo intensamente vivido tiene que estar intensamente expresado: a veces no tan solo con emoci¨®n sino con pasi¨®n (sentimientos muy distintos), que es sentimiento y es canto, himno y eleg¨ªa, aleluya y r¨¦quiem (...) La realidad f¨ªsica est¨¢ ah¨ª, fuera de nosotros, pero su resina, su horno, sus variedades monocordes o discordes act¨²an junto a la imaginaci¨®n, y, sobre todo, con la levadura de la emoci¨®n. El poeta necesita, aunque no lo sepa, renunciar a su personalidad y, desde luego, a su originalidad".
Antes de hacer su lectura de Miguel Hern¨¢ndez, Rodr¨ªguez estableci¨® los criterios: "La autenticidad y la falsedad de la poes¨ªa s¨®lo se pueden apreciar, en ¨²ltimo t¨¦rmino, por medio de sus resultados afectivos: de ah¨ª su precariedad, su temporalidad y su perduraci¨®n ( ... ) Si no hay ritmo personal no hay poes¨ªa ( ... ) Estoy insistiendo en que el arte, la poes¨ªa, han de instalarse en la nervatura, por decirlo as¨ª, central de la vida, no como algo marginal, experimental, como un 'campo llano' o 't¨¢bula rasa' pronta a ser oscurecida por cualquier huella o norma, c¨®digo o cambio de estilo. La generosidad y la destrucci¨®n de la vida en el sentido m¨¢s profundo hacen que la poes¨ªa sea rebeld¨ªa, la inconformidad le es esencial. El poeta no tiene carta de inmunidad, ni siquiera ha de ser actual adrede; aunque en sus poemas las palabras sean expresi¨®n de una civilizaci¨®n desintegrada y p¨²trida, el poema ha de estar integrado, seguro y fresco. La locura armoniosa.
Aunque hable de muerte
"Hoy mismo la ciencia, la t¨¦cnica, las relaciones matem¨¢ticas, f¨ªsicas y qu¨ªmicas, adem¨¢s de los medios de comunicaci¨®n y del intento de hacer la cultura internacional, en fin, el experimental apparatus, buscan un hecho externo mientras el poeta ha de ensimismarse y ofrecerse en la aventura y en la fusi¨®n de la verdad interior. Entonces no se trata de escribir acerca de algo. La vida no es poes¨ªa, pero la poes¨ªa es vida aunque hable de muerte".
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