?Tire su televisor! Vea lo que le damos a cambio
Coja su televisor y al contenedor con ¨¦l. Y el mundo es suyo, afirma el articulista. Atr¨¦vase, contin¨²a, a imaginarlo un poco: un mundo en, que queden largas horas abiertas para que haya que inventar juegos de disfraces, o corros de adivinanzas, o concursos de a ver qui¨¦n cuenta la mentira m¨¢s gorda, o infinidad.
Es tan f¨¢cil... No tiene usted que hacer tr¨¢mite ninguno, rellenar ning¨²n impreso, hacer ninguna cola: basta con que esta noche mismo, en un momento que lo est¨¦ usted viendo por mil¨¦sima vez poner la misma cara para decir la misma cosa, lo agarre usted, arranque limpiamente los cables, lo baje a la calle, y lo deposite suavemente en el contenedor de la basura, y ?ya est¨¢!: ?el mundo es suyo!Mejor ser¨ªa si arrancara usted de paso la antena (cuanto m¨¢s parab¨®lic¨¢, m¨¢s gusto) y la depositara en el mismo sitio; pero, si acaso tiene usted vecinos que puedan armar jaleo (ya que la libertad de cada uno termina donde empieza la del pr¨®jimo -ya sabe), no se meta usted en l¨ªos; no vale la pena: usted a lo suyo: coja su aparato, que puede usted hacer con ¨¦l lo que le d¨¦ la gana, que para eso se lo ha comprado, y al contenedor con ¨¦l, y ?adi¨®s, chato!, que te disfruten las mondas de patata y las c¨¢scaras de langosta.
?Y el mundo es suyo!: ?un mundo nuevo! Atr¨¦vase a imaginarlo un poco.Descubrir¨¢ usted el placer de comer sobre una mesa, enter¨¢ndose de las delicias que le ha guisado con amor individido su parienta, y si alguien tiene que darle alg¨²n recado, se lo dar¨¢ mir¨¢ndole a la cara, con sonrisa o con moh¨ªn, seg¨²n el caso, sin que tenga usted que decodificarlo por entre restalletes de pistola, histerias de malvioladas, discursos de Presidentes. ?Se imagina? ?No se le hace la boca agua?
Ser¨¢ un mundo en que, si acaso llega una tarde su prima segunda de usted y se pone a tono, y entre d¨ªmes y dir¨¦tes van a parar ambos al div¨¢n o a la alfombra, todo lo que pase pasar¨¢ entre ustedes dos, no bajo el ce?o severo o las se?ales intermitentes del Juicio del Se?or ni ante los ojos de mir¨®n del Popeye de Faulkner, que tanto la distra¨ªan a su prima.El silencioSer¨¢ un mundo en que, al abrir la puerta de su casa, le vendr¨¢n al encuentro acaso gritos de ni?os jugando al escondite, o tal vez la voz de do?a Adelaida cantando la del Manojo de Rosas, para que le haga usted el d¨²o, o mejor todav¨ªa, el silencio: un silencio que hasta se oigan zumbar las cuatro moscas que se hayan salvado del ¨²ltimo espr¨¢y mort¨ªfero: ?no se muere usted de gozo de solo imaginarlo?
?Un mundo en que queden largas, largas horas abiertas para que haya que inventar juegos de disfraces, o corros de adivinanzas, o concursos de a ver qui¨¦n cuenta la mentira m¨¢s gorda, o infinidad!
?Un mundo donde, al fin, podr¨¢ usted enterarse de vez en cuando, cada mes o as¨ª, de si ha pasado algo en el mundo, porque no tendr¨¢ usted las orejas ataponadas de noticias producidas a la fuerza para llenar el rato!imaginaci¨®n
Hasta tendr¨¢ alg¨²n d¨ªa que ir a visitar a alg¨²n amigo abandonado, o irse a ver alguna pel¨ªcula que tenga usted que averiguar si tiene ganas de ir a verla, o hasta releerse aquel libro que tanto la estremeci¨® cuando era usted soltera, pero que ahora seguro que le iba a sacar m¨¢s zumo y con mas serenidad. ?La de imaginaci¨®n que va usted a echar en cuanto la liberen de im¨¢genes un poco!
En fin, ?la tira!, ?la repanocha!, ?la vida!, ?la riqueza!
?Y todo por el simple gesto de tirar su televisor a la basura!
??nimo, amigo, amiga! ?No pierda un solo d¨ªa m¨¢s!
M¨¢s barato no se le puede vender un mundo nuevo.Agust¨ªn Garc¨ªa Calvo es catedr¨¢tico de Lat¨ªn de la Universidad Complutense de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.