Novillos incansables

Novillos incansables para novilleros cansados. Novillos con las orejas colgando para novilleros poco dispuestos a romper la monoton¨ªa. Novillos para la gloria y novilleros casi, casi para el olvido. Una nueva oportunidad perdida de tres chavales con vitola de figura en su escalaf¨®n, que pasan por Sevilla de vac¨ªo, a pesar del aliento de sus paisanos.Manolo Corona, vuelve tras un par¨¦ntesis, pero lo hace, al parecer, con la ilusi¨®n por los suelos; Jos¨¦ Antonio Mu?oz tiene gusto, pero alardea poco, y Luis de Pauloba se conform¨® con un quiero y no puedo ante el lote menos lucido.

Parece verdad que cuando hay toros, no hay toreros. Parece m¨¢s verdad a¨²n aquello de "p¨ªdele a Dios que no te toque un toro bravo". Los novillos de El Torero eran chicos, no ten¨ªan pitones, y todos flojearon; pero, en 'general, fueron bravos en los caballos y se vinieron, arriba en el tercio final. Todos fueron nobles y se dejaron torear a placer. Pues a ninguno le cortaron las orejas. ?C¨®mo se explica esta situaci¨®n? Los novilleros de hoy exponen poco, y cuando lo hacen, exponen mal. Y justifican con cantidad su falta de calidad. Presumen mucho y demuestran poco. Mucha postura y poca verdad.

Manolo Corona quiso tomar la alternativa hace alg¨²n tiempo y no pudo. Vuelve ahora a intentarlo pero, por lo visto en Sevilla, la ilusi¨®n no es ya su mejor aval. Los dos mejores novillos para salir a hombros, y todo su ¨¦xito se redujo a unas ben¨¦volas palmas de sus paisanos de Corta del R¨ªo. Ha perdido la pinturer¨ªa de sus primeros tiempos, y ejecuta un toreo aburrido, al hilo del pit¨®n, que no emociona a nadie. Ni siquiera a sus partidarios, que prefirieron pedir m¨²sica. Por fin, en el cuarto, lo consiguieron, y tras unas cuantas notas, la banda tambi¨¦n se aburri¨®.

Jos¨¦ Antonio Mu?oz tiene el sello de torero caro, pero en La Maestranza se ha vendido muy barato. Manos bajas en las ver¨®nicas, ¨¢nimo en los quites, largos y templados derechazos... pero todo con cuentagotas.

Luis de Pauloba se enfrent¨® al peor lote, es verdad, pero se contagi¨® de la soser¨ªa de sus dos novillos. Estuvo muy lejos del novillero hambriento de triunfo de otras tardes.