El Partiz¨¢n yugoslavo, m¨¢s s¨®lido que el Philips italiano
El Joventut tendr¨¢ un rival m¨¢s que temible. Los yugoslavos, que cortaron el camino a la gloria al Barcelona durante los tres ¨²ltimos a?os, volver¨¢n a ser el Rubic¨®n. Y lo ser¨¢n tras haberse agigantado gracias a su neta victoria en la semifinal sobre un rival del oficio del Philips de Mil¨¢n. Croatas y serbios pueden haber estado en guerra y pueden gritar cuanto quieran su incompatibilidad. Pero en el baloncesto son como dos gotas de agua. El Partiz¨¢n es como el Jugopl¨¢stica que acudi¨® como cenicienta a la final four de Munich. Su juego es igualmente bello, sutil, s¨®lido, efectivo. Sus componentes, igualmente maltratados por los pron¨®sticos, pero con un talento que les catapultar¨¢ en breve hacia contratos millonarios.El equipo serbio ser¨¢ un rival complicado tambi¨¦n porque agota todas las posibilidades t¨¢cticas. Ayer tuvo ocasi¨®n de exhibirse en este sentido ante un enemigo amante de tocar muchas teclas.
El Partiz¨¢n supo remontar un mal inicio: 11-1. Supo seguir vivo pese a que sus dos figuras, Danilovic y Djordjevic, tardaron 10 minutos en denotar que hab¨ªan sido siquiera alineados. Ganaron pese a que pronto se encendi¨® su luz de alarma cuando en 14 minutos dos de sus p¨ªvots hab¨ªan sumado ya tres personales y cuando faltando a¨²n m¨¢s de seis minutos para el final Stevanovic ya hab¨ªa sido eliminado y los otros tres hombres altos de los que dispone ya sumaban cuatro personales. Vencieron pese al fenomenal problema de tener que detener al feroz Dawkins: 19 rebotes, 21 puntos pese a su poca preeminencia en el juego de su equipo, y m¨¢ximo instigador de la guerra que libraron los pivots serbios para compensar su presumible desventaja.
El equipo italiano mand¨® hasta los minutos decisivos, en los que de forma sorprendente los j¨®venes jugadores yugoslavos aguantaron el bal¨®n con una sangre fr¨ªa inesperada, lanzaron triples sin complejos, y metieron pr¨¢cticamente todos los tiros libres de que dispusieron.
Si alguien cree que lo de ayer fue una casualidad que repase los antecedentes: es la tercera vez en este a?o que el Partizan se impone al Philips en otros tantos enfrentamientos. Su superioridad es incuestionable. El finalista espa?ol deber¨¢ andar ma?ana con pies de plomo.
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