Un ministro franc¨¦s insin¨²a que Mitterrand dimitir¨¢ si ve rematados con el 's¨ª' sus planes europeistas
El ministro de Industria franc¨¦s, Dominique Strauss-Kahn, insinu¨® ayer que el presidente Fran?ois Mitterrand podr¨ªa dimitir en caso de victoria del s¨ª en el refer¨¦ndum sobre el Tratado de Maastricht el pr¨®ximo domingo. "Quiz¨¢ el presidente considere que su tarea est¨¢ acabada y decida dar por acabado su mandato", dijo el ministro. El diario Le Monde apunta que es una cuesti¨®n que se debate en el entorno presidencial y que el cese podr¨ªa producirse a principios de 1993.
El rotativo evoca la posibilidad de la dimisi¨®n como la culminaci¨®n de "un mandato de cinco a?os en el que se habr¨ªa constru¨ªdo la parte m¨¢s importante del edificio". Seg¨²n el rotativo, el presidente podr¨ªa dimitir "a principios de a?o, fecha que se?alar¨ªa el final de su obra as¨ª como el arranque de la nueva Europa". Pero el ministro de Exteriores, Roland Dumas, sali¨® al paso de las especulaciones: "?Por qu¨¦ dejarlo? No hemos terminado nuestra tarea".Mitterrand ya evit¨® descartar tajantemente su dimisi¨®n en el debate televisado que le enfrent¨® al senador gaullista Philippe S¨¦guin, uno de los m¨¢s destacados defensores del no, a principios de mes, pero esquiv¨® cuantas preguntas se le hicieron sobre el asunto. La hip¨®tesis lanzada por el ministro de Industria y Le Monde tambi¨¦n puede formar parte de la estrategia propagand¨ªstica de la campana por la ratificaci¨®n del Tratado de Maastricht.
El propio Mitterrand respondi¨® a esta maquiav¨¦lica interpretaci¨®n en el debate televisado, cuando se la plante¨® el escritor Jean d'Ormesson. "Si gana el s¨ª es que [yo] no estaba tan equivocado. Es decir, que porque no me he equivocado deber¨ªa marcharme. D¨¦jeme que pueda digerir eso", respondi¨®.
La aproximaci¨®n a la jornada del domingo se realiza en un clima social tenso, que aprovechan los enemigos de Maastricht. Los funcionarios de prisiones siguen en huelga y el Gobierno ha tenido que recurrir al Ej¨¦rcito para garantizar el mantenimiento de los servicios en ciertos centros penitenciarios, lo que da argumentos a quienes quieren emplear el no a Maastricht para decir no a Mitterrand.
El procesamiento del presidente de la Asamblea Nacional, el socialista Henri Emmanuelli, tambi¨¦n les ha venido como anillo al dedo.
La sensaci¨®n de desgobierno y corrupci¨®n generalizada viene a dar fuerza a la ya de por s¨ª notable capacidad de movilizaci¨®n de los contrarios a Maastricht frente a los que abogan por el s¨ª. El ex-presidente Val¨¦ry Giscard d'Estaing ha explicado, sin querer, las causas: "No existe propuesta alternativa. El s¨ª permitir¨¢ avanzar, modestamente pero con seguridad, por la v¨ªa de la Uni¨®n Europea".
Mientras el no reivindica grandes conceptos y actitudes -defensa de la soberan¨ªa, independencia, patria, entre otras-, el s¨ª, una vez ha renunciado al espantajo del catastrofismo o del imperialismo alem¨¢n, tiene que conformarse con reclamar de los votantes serenidad, raciocinio y c¨¢lculo pol¨ªtico y econ¨®mico. El resultado es que Philippe de Villiers, Charles Pasqua, S¨¦guin o Jean-Marie Le Pen re¨²nen f¨¢cilmente entre 2.000 y 6.000 partidarios, cuando los socialistas, Jacques Chirac o Giscard hablan ante audiencias que raramente superan las 500 personas.
La Europa de los banqueros
Le Pen, l¨ªder del ultraderechista Frente Nacional, habl¨® ayer en Par¨ªs. Un argumento nuevo: "Compruebo que gracias a la presi¨®n de los partidarios del no se ha podido obtener una disminuci¨®n de los tipos de inter¨¦s de la banca alemana. La Europa de Maastricht es la Europa de los banqueros".
El argumento es sin duda del agrado del comunista George Marchais, quien lo explot¨® el pasado fin de semana durante la fiesta de L'Humanit¨¦, pero tambi¨¦n puede gustar a Phillippe S¨¦guin o a Pasqua, paladines de "la moneda com¨²n frente a la futura moneda ¨²nica". La moderaci¨®n de algunos durante la primera fase de la campana ha desaparecido. As¨ª, Pasqua no duda en invocar a "la France" en m¨¢s de cien ocasiones en cada mitin. La explosi¨®n nacionalista est¨¢ ah¨ª y nadie parece poder pararla.
Los votantes de Chirac y Giscard son los que reciben m¨¢s atenciones. Las encuestas consideran que el no consigue sus adeptos entre los trabajadores, los agricultores, los peque?os comerciantes y las personas de m¨¢s de 45 a?os. El paro, las multinacionales y la emigraci¨®n son esgrimidos como las principales amenazas para la supervivencia de Francia que consagra Maastricht.
El presidente del Gobierno espa?ol, Felipe Gonz¨¢lez, que intervino hace dos semanas en un mitin a favor del s¨ª en Estrasburgo, manifest¨® ayer en Berl¨ªn, durante el discurso de apertura del congreso de la Internacional Socialista, que la resistencia ante el proceso de unidad europea -en clara referencia al alto porcentaje de rechazo que el tratado de Maastricht suscita en Francia, a juzgar por los sondeos- y el fen¨®meno de los nacionalismos exacerbados van en direcci¨®n contraria a la idea de interdependencia entre los pa¨ªses, informa Luis R. Aizpeolea.
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