50 pir¨¢mides con tesoros fabulosos tratan de escapar en Per¨² a la codicia de los saqueadores
Walter Alva, descubridor del Se?or de Sip¨¢n, busca en Madrid la ayuda de los arque¨®logos
Indiana Jones no tiene sombrero de explorador, ni l¨¢tigo para castigar a los profanadores de tumbas, ni el empuje animal de Harrison Ford. Walter Alva, de mediana estatura y tranquila apariencia, tambi¨¦n es, a su manera, un hombre de acci¨®n. Hubo un d¨ªa en que, dentro de una tumba, levant¨® una capa de tierra y apareci¨® una orejera de oro tallada con la figura de un hombre. Sinti¨® una sensaci¨®n muy extra?a. No sabia qui¨¦n miraba a qui¨¦n. Fue la premonici¨®n del inmenso tesoro que luego ir¨ªa saliendo de la tierra: el Se?or de Sip¨¢n. Alva logr¨® ganar para la ciencia lo que los saqueadores pretend¨ªan ganar para el grosero contrabando. Cincuenta pir¨¢mides funerarias, algunas con tesoros fabulosos, pueden no correr igual suerte en Per¨².
"Vamos a mataros a todos". "Este oro es nuestro". Las primeras noches, mientras Alva y parte de su equipo, compuesto por 15 personas, custodiaban la plataforma funeraria de Sip¨¢n, los merodeadores escudri?aban desde la espesura, lanz¨¢ndoles amenazas e improperios. Los dos polic¨ªas que los acompa?aban disparaban al aire.D¨ªas antes, una banda de ladrones hab¨ªa empezado ya el trabajo, y en unas horas arrasaron una de las tumbas, cuyos objetos fueron comercializados y llegaron r¨¢pidamente al mercado norteamericano. Algunos fueron interceptados en la aduana, y est¨¢ en marcha la reclamaci¨®n del Gobierno de Per¨².
Este saqueo fue nocturno, pero la poblaci¨®n campesina y pobre, viendo lo comenzado por la banda en la sombra, se lanz¨® al vandalismo a plena luz del d¨ªa: un centenar de personas impulsadas por la codicia consecuencia de la penuria.
Los ecos del suceso llegaron al Museo Brunning, en Lambayeque (Per¨²), cuyo director, Walter Alva, abandon¨® entonces la tranquilidad arqueol¨®gica de las habitaciones y se lanz¨® a la carrera. Cuando lleg¨® al lugar, con la plataforma funeraria a Punto de ser destrozada, el tumultuoso desalojo de los invasores incluy¨® gritos exaltados y disparos al aire. Se instal¨® un campamento, y el lugar, ya conocido desde mucho antes por Alva y su equipo, pero sin excavar por la falta de medios, acabar¨ªa sacando a la luz, en 1987, el gran descubrimiento de Sip¨¢n: 600 objetos de oro, plata y cobre.
El hallazgo dej¨® desnuda la intimidad funeraria y cultural de los mochica, uno de los pueblos preincaicos m¨¢s importantes, surgido en la costa des¨¦rtica al norte de Per¨² 1.000 a?os antes de la llegada de los incas y 1.500 antes de la conquista espa?ola.
Todo esto lo cuenta ahora Walter Alva con paciencia, lejanamente complacido al relatar estas aventuras, que un escritor, Sidney Kirkpatrick, ha plasmado en una novela que aparecer¨¢ en Estados Unidos con el t¨ªtulo de Los se?ores de Sip¨¢n.
Los d¨ªas siguientes a la instalaci¨®n del campamento, los habitantes de la zona comenzaron a peregrinar a Sip¨¢n. Fue el momento en que Alva sinti¨® p¨¢nico ante la posibilidad de que los grupos formados se lanzasen al saqueo. En aquella semana fueron cientos, miles, los curiosos. "Logramos controlarlo, y se invirti¨® la figura", dice Alva orgulloso de s¨ª mismo y de la gente. "Con mucho respeto, grupos ordenados pasaban a ver, con asombro y veneraci¨®n, lo que anteriormente codiciaban".
La aventura de Sip¨¢n no termin¨® ah¨ª, sino que se convirti¨® en el caso Sip¨¢n cuando uno de los 10 miembros de la banda que inici¨® la depredaci¨®n fue identificado y muri¨® en un enfrentamiento con la polic¨ªa. Se trataba de un profesional, seg¨²n Alva, y en su casa se recuperaron varios de los objetos.
La labor de convencer a los campesinos funcion¨® de tal manera que ahora el Se?or de Sip¨¢n forma parte de la identidad cultural de la regi¨®n, hay canciones al Se?or de Sip¨¢n y el lugar lo visita el turismo, con una reproducci¨®n exacta de la tumba construida en las inmediaciones y un peque?o museo.
"No hemos recuperado restos inertes, ni solamente joyas, sino una rica herencia cultural que est¨¢ revitalizando la identidad cultural de los peruanos", dice Alva, que est¨¢ convencido de que la ¨²nica manera de preservar la inmensa riqueza arqueol¨®gica peruana -no s¨®lo en la regi¨®n de los mochica, sino tambi¨¦n en las de las culturas chim¨², paraca, nazca o huari- es la colaboraci¨®n civil.
S¨®lo as¨ª podr¨¢n rescatarse "las 50 pir¨¢mides, por lo menos, de diversas ¨¦pocas, que se encuentran en la regi¨®n de Lambayeque", dice. A?ade que se mantiene la vigilancia, "pero los saqueadores est¨¢n muy activos. Hay saqueos a diario, y el sistema de protecci¨®n que estamos ensayando es el de los comit¨¦s locales, la propia poblaci¨®n implicada en proteger su pasado".
Antiguos gobernantes
De esas pir¨¢mides semicontroladas -las dos de Sip¨¢n, de adobe, miden 30 metros de altura y 100 metros en la base-, "muchas deben contener los entierros de los antiguos gobernantes", contin¨²a Alva, "cuyo extraordinario desarrollo estuvo basado en los sistemas de irrigaci¨®n extensiva por ellos descubiertos, que permiti¨® a los mochica un gran excedente de los productos de la zona, sobre todo ma¨ªz y yuca". Y expresa discretamente la suposici¨®n de que, al igual que los enterramientos de Sip¨¢n, muchos de los monumentos funerarios pueden guardar "fabulosos tesoros".Estos hallazgos son prueba, en opini¨®n del arque¨®logo, de que, pese a los 500 a?os de saqueo, "que se inicia con la conquista y se ha intensificado en los ¨²ltimos 50 a?os", quedan muchos lugares intactos que podr¨¢n proporcionar una valiosa informaci¨®n.
La amenaza son los traficantes, cuyo primer eslab¨®n descansa en los campesinos pobres y llega a las redes internacionales de contrabando. "En muchos casos hay gente conocida", dice Alva, "pero dif¨ªcilmente se puede probar, y en muchos casos la ley no es muy precisa para sancionar este tipo de delitos".
M¨¦xico y Per¨² son los dos grandes focos de cultura arqueol¨®gica en Am¨¦rica, y Alva espera que diversos pa¨ªses inicien o aumenten la colaboraci¨®n cient¨ªfica. Espa?a participa desde hace dos a?os en la excavaci¨®n de Sip¨¢n a trav¨¦s del V Centenario. "Los proyectos en marcha", dice Alva, "esperamos que cambien radicalmente el panorama de la arqueolog¨ªa americana". Otros lugares deslumbrantes como Sip¨¢n pueden aparecer en cualquier momento, se lee entre l¨ªneas en las discretas palabras del verdadero Indiana Jones.
Babelia
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