Un suspenso en popularidad
Carlos Andr¨¦s P¨¦rez pasea por Caracas en medio de la indiferencia de los venezolanos
El presidente de Venezuela, Carlos Andr¨¦s P¨¦rez, del partido Acci¨®n Democr¨¢tica, aprovech¨® una pregunta de un corresponsal extranjero, durante una conferencia de prensa celebrada el s¨¢bado en Caracas, para tratar de demostrar su popularidad. P¨¦rez sali¨® del palacio presidencial de Miraflores y se lanz¨® a pasear por las calles del centro de la capital, pero s¨®lo cosech¨® una t¨ªmida divisi¨®n de opiniones y, sobre todo, la indiferencia de los transe¨²ntes.Esteban Engel, corresponsal de la agencia alemana de prensa DPA y presidente de los corresponsales extranjeros acreditados en Venezuela, le pregunt¨® a P¨¦rez por las denuncias sobre "una guardia pretoriana encargada de su seguridad. P¨¦rez replic¨®: "Lo invito a que vayamos usted y yo solitos hasta la plaza de Bol¨ªvar. Le hago ese reto; yo me salgo de esas normas protocolares, me introduzco entre la poblaci¨®n, hablo con la gente. Aqu¨ª no hay tradici¨®n de magnicidio. Eso es una fortuna para nosotros".
Dicho y hecho. Al final de la conferencia de prensa, P¨¦rez sali¨® de palacio rodeado de unas tres docenas de periodistas extranjeros; el ministro de Informaci¨®n, Angel Zambrano; algunos soldados de la guardia presidencial, y un pu?ado de espeluznados escoltas, que se desga?itaban para transmitir por radio los movimientos presidenciales. Todos corr¨ªan al ritmo impuesto por P¨¦rez, quien cumplir¨¢ en unos meses 70 a?os, pero todav¨ªa camina que se las pela y dej¨® sin aliento a la prensa internacional.
El presidente super¨® con buena nota la prueba de su condici¨®n f¨ªsica y se permiti¨® bromear con los que le inventaron ya cinco infartos. No pas¨®, sin embargo, el examen de popularidad. Los aturdidos caraque?os recibieron con indiferencia la caminata de P¨¦rez. En unas 10 manzanas recorridas en otros tantos, minutos, P¨¦rez apenas estrech¨® algunas manos. Se acerc¨® a un autob¨²s, donde los viajeros le miraron con estupefacci¨®n y silencio.
Dos o tres transe¨²ntes m¨¢s decididos le gritaron que Caracas necesita agua y que tiene que cambiar a los encargados del abastecimiento. "Lo estudiaremos", replic¨® P¨¦rez. Al mismo tiempo ignoraba los gritos de uno que le dec¨ªa: "?Presidente!, usted ya ha dejado de ser popular". M¨¢s bravo estuvo un obrero de 29 a?os llamado Andr¨¦s Ribero, que gritaba: "Son puros periodistas. Ya nadie cree en su demagogia". Para dar m¨¢s ¨¦nfasis a sus simpat¨ªas por los militares golpistas, el joven obrero bland¨ªa amenazante la edici¨®n del peri¨®dico El Globo del s¨¢bado, que publicaba a toda p¨¢gina en la portada una foto del teniente Ra¨²l ?lvarez Bracamonte, quien desert¨® con un arsenal de armas el pasado 1 de marzo. En El Globo, Bracamonte anuncia que esas armas son del pueblo y "ser¨¢n usadas cuando el pueblo lo pida".
En la plaza de Bol¨ªvar, donde algunos viejecitos tomaban el sol, P¨¦rez respondi¨® al acoso period¨ªstico y dijo que las muestras de rechazo son expresi¨®n de democracia, porque "de lo contrario no fuera democracia esto. Eso si seria grav¨ªsimo. Hubieran dicho ustedes que yo arregl¨¦ todo el trayecto".
Con el paseo por las calles y el fallido ba?o de muchedumbre, P¨¦rez imit¨®, sin advertirlo, a su bestia negra pol¨ªtica, el dictador de Per¨², Alberto Fujimori. Hace unas semanas, Fujimori se someti¨® a un reto similar en las calles de Lima, pero tuvo mejor resultado que P¨¦rez: una masa entusiasta aclam¨® al hombre que, seg¨²n P¨¦rez, "enga?¨® y traicion¨® la confianza de Latinoam¨¦rica".
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