Ovaci¨®n estruendosa en el congreso conservador brit¨¢nico a la propuesta de nuevo tratado europeo
![Enric Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe19959f9-1b77-4fa4-b4c9-ad9c27d18ec2.png?auth=cc48cfeca3c4fa713d7e16fc9e97f765f78a2bc782edcbaf28750ab1efa9f6c0&width=100&height=100&smart=true)
El ministro de Asuntos Exteriores brit¨¢nico, Douglas Hurd, advirti¨® ayer que "el Partido Conservador puede romperse por Maastrich". Unos minutos antes, la amenaza se hab¨ªa hecho patente en forma de estruendosa ovaci¨®n a Norman Tebbit, ex presidente tory y ex ministro con Margaret Thatcher, que ped¨ªa la negociaci¨®n de un nuevo tratado para Europa. El congreso conservador vivi¨® una jornada tumultuosa, rematada por una relativa victoria gubernamental. Fue aprobada una moci¨®n vagamente europe¨ªsta, pero se demostr¨® que John Major encontrar¨¢ una fuerte resistencia en el Parlamento cuando pida la aprobaci¨®n del tratado. El primer ministro dijo ayer que s¨¦. sent¨ªa "satisfecho y optimista".
El debate sobre pol¨ªtica internacional, plato fuerte del primer d¨ªa de la conferencia conservadora, gir¨® exclusivamente en torno a Maastricht. Y fue, en flem¨¢tica definici¨®n de Douglas Hurd, "un debate ruidoso y apasionado". Hubo mucho ruido, y mucha pasi¨®n, cuando lord Tebbit inst¨® al primer ministro a que levantara "la bandera de todos los patriotas de Europa" y diera un portazo al resto de los l¨ªderes comunitarios en la pr¨®xima cumbre de Birmingham. Tebbit pidi¨®, entre aclamaciones, que Major se negara a hablar de Maastricht en la cumbre y abriera la negociaci¨®n de un nuevo tratado para el "mercado com¨²n europeo", la denominaci¨®n preferida por los euroesc¨¦pticos, y acabara con la denostada "burocracia de Bruselas".En previas intervenciones, compromisarios a favor y en contra de Maastricht hab¨ªan expuesto calurosamente sus argumentos. Los que estaban en contra no se anduvieron por, las ramas: "?No insulte a nuestra inteligencia, se?or Major!", exclam¨® uno, rebatiendo la tesis gubernamental de que Maastricht supone un paso hacia la descentralizaci¨®n. "?Queremos una comunidad econ¨®mica europea, no una comunidad pol¨ªtica europea!", dijo otro. Los que estaban a favor basaron su razonamiento en que el Reino Unido, a trav¨¦s de su primer" ministro, se hab¨ªa comprometido ya con Maastricht y no pod¨ªa dar marcha atr¨¢s sin caer en el descr¨¦dito, y en que no exist¨ªan opciones fuera de Europa: "Si no seguimos adelante, nos quedaremos atr¨¢s. En ese caso, siempre podremos hacer interesantes negocios con los ping¨¹inos de Port Stanley [la capital de las islas Malvinas]", declar¨® uno de los procomunitarios.
La amenaza laborista
Cuando le lleg¨® el turno al ministro Hurd, para cerrar el debate, los ¨¢nimos estaban caldeados. Hurd emple¨® la ret¨®rica m¨¢s vigorosa de que fue capaz para advertir que el partido pod¨ªa romperse si no lograba sellar la divisi¨®n sobre la cuesti¨®n europea. Y prosigui¨®: "Si nos rompemos, perderemos el poder. Y con un Gobierno laborista obtendr¨ªamos lo que ni unos ni otros deseamos, un super Estado europeo, federal y centralista". Douglas Hurd proclam¨® que la oposici¨®n a Maastricht constitu¨ªa "una minor¨ªa en el partido". Y la votaci¨®n final pareci¨® darle la raz¨®n: dos de cada tres compromisarios votar¨¢n a favor de la moci¨®n oficialista, que propugnaba una Europa "abierta y ampliada".
