Una dimisi¨®n sin sorpresas

Dos meses despu¨¦s de llegar al cargo, en diciembre pasado, Jos¨¦ Miguel Hern¨¢ndez sorprendi¨® a los industriales y a sus compa?eros de la Administraci¨®n amenazando con dimitir si no lograba retener 50.000 millones de pesetas que Hacienda quer¨ªa restarle del Presupuesto. Desde entonces, aunque Hern¨¢ndez consigui¨® su objetivo, las relaciones entre el secretario de Estado de Defensa y su hom¨®logo de Hacienda, Antoni Zabalza, han sido, cuanto menos, dif¨ªciles.

Las contadas incursiones de Hern¨¢ndez en los medios de comunicaci¨®n han resultado igualmente espectaculares. Frente al mutismo habitual de los altos cargos de Defensa, el secretario de Estado ha criticado no s¨®lo la falta de recursos de su departamento sino tambi¨¦n la forma de elaborar los Presupuestos, "chapucera" a su juicio, e incluso el plan de convergencia y el Tratado de Maastricht.

Esta actitud combativa y su disposici¨®n permanente a reunirse con empresarios y cuarteles generales le han granjeado una gran popularidad entre los industriales del sector y los mandos de los Ej¨¦rcitos. Por el contrario, le ha ido distanciando del ministro, que desautoriz¨® algunas de sus declaraciones, y le ha valido fuertes cr¨ªticas, en especial en la Moncloa.

Toledano, de 54 a?os, Hern¨¢ndez pertenece a una generaci¨®n poco representada entre los actuales gobernantes. Se inici¨® en la pol¨ªtica en el PSP de Tierno Galv¨¢n y s¨®lo tuvo carn¨¦ del PSOE mediada la d¨¦cada de los ochenta. Ingeniero de caminos, fue jefe de gabinete del ministro ucedista de Obras P¨²blicas, Luis Ortiz, y director general de Obras Hidr¨¢ulicas con el socialista Juli¨¢n Campo.