La llamada del cemento
Sobre el gusto yanqui en ballet no hay nada escrito. La est¨¦tica va del coro al ca?o sin prisa pero sin pausa; de lo sublime a lo rid¨ªculo, de lo bueno a lo malo. Ellos son as¨ª, donde el espect¨¢culo (la espectacularidad) es premisa para el ¨¦xito. Tal senda, salpicada por lentejuelas, abruma y cansa.La Escuela Norteamericana de danza cl¨¢sica existe, o m¨¢s bien, hoy ya es una memoria de lo que fue. Como tal, es un producto moderno, mezcla de tantas otras corrientes decimon¨®nicas europeas, que se desarroll¨® entre los a?os 1930 y 1960 al mismo tiempo en las costas este y oeste de aquel gran pa¨ªs. Maestros rusos, bailarines daneses, ¨¦toiles francesas, se?oras inglesas, el talento pujante de muchos hispanos... aquella ensalada fragu¨® y dur¨® con salud hasta, digamos, para poner m¨¢rgenes l¨®gicos al asunto, la muerte de Balanchine (1983). Ahora, todo aquello es leyenda, y el eclecticismo comercial ha terminado por imponer su ¨¦gida.
Balletmet Ohio
They call me jazz: Graciela Daniele Roland Hanna; Tarantella: George Balanchine / L. M. Gottschalk; There, below: James Kudelka / Ralph Vaughan Williams; Underbelly: John McFall / Kamram Ince. Festival de It¨¢lica. Sevilla, 13 de julio.
La noche fue abierta con un collage de escenas que pretend¨ªan relatar la historia del jazz, y que, en clave de revista de cabar¨¦, termin¨® con un horrendo cuadro de claqu¨¦ con vestuario suspiro de pitufo. Dos pasos a dos, uno de ellos fuera de programa y sin atractivo alguno, y la Tarantella de Balanchine dieron paso a lo mejor de la noche, la refinada pieza de Kudelka.
Tarantella fue bailado por Anastasia Glimidakis, justita en lo t¨¦cnico, y el jovenc¨ªsimo Richard McLeod, que promete. Esta peque?a pieza, de muy dif¨ªcil ejecuci¨®n, es como otras obras de Balanchine, un traje a medida, que cort¨® en 1964 sobre los fabulosos cuerpos y capacidades de Edward Villela y Patricia McBride, sus ni?os mimados en el New York City Ballet de entonces. Es alta costura coreogr¨¢fica, y nunca segundos pr¨¦t¨¢porter fueron buenos.
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