El maximalismo traiciona la seguridad del presidente

El presidente Ion Illescu, que irradia moderaci¨®n y prooccidentalismo en sus viajes a las capitales europeas, dirigi¨® una campa?a contra la oposici¨®n cuya violencia verbal demostr¨® que, por primera vez, se ha sentido realmente acosado. Seg¨²n insisti¨®, si la oposici¨®n triunfaba en las elecciones, en Rumania volver¨ªan a gobernar los latifundistas, los vecinos h¨²ngaros encontrar¨ªan en Bucarest colaboradores dispuestos a venderles Transilvania y los trabajadores se ver¨ªan sometidos a la nueva esclavitud del capitalismo m¨¢s salvaje.

Para el caso de que no saliera elegido presidente, Illescu se inscribi¨® en las listas para el Senado en nombre de su coalici¨®n, el Frente Democr¨¢tico de Salvaci¨®n Nacional (FDSN), escindido del Frente de Salvaci¨®n Nacional (FSN), que dirige Petre Roman.

Su inscripci¨®n en la lista del Senado, sin ser miembro del partido, como le impide la incompatibilidad con el cargo de la presidencia, es claramente inconstitucional, pero el Tribunal Supremo, plagado de jueces que le deben el cargo, se encargaron de neutralizar todas las protestas.

Iliescu no se distanci¨®, por otra parte, del anuncio de la extrema derecha nacionalista del Partido de la Unidad Nacional Rumana (PUNR), de Gheorghe Funar, en el sentido de que apoyar¨ªa al actual presidente si tuviera que enfrentarse a Emil Constantinescu en una segunda ronda.

La alianza entre Iliescu y Funar, el antiguo aparato comunista y el nacionalismo parafascista, evoca preocupantemente la existente en Serbia entre Slobodan Milosevic y Vojislav Seselj y demuestra que, pese a la indecisi¨®n, su falta de estabilidad y a las disensiones Internas, la oposici¨®n de la Convenci¨®n Democr¨¢tica es la ¨²nica que puede ofrecer dentro y fuera del pa¨ªs una m¨ªnima garant¨ªa de normalidad democr¨¢tica para el pa¨ªs asolado por la extinta dictadura del comunista Nicolae Ceaucescu.