Los polacos ?est¨¢n locos?
La inversi¨®n extranjera se retrae en un pa¨ªs de gran poder sindical
De cuando en cuando, surge en las p¨¢ginas de la prensa internacional alg¨²n malnacido o imb¨¦cil que proclama la falsedad del holocausto jud¨ªo. En Polonia hay cuatro millones de jud¨ªos y otros dos millones m¨¢s de ciudadanos polacos enterrados despu¨¦s de haber sufrido torturas y humillaciones dif¨ªciles de imaginar. Los fascistas se emplearon all¨ª a fondo, y los polacos todav¨ªa no lo han olvidado. Miles de nichos, con flores frescas y fotograf¨ªas, salpican toda la geograf¨ªa del pa¨ªs para que nadie se olvide.
Aquella matanza supuso la desaparici¨®n de la cuarta parta de la poblaci¨®n polaca y ha marcado para mucho tiempo las relaciones con los vecinos alemanes. De la ley de restituciones que el Parlamento estudia est¨¢n excluidos "aquellos que estuvieron en guerra contra Polonia". La devoluci¨®n de tierras a los alemanes de Silesia provocar¨ªa en el pa¨ªs una aut¨¦ntica conmoci¨®n a la que ning¨²n Gobierno se arriesgar¨ªa.Los polacos conf¨ªan en Polonia, que es como conocen al conjunto de sus 10 millones de compatriotas emigrados, sobre todo a Estados Unidos. Se habla con satisfacci¨®n de la millonaria que quiso comprar los astilleros de Gdansk o del otro millonario delegado de una empresa, Curtis, que se ha hecho cargo de una empresa mixta norteamericano-japonesa de fabricaci¨®n de televisores.
A principios de 1991 se lleg¨® a hablar de inversiones masivas, pero se han retra¨ªdo e, incluso, el Gobierno no ha sido capaz de aprovechar una gran parte de la ayuda financiera internacional. Las inversiones en casinos y bingos comenzaron a funcionar con brillantez durante los primeros meses de la transici¨®n. Ahora, el Parlamento pone en marcha una ley que impide a los extranjeros participar en negocios de juego.
Los espa?oles no han sido excepci¨®n a esta norma, aunque algunas empresas han conseguido jugosos contratos. Sercobe obtuvo la licitaci¨®n para el puerto de contenedores de Dginia (en ddansk), Alcatel ha obtenido el concurso de la red telef¨®nica de Varsovia. Sin embargo, pocas empresas se han instalado all¨ª. La mejor excepci¨®n es la empresa de pinturas Valentine, que ha establecido una red de distribuidores por todo el pa¨ªs. Los responsables espa?oles del centro de negocios montado en la embajada muestran su frustraci¨®n por la escasa presencia, cuando hay sectores donde Espa?a se podr¨ªa llevar con facilidad el gato al agua: distribuci¨®n comercial, turismo (Mazuria) o material ferroviario. Jos¨¦ Riau y Janusz Wojdiga, encargados de la oficina comercial, se quejan de la falta de capacidad de los empresarios espa?oles para moverse y entrar en un mercado dif¨ªcil pero lleno de oportunidades. ESMA, la empresa publicitaria espa?ola que se lleva contrato tras contrato de soportes publicitarios en todo el Este, es un ejemplo a seguir para ellos.
Trabajar para el Estado
Un hotel c¨¦ntrico en Varsovia, a¨²n en manos estatales. En su restaurante, uno de los mejores de la ciudad, se ofrece en la carta caviar a 1.500 pesetas. El visitante se deja llevar por el entusiasmo y pide las suculentas huevas acompa?adas de la mejor vodka del mundo, la polaca. El camarero se acerca y hace una propuesta: ?no querr¨¢ el se?or el doble de caviar por el mismo precio? La respuesta es evidente. El truco tambi¨¦n: el camarero est¨¢ vendiendo su caviar y pasar¨¢ una nota aparte, en perjuicio del restaurante y en beneficio de los contratantes privados.
El camarero trabaja para el Estado y ha obtenido un plus a su bajo jornal. La historia se repite en cada uno de los restaurantes de estatales, mientras que en los privados el turista se encuentra con el precio fijo.