El ministro afirm¨® que "los principios de subsidiariedad y m¨ªnima interferencia por parte de la Comisi¨®n Europea ser¨¢n el esp¨ªritu de la cumbre de Birmingham", el pr¨®ximo d¨ªa 16. Y anunci¨® que, tras esa cumbre, se imprimir¨ªan, al fin, folletos explicativos sobre Maastricht para el p¨²blico brit¨¢nico. "No contendr¨¢n el texto del tratado, sino un breve resumen, y no ser¨¢n distribuidos por cada casa, sino s¨®lo a quienes lo pidan, porque no se debe derrochar el dinero del contribuyente", dijo, sin el menor asomo de iron¨ªa.
Cuando concluy¨® el debate el presidente del partido, Norman Fowler, hizo una escueta y reveladora declaraci¨®n: "?Uf!, ya lo hemos pasado".
Por la ma?ana, Fowler intent¨® llevar a la conferencia a trav¨¦s del t¨²nel del tiempo y situarla en la ya lejana noche del 9 de abril, Cuando la rotunda y sorprendente victoria electoral de John Major hizo enloquecer de entusiasmo a los conservadores. "Septiembre no ha resultado un buen mes, pero abril s¨ª lo fue", arranc¨® Fowler. Tras unos cuantos minutos de exaltaci¨®n poselectoral, el presidente hizo una advertencia similar a la posterior de Hurd: "Sea cual sea la discusi¨®n, recordad que somos un solo partido. La divisi¨®n y la indisciplina conducen a la derrota". Y, por si el mensaje no estuviera claro, agreg¨® que la unidad deb¨ªa "demostrarse en todos los terrenos, tambi¨¦n en Westminster", en referencia a la previsible rebeli¨®n de los euroesc¨¦pticos en la votaci¨®n del Parlamento sobre Maastricht.
Antes de la apertura formal se hab¨ªa desarrollado un tibio debate sobre la Carta del Ciudadano, la iniciativa pol¨ªtica m¨¢s querida por John Major. Por entre las florituras verbales, destac¨® la advertencia de varios alcaldes: si, como propone el Gobierno, se recortan a¨²n m¨¢s los recursos de los ayuntamientos, el council tax que sustituye al poll tax, tendr¨¢ que ser muy oneroso.
Los 'euroesc¨¦pticos' buscan l¨ªder
Los conservadores euroesc¨¦pticos necesitaban un l¨ªder. No un distante objeto de veneraci¨®n, como Margaret Thatcher, sino alguien en activo y capaz de fajarse en las batallas de cada d¨ªa.En la conferencia conservadora de Brighton han aparecido no uno sino dos l¨ªderes para las huestes anti-Maastricht: el ex ministro del Interior, Kenneth Baker, y el ex presidente del partido y fiel escudero de Thatcher, Norman Tebbit, lord Tebbit.
El primero es diputado en la C¨¢mara. de los Comunes, el segundo pertenece ya a la C¨¢mara de los Lores. Uno y otro se han comprometido a acabar con el Tratado de Maastricht, y ambos son los reyes de los debates marginales de la conferencia.
Tebbit es un ex piloto de British Airways de car¨¢cter tozudo y lengua afilad¨ªsima, al que' las bases conservadoras asocian con los "buenos viejos tiempos" del thatcherismo. Se trata de una identificaci¨®n importante para un partido, el tory, con una creciente propensi¨®n a la nostalgia. Hay otro elemento sentimental que enaltece a Tebbit: ¨¦l fue una de las v¨ªctimas del atentado de 1984 contra el Grand Hotel de Brighton, el mismo en el que se aloja ahora John Major. Tebbit permaneci¨® durante varias horas atrapado bajo vanas vigas, aferrando la mano de su esposa. El se recuper¨®, pero ella qued¨® inv¨¢lida.
Un hombre inquietante
Kenneth Baker, el hombre que m¨¢s inquieta a los jefes parlamentarios tories en la C¨¢mara de los Comunes, fue ministro del Interior con John Major hasta las elecciones del pasado 9 de abril. Tras la victoria, el primer ministro Major se desprendi¨® de ¨¦l. Y Baker, del que se hab¨ªa hablado hace a?os como posible sucesor de Thatcher, se dedica desde su despido a morder el tal¨®n de Aquiles del primer ministro, el Tratado de Maastricht.
Kenneth Baker es un excelente parlamentario y, pese a su tendencia a la pedanter¨ªa y a la impertinencia ocasional, cuenta con carisma y con partidarios.
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