'Amaretto' en Piazza Affari

El n¨²mero en d¨ªgitos fosforescentes que brilla como un altar m¨ªstico en el centro del Kabuto Cho (Bolsa de Tokio) lanz¨® ayer destellos de largo alcance. El mercado asi¨¢tico no tiene imagen de ombligo del mundo; su aspecto exterior est¨¢ dotado de especial dignidad y simetr¨ªa. Es un bloque de cemento pensado con austeridad zen. Es una especie de edificio funerario, piedra pl¨²mbea y largo vest¨ªbulo, con columnas j¨®nicas en los extremos y relieves de desnudos n¨²biles. Su patio de operaciones es una jaula de oro en la que trinan los operadores pegados a las pantallas y los auriculares que extienden sus ¨®rdenes por todo el planeta.Jap¨®n acompasa a menudo los movimientos de la gran inversi¨®n en Europa. En el caso espa?ol, el fogonazo se convirti¨® en tenue soplo. Todo estaba dispuesto, pero no hubo respuesta al est¨ªmulo nip¨®n, que ayer incluso levant¨® los ¨¢nimos en otras plazas meridionales, como Mil¨¢n. Los operadores de Piazza Affari tomaron con precipitaci¨®n su habitual amaretto y superaron el bache previsto tras el atentado de Palermo que caus¨® la muerte a un juez. La fugacidad del dinero propuls¨® ganancias. La codicia pudo con el miedo.