Los trabajadores de las f¨¢bricas son algo m¨¢s activos. Tienen una larga experiencia de oposici¨®n al poder y ha conseauido avances notables en la gesti¨®n de empresas. La productividad, seg¨²n los responsables econ¨®micos, no sube, pero las exigencias son firmes. Un banquero espa?ol afincado en Viena, que no quiere ver su nombre en los peri¨®dicos, resume la sensaci¨®n del empresario extranjero que quiere comprar una f¨¢brica: "Cuando el trato parece estar cerrado, hay un se?or que ha estado callado todo el rato y mueve la cabeza con autoridad en sentido negativo: es el responsable sindical, que est¨¢ incluido en la venta y que tiene derecho de veto sobre cualquier decisi¨®n. ?Qui¨¦n puede hacerse cargo de una empresa en esas condiciones?". Y a los responsables pol¨ªticos les es muy dif¨ªcil pensar en la manera de vencer una cultura que se ha gestado durante a?os de lucha contra el r¨¦gimen comunista.
El papel de la Iglesia
La imagen exterior de Polonia est¨¢ firmemente ligada a la devoci¨®n religiosa de sus ciudadanos. En los tiempos en que el POUP (partido comunista polaco) gobernaba, los propios comunistas celebraban, aunque fuera con discrecci¨®n, sus ritos religiosos. Luego, Solidaridads el sindicato de Walesa exhibi¨® ante el mundo una parafernalia de cruces. Y todo el mundo recuerda al cardenal Wizsinki predicando, bajo el manto de la virgen de Chestochova ante decenas de miles de fieles, contra el r¨¦gimen.
La popularidad de la Iglesia cat¨®lica no es s¨®lo una cuesti¨®n de traciones, sino un fruto del papel jugado por la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica en la defensa de la nacionalidad polaca frente a los alemanes y, despu¨¦s, de la disidencia frente a los comunistas.
Hoy, cuando Polonia hace sus primeros e inestables balbuceos dentro de un sistema democr¨¢tico moderno, su papel ha quedado algo larvado, aunque no deja de ser importante.
En Polonia, m¨¢s que en sus vecinos y compa?eros de viaje, la todav¨ªa Checoslovaquia y Hungr¨ªa, se respiran aires de incorporaci¨®n a la Comunidad Europea. Ananicz, secretario de Exteriores para Europa en el anterior Gobierno, describe el camino como largo y asegura que "no hay que tener prisa, sino hacerlo bien". Ananicz quita importancia a los peque?os conflictos surgidos con Lituania, y presume de que Polonia carece de problemas nacionales.
Europa no agobia. En Polonia no se ven situaciones desesperadas, aunque las haya, aunque las condiciones de vivienda sean desastrosas y se haya superado el 12% de desempleo. La capacidad de los polacos para solucionarse la vida parece dada por la historia. Sin embargo, su cultura pol¨ªtica les ha conducido a un t¨²nel con dif¨ªcil salida: los polacos pueden seguir votando a 27 partidos que representen 27 intereses distintos.
'Nuevo Mundo'
La calle m¨¢s bonita de Varsovia se llama Nowy Swiat (Nuevo Mundo) y est¨¢ flanqueada por dos largas hileras de edificios dieciochescos de influencia austroh¨²ngara. En una de sus encrucijadas est¨¢ el monumento al polaco m¨¢s c¨¦lebre de la historia, Cop¨¦rnico. Justo a su lado, la iglesia de la Santa Cruz, donde reposa el coraz¨®n del segundo polaco m¨¢s famoso: Chopin.Desde all¨ª hasta la ciudad vieja la historia de Polonia se resume en las iglesias. En la Santa Cruz se pueden ver los nichos de un dictador de la primera posguerra de este siglo (Pildsuski) y de un general. de la Segunda Guerra, Sikorski, jefe del Ej¨¦rcito polaco en el exilio. El general Anders, que mand¨® a los polacos machacados en Montecassino, reposa en los Dominicos. En cada iglesia, nombres que retumban en los o¨ªdos. Y en medio de la avenida, Wizinski, el azote de los comunistas.
A esta imagen de beater¨ªa se contrapone la presencia de las primeras lacras occidentales. Ya durante el r¨¦gimen comunista se hablaba de que algunas estudiantes polacas se prostitu¨ªan a cambio de pantalones vaqueros. Ahora, eso ya no sucede, al menos a la vista. Pero s¨ª se pueden ver jeringuillas usadas cerca de la catedral y a los inequ¨ªvocos camellos de hero¨ªna hacer su agosto delante de un anuncio de Camel, a los pies de la estatua de San Segismundo.
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