Diez a?os del "muro de Vietnam"
EE UU recuerda una p¨¢gina negra de su historia, en el aniversario del monumento a los ca¨ªdos
Un muro, 58.183 nombres, millones de manos que acarician la historia, una tragedia imborrable, huellas silenciosas de hero¨ªsmo, un recuerdo compartido: Vietnam. Diez a?os se cumplieron ayer desde que se erigi¨® en Washington la famosa pared d¨¦ granito negro sobre la que est¨¢n grabados los nombres de todos los muertos, en una guerra de la que este pa¨ªs, que ha elegido a un presidente que se manifest¨® contra ella, trata dolorosamente de alejarse.
La fecha es una oportunidad para la celebraci¨®n y para el reencuentro de veteranos. Los viejos compa?eros de pelot¨®n, reconocibles por sus gastadas chaquetas caqui repletas de insignias y de medallas obsoletas, se abrazan junto a las flores que adornan la memoria de los ca¨ªdos. Alguien ha dejado al pie del muro una botella del whisky Old Grand Dad que beb¨ªa aquel querido compa?ero, unos cigarrillos Marlboro para Al, un paquete de chicles para Bob, el casco que soport¨® bombardeos bajo los arrozales, la foto de la novia que qued¨® en Nebraska, un poema surgido de una mente que no ha podido pensar en otra cosa desde que regres¨® a casa sin piernas ni dignidad.Durante la ¨²ltima semana, desde un podio instalado frente al muro, voces espont¨¢neas han le¨ªdo en voz alta los nombres de los 58.183 muertos en el conflicto.
El eco de esas voces llegaba hasta el vecino monumento a Abraham Lincoln, menos emocionante, pero mucho m¨¢s solemne, un enorme templo neocl¨¢sico que alberga, ese s¨ª, el recuerdo de uno de los momentos m¨¢s gloriosos de la historia de Estados Unidos.
El muro de Vietnam, por el contrario, no es un monumento a la victoria, es el reflejo de una p¨¢gina negra de la trayectoria militar de este pa¨ªs. Fue dise?ado por una estudiante de la universidad de Yale de origen japon¨¦s llamada Maya Ying Lin. En su inauguraci¨®n los veteranos de Vietnam se consideraron ofendidos porque entend¨ªan que la discreta pared en forma de V, semienterrada en los jardines de la zona m¨¢s monumental de la capital, recog¨ªa m¨¢s la verg¨¹enza que el orgullo nacional por la participaci¨®n en la guerra.
Ross Perot, el millonario tejano que fue candidato independiente en las pasadas elecciones y que gozaba de gran prestigio por su investigaci¨®n sobre la suerte de los desaparecidos en combate, lleg¨® a amenazar personalmente a Ying Lin por haber creado una tumba m¨¢s que un monumento.
Obra colectiva
La construcci¨®n cost¨® m¨¢s de 800 millones de d¨®lares de entonces, fruto de una colecta entre empresas, organizaciones de veteranos y m¨¢s de 250.000 contribuciones individuales. Dos a?os despu¨¦s de la inauguraci¨®n del muro, y para resaltar su solemnidad, se le a?adieron al Vietnam Memorial tres esculturas ' de hierro que simbolizaban las tres razas de soldados que m¨¢s sangre hab¨ªan aportado a la guerra: negros, hispanos y blancos.Desde aquella fecha, m¨¢s de 25 millones de personas han paseado frente al muro. Cada d¨ªa del a?o, en el calor agobiante de julio o con las nieves de enero, pueden verse personas que se acercan a esa pared con un lapicero y un pedazo de papel para imprimir sobre ¨¦l el nombre del amigo o el familiar perdido en el combate.
Alguno de los visitantes llega cargado de s¨ªmbolos militares y luce en su solapa un bot¨®n en el que va escrito "Fuck Jane Fonda" (Que se joda Jane Fonda), en grosera alusi¨®n a la actriz que protest¨® por la guerra y visit¨® Vietnam del Norte durante el conflicto.
En esta d¨¦cada ha habido muchas excusas para celebraciones frente al muro, pero este a?o la ceremonia tiene un significado distinto porque se hace bajo la sombra de un presidente electo que supone una ruptura con viejos clich¨¦s sobre esta guerra.
Cuando el muro fue constru¨ªdo, Estados Unidos estaba reci¨¦n embarcado en la era de Ronald Reagan y su revoluci¨®n de valores patri¨®ticos. Hoy, la lista de nombres grabados sobre el muro sigue sobrecogiendo al visitante, independientemente de su opini¨®n sobre la guerra, pero la generaci¨®n de norteamericanos que votaron el 3 de noviembre por el cambio busca tambi¨¦n la forma de salir del bache moral en el que los meti¨® el largo conflicto en Indochina. Lo dijo el reverendo Jesse Jackson al desfilar esta semana por el monumento: "Es la oportunidad para superar viejos odios y divisiones".
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