Suspense en Chez Lipp
FELICIANO FIDALGO, En esta noche, vigilia del refer¨¦ndum franc¨¦s sobre Maastricht, justo en mi asiento de terciopelo rojo, en un rinc¨®n del restaurante mundialmente conocido Chez Lipp, se zampaba Mitterrand un pot au feu un d¨ªa de abril de 1974 cuando a las diez de la noche corri¨® por Par¨ªs la noticia del fallecimiento del entonces presidente Georges Pompidou. Veloz, monsicur Cazes, el due?o del lugar, se acerc¨® a Mitterrand y le susurr¨® al o¨ªdo: "Acaba de morir Pompidou; est¨¢ usted en la l¨ªnea de salida", para presentarse, claro est¨¢, como candidato a la presidencia de la Rep¨²blica.
Mitterrand, vertiginoso, remat¨® su faena gastron¨®mica y sali¨® disparado. Y las semanas que siguieron hizo sudar a Val¨¦ry Giscard d'Estaing, quien fue elegido presidente.
En este mismo asiento, cuando el general De Gaulle ya tronaba en el palacio del El¨ªseo, va para m¨¢s de 30 a?os, Mitterrand termin¨® de cenar -tranquilamente, esta vez- y al salir del restaurante subi¨® a su coche.
Poco despu¨¦s, en los jardines cercanos a la Universidad de La Sorbona, fue tiroteado por desconocidos parapetados tras el follaje. Pero se salv¨®. Dijeron entonces que aquello fue un autoatentado...
A pesar de la pr¨®stata y del Tratado de Maastricht es posible que Mitterrand vuelva un d¨ªa a Lipp.
Comida y pol¨ªtica: es un ser franc¨¦s. Lipp es una definici¨®n de la pol¨ªtica de la Francia del siglo; aqu¨ª se han cocido Gobiernos y compl¨®s, y canalladas. Y se come honest¨ªsimamente la comida francesa de siempre, y se discute de pol¨ªtica. Esta noche, v¨ªspera del refer¨¦ndum, Sebastian Guy, estudiante de econom¨ªa, cena y dice como si recitara la Biblia: "Votar¨¦ s¨ª porque Europa es mi tierra de futuro y soy franc¨¦s por azar. Eso s¨ª, adoro la comida francesa; en la vida hay dos valores seguros: la grande bouffe y la literatura correctamente expresada". Marie Anick, una francesa cazatalentos, tambi¨¦n cena esta noche y sentencia: "El franc¨¦s es una dualidad permanente; tiene instinto, y eso viene de la gastronom¨ªa; y tiene una reacci¨®n intelectual y gratuita, y eso es literatura. Por eso, Maastricht, tan evidente, es una pel¨ªcula de suspense
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