S¨®lo faltaron los bocadillos

ANTONIO LORCA, Hasta ahora, en La Maestranza repart¨ªan abanicos; pronto, regalar¨¢n bocadillos para la merienda. Es lo ¨²nico que falta para que culmine el desprop¨®sito en que se est¨¢ convirtiendo esta plaza. ?D¨®nde est¨¢ la afici¨®n de Sevilla? Estar¨¢ en la Expo. De lo contrario, no se entiende este p¨²blico bullanguero, f¨¢cil, superficial, poco exigente, que nada protesta y todo lo aplaude. Tanto aplaude, que convirti¨® una corrida anodina en un espect¨¢culo falsamente exitoso: una oreja y tres vueltas al ruedo en una tarde es un balance que no se produc¨ªa hace tiempo en Sevilla.

Pero la falta de calidad la suple este p¨²blico con cantidad... de palmas. Aplaude que un toro levante el estribo de un burladero; aplaude la rotura del estoque simulado de Jesul¨ªn; o que Parada coja al vuelo la muleta que ha perdid¨®'. Aplaude a rabiar a ese mismo torero tras una faena insulsa y le anima a dar la vuelta al ruedo; aplaude y solicita la segunda oreja para Jesul¨ªn tras la concesi¨®n del trofeo m¨¢s barato del a?o; y aplaude cuando la m¨²sica, se equivoca una y otra vez; y cuando Pareja Obreg¨®n gesticula y baila delante del toro en lugar de torear; y cuando...

Miradas y sonrisas

Tanto aplaude este p¨²blico, que los toreros se equivocan. 0, al menos, hacen como que se equivocan. Miran desafiantes y gloriosos al tendido, y sonr¨ªen como si hubieran descubierto el toreo.

Pero Jos¨¦ Luis Parada, por ejemplo, sabe que no. Tuvo dos toros justos de fuerza, pero nobles y con recorrido. Muchas palmas, pero ni un ¨¢pice de confianza ni profundidad. Fr¨ªo y pulcro, convencido de que no cortaba la oreja ni ante un p¨²blico tan benevolente.

Jesul¨ªn consigui¨® una oreja, pero pudo haber salido por la .puerta del Pr¨ªncipe. S¨®lo le faltaron algunas palmas m¨¢s. Ciertamente, el torero ha cambiado. Se le nota m¨¢s centrado, m¨¢s seguro de s¨ª mismo, pero la faena a su primero no fue de oreja en Sevilla. En su haber, su decisi¨®n y su buen ¨¢nimo; en el debe la utilizaci¨®n del pico de la muleta y que sus dos faenas supieron a poco. Mejor dicho, sus dos toros exig¨ªan mejor toreo.

Mart¨ªn Pareja Obreg¨®n, nada pudo hacer en su primero, que se lesion¨® en una voltereta; pero le toc¨® el toro de la corrida y se fue con las orejas puestas. Buenos detalles, pinturer¨ªa sevillana, alg¨²n trincherazo preciosista, pero demasiados gestos, mucho baile, escasa quietud y poca profundidad de su toreo.