"Enderece usted la pierna, caballero"
Puerto / Molinero, Rosa, Rondino
Cinco novillos de Puerto de San Lorenzo (uno fue devuelto por inv¨¢lido), con trap¨ªo, mansos en general, manejables; 3?, encastado, derrib¨®, y 5? dos veces. 2?, sobrero de Eugenio Fr¨ªas, con trap¨ªo y poder, manso. El Molinero:estocada ca¨ªda y descabello (ovaci¨®n y salida al tercio); pinchazo y estocada (silencio y se pone a saludar). ?ngel de la Rosa: bajonazo (silencio); pinchazo, dos metisacas -aviso-, otra metisaca, pinchazo, descabello y se tumba el novillo (pitos). Rondino: bajonazo, rueda de peones cinco descabellos -aviso-, dos descabellos m¨¢s, media estocada baja, otro descabello y se tumba el novillo (palmas y pitos); pinchazo, bajonazo, rueda de peones y descabello (silencio). Plaza de Las Ventas, 30 de septiembre. Primera corrida de la Feria de Oto?o. Cerca del lleno.
Hab¨ªa un aficionado que se me t¨ªa con las piernas de los toreros; quiere decirse, con su forma de abrirlas. Nada sexual, por supuesto. En el toreo la forma de abrir las piernas tiene una importancia de primer orden, mas eso ya no lo sabe casi nadie, y la gente se sent¨ªa desconcertada cuando o¨ªa gritar al aficionado: "?Enderece usted la pierna, caballero!". La pierna que hab¨ªa de ser enderezada pertenec¨ªa al novillero valenciano ?ngel de la Rosa, aunque no era s¨®lo esa pierna la que se deber¨ªa enderezar. En rea lidad, el escalaf¨®n entero necesita sesiones de ortopedia para que les enderecen las piernas, pues las ponen justo al rev¨¦s de como Dios manda y les sale el toreo contrario, cuando no obtuso.
Los novilleros imitan a las figuras del escalaf¨®n -que son, por cierto, las m¨¢s estrafalaria mente esparrancadas- y en cuanto se proponen ejecutar el toreo fino, ya est¨¢n esparranc¨¢ndose en sentido inverso. ?ngel de la Rosa pudo haber cuajado faena al quinto novillo, porque ese animalote era noble y el joven es pada valenciano sabe interpretar el toreo bueno, seg¨²n ha demostrado en otras ocasiones. Pero abr¨ªa disparatadamente las piernas desafiando las leyes de la gravedad, y su muletilla pend¨ªa marginal de aquella dislocada composici¨®n. Logicamente, llegaba el torito noble, sal¨ªa iconexa la suerte, y entonces la gente pitaba, el aficionado exig¨ªa a ?ngel de la Rosa que enderezara la pierna, y cund¨ªa la decepci¨®n.
Rondino goz¨® de mejor ambiente en el tercero de la tarde, a pesar de que tampoco abr¨ªa las piernas tal cual debe abrirlas un torero con vocaci¨®n de artista. Le correspondi¨® un novillo muy dif¨ªcil, para su inexperiencia. No es que fuera malo; es que ten¨ªa una casta desbordante y hac¨ªa falta mucho valor y mucha t¨¦cnica para dominarlo. Rondino aport¨® valor indudable y si en ocasiones sus muletazos resultaban acelerados, no se le debe reprochar en absoluto, pues eso era consecuencia de las lagunas propias de la biso?ez. En cambio, cuando el novillo le embest¨ªa humillado, en templada persecuci¨®n de la pa?osa, reviraba el comp¨¢s, ced¨ªa terreno al rematar los pases y frecuentemente no los ligaba, sino que los empalmaba situado fuera del carril del toro, perpetrando lo que, antiguamente, llamaban la noria.
Mat¨® muy mal Rondino y dej¨® en aviso su aclamada faena, acogida con entusiasmo por parte de ese curioso p¨²blico madrile?o que acude con aut¨¦ntico fervor a las corridas de abono y, cuando acaba el abono, no se vuelve a acordar para nada de la fiesta de los toros. Sin embargo, la afici¨®n se: hab¨ªa quedado con los detalles de la noria, del comp¨¢s cambiado, de las ventajillas que adulteraban el arte de torear,y no le convenc¨ªa el presunto triunfo.
El Molinero tore¨® al natural m¨¢s que sus compa?eros, y es m¨¦rito sobresaliente en esta ¨¦poca de derechazos, si bien no redonde¨® los pases y sus faenas carecieron de ajuste. Se lament¨®, pues tambi¨¦n El Molinero es diestro de estilo. Fue otra oportunidad de ascender en el escalaf¨®n que se perd¨ªa en la tarde. Los tres toreros dispusieron de una novillada muy seria de aspecto, manejable en general, incluso noble, que casi se pod¨ªa torear a placer. Los mismos novillos que completaron los respectivos lotes de ?ngel de la Rosa y Rondino -segundo y sexto- ten¨ªan faena y no acertaron a d¨¢rsela. Posiblemente todo el problema se reduc¨ªa a que hab¨ªan olvidado la regla de oro del toreo verdadero, que es parar, templar, mandar... y adem¨¢s cargar la suerte. As¨ª de sencillo.
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