Un gran solista
Joan Fuster es uno de los grandes solistas de la sinf¨®nica catalana del ¨²ltimo medio siglo. Racionalista y sarc¨¢stico, hac¨ªa a?os que viv¨ªa retirado en su caser¨®n de Sueca pr¨¢cticamente sin escribir. O, a lo menos, sin publicar.La pasada semana, en Mon¨°ver, en la buhardilla de la mansi¨®n familiar de los Azor¨ªn, hablaba de su silencio con uno de sus amigos del sur, Antoni R¨®denas. Quiz¨¢, dec¨ªamos, Fuster se hab¨ªa recluido en la intimidad ante el fracaso de muchas de sus expectativas de los a?os cincuenta. Sesenta. O setenta. Por simple cansancio. O escepticismo. O porque daba por concluido su proyecto y no quer¨ªa entrar en el tobog¨¢n de la rutina.
Los p¨¢lpitos del tiempo
De todos modos, la obra que ha dejado, en la que supo recoger los "p¨¢lpitos del tiempo" y con la que, a la vez, supo configurarlos y dirigirlos, es copiosa y variada. Su lectura cr¨ªtica de la realidad valenciana, por ejemplo, que, en su momento, produjo agrias pol¨¦micas y que, hoy, resulta un punto insoslayable de referencia, resulta decisiva.
Probablemente, desde la de Don Teodoro o la de Blasco Ib¨¢?ez, no se hab¨ªa construido un, proyecto, como el suyo, tan ambicioso y coherente. Y, en conjunto, m¨¢s universal, al integrarlo en otro catal¨¢n m¨¢s amplio. Pero, junto a este Fuster "pol¨ªtico", surgido de las necesidades hist¨®ricas, hay otro, m¨¢s puro y personal. El Fuster ¨ªntimo, humanista. Un Fuster de ideas, a. medio camino de Erasmo, Montaigne y Voltaire, que gira alrededor de un yo, el suyo, que, m¨¢s, que de campo de investigaci¨®n. metaf¨ªsica, sirve de ventanal desde el que explorar, y en muchos casos hostigar el comportamiento moral del hombre, ¨¦l mismo incluido.
"Ja coneixeu el c¨¨lebre aforisme grec, ("Ya conoc¨¦is el c¨¦lebre aforismo griego") dice en una de sus colecciones de af¨®rismos: "'Joan Fuster ¨¦s la mesura de totes les coses'" ("Joan Fuster es la medida de todas las cosas"). Y, en definitiva, el escritor, un escritor que prueba todas las formas posibles, desde el ensayo o el diccionario filos¨®fico hasta el aforismo, pasando por el art¨ªculo period¨ªstico, y que sabe construir un lenguaje vivo y eficaz, con el que cumple otra de sus sentencias: "La primera obligaci¨® d'un escriptor ¨¦s de fer-se llegir" ("La primera obligaci¨®n de un escritor es hacerse leer"). Fuster, escribiendo o en silencio, fue siempre una presencia viva. Y seguir¨¢ si¨¦ndolo.
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