Suqu¨ªa culmina su mandato con la primera visita de los Reyes a la Conferencia Episcopal
Los reyes Juan Carlos y Sof¨ªa presidieron ayer por vez primera, y en un hecho hist¨®rico, una sesi¨®n de la asamblea plenaria de los obispos. Durante el acto, de corte acad¨¦mico, y ce?ido a la clausura de un simposio episcopal sobre El descubrimiento y evangelizaci¨®n de Am¨¦rica., el Rey y el presidente del episcopado espa?ol, Angel Suqu¨ªa, destacaron el papel de la Corona hace 500 a?os. La jornada tuvo un significado especial para Suqu¨ªa, que en febrero ser¨¢ relevado como presidente de la Conferencia Episcopal. La presencia de los Reyes palia el malestar de Suqu¨ªa por la reiterada negativa del presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, a recibirle. El ¨²ltimo encuentro de Gonz¨¢lez con Suqu¨ªa fue en 1987.
Suqu¨ªa expres¨® ayer "nuestro vivo agradecimiento y nuestra alegr¨ªa" por la presencia de los Reyes en una sesi¨®n de la Conferencia Episcopal. "A trav¨¦s de los obispos", a?adi¨®, "este agradecimiento expresa el de millones de cat¨®licos espa?oles". "Sus majestades", abund¨® Suqu¨ªa, "han sabido siempre mostrar con su presencia el aprecio de la Corona por las instituciones sociales, religiosas, culturales o pol¨ªticas en las que se expresa la libertad de nuestro pueblo, su conciencia, su verdadera cultura". Una consideraci¨®n que, a buen seguro, no har¨ªa el presidente del episcopado, del Gobierno socialista, al que no ha dudado en criticar duramente durante su gesti¨®n.
Servir con un mismo fin
La presencia de los Reyes en la plenaria, a donde acudieron sin la compa?¨ªa de alg¨²n ministro, como suele ser habitual, obedec¨ªa a un motivo: el V Centenario. Los prelados conclu¨ªan un simposio sobre el Descubrimiento y Evangelizaci¨®n de Am¨¦rica Latina, orientado a rebatir las cr¨ªticas vertidas con tra este acontecimiento. Juan Carlos I y Sof¨ªa acudieron para clausurar el simposio, que comenz¨® el pasado lunes, y, posteriormente, comer con. los prelados -menestra, merluza o mero, tabla de quesos y dulces servidos por una empresa de catering- en una sala habilitada en la sede de la Conferencia Episcopal.
Suqu¨ªa, en su discurso ante la plenaria, subray¨® las coincidencias existentes entre la Iglesia y la Jefatura del Estado. "La Corona y la Jerarqu¨ªa de la Iglesia hemos de servir por voluntad de Dios", dijo. Y ello, "con una sola finalidad: el bien com¨²n, el bien integral de las personas, las familias y` los pueblos a ambos confiados". El cardenal, que consider¨® como un 'ministerio', al igual que el sacerdocio, el ejercicio de las tareas propias de un monarca, destac¨® otra coincidencia entre las funciones de la Iglesia y la Monarqu¨ªa. 'Ta Corona, en nuestro ordenamiento constitucional, est¨¢ orientada a la unidad y concordia de todos los espa?oles. Y nuestra misi¨®n", dijo, "hace referencia tambi¨¦n a la unidad de los hombres".
Hechos estos paralelismos, Suqu¨ªa record¨® que eclesi¨¢sticos y creyentes no han estado siempre a la altura "de la sagrada misi¨®n" de unir a los hombres, "precisamente por la interferencia en ella de criterios propiamente pol¨ªticos". "En la misma medida en que la Iglesia se deja arrastrar por tales criterios", a?adi¨®, "deja ?te ser portadora del Evangelio de Jesucristo a los hombres". La Iglesia, juzg¨® Suqu¨ªa, no corre hoy este riesgo, porque "est¨¢ descargada de un poder humano que no le corresponde".
El presidente del episcopado espa?ol reiter¨® las l¨ªneas argumentales expuestas el pasado lunes, durante el discurso inaugural de la plenaria, sobre la conquista y evangelizaci¨®n de Am¨¦rica. A su juicio, los aciertos prevalecieron sobre los "abusos y errores" y la llegada de la fe cat¨®lica al nuevo continente evit¨® "innumerables injusticias".
La colaboraci¨®n entre la Corona y la Iglesia permiti¨®, hace. 500 a?os, que los' ind¨ªgenas fueran considerados como hombres libres, dijo ayer Suqu¨ªa. En t¨¦rminos similares se expres¨® el Rey, que pronunci¨® un breve discurso para clausurar el simposio. "El cristianismo", se?al¨®, "hizo que se pensara en los habitantes de las tierras descubiertas como personas humanas; m¨¢s a¨²n, como hermanos a quienes hab¨ªa que proteger, ense?ar y ayudar con todos los recursos de la civilizaci¨®n del Renacimiento". Juan Carlos I destac¨® que los Reyes Cat¨®licos, al patrocinar la empresa de Crist¨®bal Col¨®n, tuvieron como "prop¨®sito capital la evangelizaci¨®n de esos pa¨ªses desconocidos".
Atropellos
El rey abund¨® en esta afirmaci¨®n recordando una nota del diario de Col¨®n en la que se daba "infinitas gracias a nuestro Se?or porque a trav¨¦s de los reyes de Espa?a se lograba el acrecentamiento de la religi¨®n de Cristo". Ello, dijo Juan Carlos I, constituye una prueba del "papel esencial" que tuvo la Corona en la "cristianizaci¨®n del Nuevo Mundo". "Y la prueba de que esto no era un mero deseo o una simple f¨®rmula, es el hecho de que la mayor comunidad cristiana del mundo actual es la de la Am¨¦rica Hisp¨¢nica o ib¨¦rica".
Espa?a llev¨® a Am¨¦rica su lengua, estilo de vida, su religi¨®n, sus leyes, su cultura y sus t¨¦cnicas, enumer¨® Juan Carlos I. El monarca reconoci¨® que, en este proceso, hubo "violencia, crueldad y despojo en algunas ocasiones; pero lo mismo ocurr¨ªa entre las poblaciones abor¨ªgenes de Am¨¦rica, y entre los propios espa?oles, que a veces se combatieron con dureza". Pese a ello, manifest¨®, "podemos sentirnos satisfechos al haber comunicado nuestra realidad a pueblos diferentes y lejanos, enriqueci¨¦ndonos con la suya, hasta constituir un mundo en el cual nos sentimos todos unidos como partes de una misma familia hist¨®rica".
La presencia de los Reyes en la sede de la Conferencia Episcopal alter¨® la vida cotidiana de los trabajadores que, seg¨²n una nota interna, deb¨ªan acudir al edificio de la madrile?a calle de A?astro, de punta en blanco, "como corresponde al acontecimiento". La nota recomendaba "a las se?oras" que no llevaran mantilla. Los trabajadores siguieron la sesi¨®n, desde la sala de prensa, a trav¨¦s de un circuito cerrado de televisi¨®n.
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