Un a?o y un mes a trav¨¦s de 34 C¨®rdobas
Diez expedicionarios espa?oles regresan tras recorrer Am¨¦rica desde Alaska al cabo de Hornos
Los 10 aparecen reci¨¦n duchados. Frescos. Algunos, con el pelo engominado. Todos, con la piel tostada a su paso por glaciares, desiertos (Arizona, Atacama), lagos (Titicaca), r¨ªos (Mackenzie, Amazonas), sabanas y selvas brasile?as y venezolanas. Han vuelto a la civilizaci¨®n hace seis d¨ªas despu¨¦s de un a?o y un mes recorriendo el continente americano. Desde Alaska hasta Tierra del Fuego, por la ruta de las 34 C¨®rdobas. Se dice que es la primera expedici¨®n del mundo que ha cruzado Am¨¦rica desde el oc¨¦ano Glaciar ?rtico hasta doblar el cabo de Hornos: 73.734 kil¨®metros, 250.000 litros de gasolina, 30 ruedas y 30 cubiertas. Y 27 pinchazos.
Un etn¨®logo, un bi¨®logo, un naturista y un equipo de filmadores: 26.000 diapositivas y m¨¢s de cien horas de pel¨ªcula. Las im¨¢genes llegar¨¢n alg¨²n d¨ªa a las pantallas caseras.
Entre C¨®rdoba y C¨®rdoba hab¨ªa otra misi¨®n: descubrir el gigante de la naturaleza y transmitirlo al continente del asfalto y los despachos. Estudiaron abundantes fauna y flora, y convivieron con los ind¨ªgenas de nueve tribus de aquellos parajes. Indios navajos, yanomamis... Sobre las 1.000 especies reconocidas publicar¨¢n libros de apoyo a la investigaci¨®n.
La idea parti¨® del romanticismo aventurero de Gerardo Olivares, jefe de la expedici¨®n y reportero gr¨¢fico. Con 12 a?os, descubr¨ªo que su C¨®rdoba natal daba nombre a 34 localidades del Nuevo Mundo. Once a?os despu¨¦s, el 10 de abril de 1991, Gerardo y sus compa?eros llegaban a Nueva York. Desde all¨ª comenzar¨ªa la expedici¨®n. No hab¨ªa mujeres. "No encontr¨¦ ninguna que quisiera apuntarse. De todas formas, con ellas es m¨¢s complicado. Viv¨ªamos todos en un cami¨®n".
Comenz¨® el recorrido a bordo de tres Land Rover y encontraron la primera C¨®rdova (con uve), en Maryland (EE UU). Paso a paso, los j¨®venes expedicionarios (entre 26 y 42 a?os) fueron descubriendo una tras otra las C¨®rdobas que salpican el continente. La mayor, la argentina, con 1.200.000 habitantes. La menor, en Durango (M¨¦xico), un rancho deshabitado.
En Canad¨¢ vieron el bisonte de Athabasca y el oso negro de las islas del r¨ªo Mackenzie. Comieron carne de carib¨², alce y carnero salvaje, ofrecida por tramperos de la zona. Despu¨¦s, llegaron los d¨ªas de 24 horas de luz, hasta la bah¨ªa de C¨®rdova, en Alaska.
Aguas sulfurosas de Nuevo M¨¦xico, g¨¦iseres... El Salvador, Costa Rica, Panam¨¢... Brasil, Tierra del Fuego... Y doblaron el cabo de Hornos. Desde Santiago de Chile regresaron a Madrid el pasado 21 de mayo. Descansaron: "De los que fuimos, siete estamos aqu¨ª de milagro". En la isla de Kodiak, en medio del lago Karloo, tres estuvieron incomunicados cuatro d¨ªas. Dos osos atacaron en una isla del lago Makenzie y el propio Gerardo, en una inspecci¨®n a un glaciar en Tierra del Fuego, se qued¨® tres d¨ªas aislado, sin ropa ni comida, porque su lancha se solt¨® del punto de amarre. "S¨®lo pens¨¦ en c¨®mo hacer fuego para no helarme".
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