Despedida

George Bush se marcha de la Casa Blanca habiendo hecho m¨¢s por los dem¨¢s que por sus conciudadanos. As¨ª le han correspondido ¨¦stos. Deja al mundo hecho un l¨ªo, y de ah¨ª el coro de despedidas. Pero no s¨¦ si es una exageraci¨®n culparle a ¨¦l solo de todo ello.Al pr¨®jimo se le admiten aciertos y errores. Salvo cuando se trata de Estados Unidos, en cuyo caso los ponemos siempre a caldo: son ni?os mal criados, comen mal, est¨¢n gordos, son tan incultos que no saben ni d¨®nde est¨¢ Europa y no merecen m¨¢s que nuestra displicencia. Claro que no nos gusta que defiendan la libertad en casa y protejan a los dictadores fuera; y no digamos su visi¨®n completamente tonta de lo que eran y no eran los comunistas.

La invasi¨®n de Panam¨¢ fue una bestialidad. Faltaba m¨¢s. Pero, por compensar, afirmo que Sadam Husein no es una dulce lib¨¦lula, sino un asesino. Y Bush hizo bien en meterse con ¨¦l: el mundo mejor¨® con su derrota. Tampoco ha estado mal esto de quitarnos dos tercios del armamento nuclear. Ya s¨¦ que fueron ellos quienes lo pusieron primero, pero nadie es perfecto, y menos que nadie, el mundo. Tambi¨¦n ha hecho bien Bush en mandar a sus tropas a Somalia y en querer zurrar a los serbios. Al fin y al cabo, hace un a?o que insultamos a los europeos por no hacerlo ellos de una vez.

Y a la hora de la verdad, prefiero ser hispano en el infierno yanqui a disfrutar del para¨ªso iraqu¨ª o a ser egipcio en Kuwait. O como dijo mister Gonz¨¢lez, prefiero morir de una cuchillada en el metro de Nueva York que de hambre en Mosc¨². No por morirme, sino por c¨®mo lo habr¨¦ pasado antes. Luego, nos gusta ponernos vaqueros, mandar los chicos a la Universidad all¨¢ (si podemos), ver pel¨ªculas de Hollywood, comprar discos de Madonna y contar el n¨²mero de premios Nobel que tienen en sus hospitales.