Orson Welles y Jonathan Demme llenan los vac¨ªos del concurso
ENVIADO ESPECIALAunque sea para ellos humillante y desde aqu¨ª parezca monstruoso, son incontables los j¨®venes y menos j¨®venes estadounidenses que estos d¨ªas est¨¢n descubriendo que existi¨® no hace mucho un compatriota suyo llamado Orson Welles, del que s¨®lo ten¨ªan algunas vagas noticias acerca de su gordura y su extravagante personalidad. La reciente reposici¨®n en Estados Unidos de Ciudadano Kane con motivo de su cincuentenario, y, ahora mismo, el rescate de la versi¨®n ¨ªntegra y restaurada de su Otelo, que ayer se exhibi¨® en Cannes, revelan a los norteamericanos que aquel gordo histri¨®n es ni m¨¢s ni menos que uno de los signos de identidad de este siglo que se muere.
Otelo gan¨® la Palma de Oro de este festival hace 40 a?os, en 1952, y volver¨ªa a ganarla si se presentara a concurso este a?o. Su actualidad hace viejo al cine actual.Orson Welles, desde su tumba, no es el ¨²nico cineasta estadounidense que ayer ennobleci¨® la parte innoble de este festival: sus pel¨ªculas de relleno o de compromiso pol¨ªtico, que nadie saben qu¨¦ papel pintan aqu¨ª, salvo crear vac¨ªos en la programaci¨®n oficial de este festival, ¨²nico en el mundo que puede permitirse el lujo de convocar a cualquier pel¨ªcula por la que se interesen sus organizadores. El Otelo de Welles fue presentado por su hija Beatrice y por su, Desd¨¦mona, aquella ni?a rubia llamada Suzanne Cloutier, que con 40 a?os m¨¢s conserva todav¨ªa los rasgos de la imagen con la que conmovi¨® al mundo para despu¨¦s desaparecer en el anonimato.
Hay tambi¨¦n, adem¨¢s de Welles, otros cineastas de Estados Unidos que ponen inteligencia en los d¨ªas tontos de Cannes 92. Uno de ellos es Blake Edwards, del que aqu¨ª hay una retrospectiva completa, avalada por su presencia personal en las proyecciones de, por ejemplo, Desayuno con diamantes y D¨ªas de vino y rosas, que siguen siendo, despu¨¦s de d¨¦cadas, cine de siempre, es decir, cine futuro, comedias dram¨¢ticas completamente vivas que dejan en rid¨ªculo a dramitas tan relamidos y artificiosos como el franc¨¦s Le pays des Juliets, de Melidi-Charef; o a dramones tan rutinarios e insoportables como el ncozeland¨¦s Crush, de Alison McLean, ambos en concurso nadie sabe por que ni para qu¨¦.
Estado de saldo
M¨¢s inter¨¦s tiene El viaje, un sarc¨¢stico y violent¨ªsimo libelo cinematogr¨¢fico de Femando Solanas contra su Argentina convertida hoy en un pa¨ªs-cloaca, en un pa¨ªs que se encuentra en estado de saldo y de ruina permanente y que es gobernado por una feroz parodia del presidente Carlos Menern. El inter¨¦s de El viaje es, sin embargo, demasiado c¨®mplice e incluso algo peor, pues se trata de una descripci¨®n de la basura pol¨ªtica argentina que est¨¢ perfumada por unas im¨¢genes demasiado compuestas y hasta bonitas. No se entiende bien que la miseria y la atrocidad puedan contarse con est¨¦tica de estampita. Para colmo, la pel¨ªcula dura dos horas y media, cuando todo en ella est¨¢ ya sabido a la media hora. Se trata, por tanto, de un excesivo ejercicio de estilo por parte de Solanas, que parece regodearse en dar vueltas alrededor de su ombligo.Para compensar este nuevo vac¨ªo, trajeron a Cannes una de las obras m¨¢s ambiciosas y menos conocidas de otro norteamericano, John Cassavetes. Se trata de Opening night, realizada en 1978, unos meses antes que Gloria, y ahora recuperada gracias a la desgracia d¨¦ la muerte prematura de este cineasta total, el gran pionero de la tradici¨®n underground neoyorqu¨ªna.
Esta entra?able tradici¨®n, despu¨¦s de muerto Cassavetes y de jubilado Jonas Mekas, parec¨ªa ya un asunto propio de la arqueolog¨ªa de los cin¨¦filos, pero resulta que no, que todav¨ªa quedan rescoldos vivos de ella. Uno de estos rescoldos se titula Simple men, lo ha dirigido un novato llamado Hal Hartley y est¨¢ aqu¨ª compitiendo en la secci¨®n oficial.
Es una pel¨ªcula extraordinariamente inteligente: seca y austera de imagen, pero exuberante de palabra, pues tiene dentro una colecci¨®n de di¨¢logos antol¨®gicos por su precisi¨®n, su gracia, su funcionalid¨¢d y su fluidez. Los distribuidores se la disputan y es muy probable que esta pel¨ªcula d¨¦ pronto la vuelta al mundo merecidarnente. El Premio C¨¢mara de Oro, destinado a la mejor primera pel¨ªcula de un realizador, tiene en ella una firme candidata.
Y finalmente otro gran cineasta norteamericano, ¨¦ste en el candelero de la actualidad absoluta tras obtener un Oscar por su direcci¨®n de El silencio de los corderos, anima tambi¨¦n estas aburridas jornadas de relleno de Cannes 92. Es el famoso Jonathan Demme, que se ha tra¨ªdo bajo el brazo, fuera de concurso, un documental titulado El primo Bobby, que roza su propia biograf¨ªa familiar. Curiosamente, se trata de una producci¨®n espa?ola de la firma Tesauro, que es una de las que habitualmente abastecen a TVE. Sin embargo; nada hay espa?ol, salvo el dinero, en esta pel¨ªcula completamente ajena.
Babelia
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