Una abrumadora retrospectiva
Jos¨¦ Caballero. Exposici¨®n. antol¨®gica, 1931-1991Centro Cultural de la Villa, Plaza de Col¨®n. Madrid. Hasta el 31 d¨¦ enero de 1993.
Con m¨¢s de 3 00 obras - 18 8 pinturas, un centenar de dibujos, 30 grabados, un mural y varios tapices, am¨¦n de abundant¨ªsima documentaci¨®n dispuesta en varias mesas-vitrina-, esta antol¨®gica de Jos¨¦ Caballero (Huelva, 1915-Madrid, 1991) es abruma doka, casi inabarcable. No se puede hacer responsable personal de esta dimensi¨®n gigantesca a su comisario, Luis Caruncho, porque no ha hecho sino lo que, en estos a?os de las muestras-espect¨¢culo, es lo m¨¢s habitual en buena parte del mundo, tanto cuanto se trata de organizar muestras retrospectivas, como cuando el objetivo es abarcar un panorama o movimiento hist¨®ricos: primar la cantidad, lo gigantesco, al margen incluso de si el circunstancial visitante ser¨¢ capaz, f¨ªsica o psicol¨®gicamente, de abarcarlo, de asimilarlo.
Tairibi¨¦n es verdad, en el caso que nos ocupa, que el reciente fallecimiento del artista, el cual muri¨® un tanto frustrado por no haber llegado a un acuerdo para que esta retrospectiva se celebrase en el MNCARS, al parecer porque discrepaba del criterio con que los responsables de dicho centro la conceb¨ªan, ha podido influir en el actual comisario en el sentido antes apuntado. Sea como sea, el resultado es, a mi modo de ver, agobiante, pues el efecto de la cantidad y la reiteraci¨®n, incluso entre los m¨¢s grandes creadores, hace perder tensi¨®n y oscurece sus mejores logros, dejando adem¨¢s de lado lacuesti¨®n de que todo lo que esa acumulaci¨®n pudiera tener de indudable inter¨¦s en una figura hist¨®r¨ªca del arte espa?ol contempor¨¢neo como Jos¨¦ Caballero podr¨ªa haber quedado cumplidamente reflejado en el cat¨¢logo, que para eso est¨¢n, aunque con frecuencia se olvide.
Por contra, no s¨¦ si el p¨²blico normal, pero desde luego s¨ª el especialista, se va a poder enfrentar con casi todo lo que hizo en su dilatada y prol¨ªfica existencia creadora Caballero, que arrib¨® a Madrid casi a¨²n adolescente y, desde comienzos de los a?os treinta, hasta casi el momento en que falleci¨®, no dej¨® de pintar, lo que suma 60 a?os de plena dedicaci¨®n al oficio con apenas interrupciones. Esto nos permite ver la selecci¨®n m¨¢s completa quejam¨¢s se haya hecho, no s¨®lo de sus primeros tientos surrealistas de los a?os treinta, sino de los muy diversos episodios a trav¨¦s de los que evolucion¨® a partir de la posguerra, siempre preocupado por adaptarse a los sucesivos cambios de la vanguardia, ya fueran los ecos del clasicismo a lo Campigli, Picasso, la figuraci¨®n europea de posguerra, el informalismo... y dando pruebas casi siempre de su buen hacer y de la personal impronta de su sensibilidad.
Tambi¨¦n se puede apreciar en esta exhaustiva retrospectiva c¨®mo el admirado y admirable dibujante lleg¨® a ser un muy notable amante de la materia pict¨®rica, as¨ª como un fiel asimilador de la buena lecci¨®n compositiva de su maestro V¨¢zquez D¨ªaz y, por encima de todo, un surrealista, no en el sentido doctrinario del t¨¦rmino, sino por su talante natural de so?ador que po¨¦ticamente recusa la pesada carga de lo real y le busca, con gracia o con angustia, las vueltas.
Por ¨²ltimo, tambi¨¦n esta muestra da cumplida cuenta de la versatilidad del ingenio creativo de este luminoso andaluz, que hace con soltura cuanto se le ocurre, se le propone o tiene la oportunidad, lo que explica la sorprendente variedad de experiencias que lleg¨® a acometer, que no se limitan a los g¨¦neros m¨¢s o menos obligados en un pintor, sino que tambi¨¦n se extienden a la escenografila teatral, el muralismo, la tapicer¨ªa, etc¨¦tera.
Babelia
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