El uno, en Oxford; el otro, en la calle
Es dif¨ªcil encontrar coincidencias en las biograf¨ªas del presidente de Centro, ?ngel Matanzo, y del concejal de Cultura, Pedro Ortiz. Matanzo, de 55 a?os, carnicero de padre carnicero "a mucha honra", se diplom¨®, dice, en la calle. Ortiz, de 40 a?os, arquitecto, culmin¨® su carrera en Oxford, donde lleg¨® a dar clases. La escuela popular de Matanzo y la ilustrada de Ortiz, la cara y la cruz del equipo de Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, iban as¨ª por separado hasta que lleg¨® el inevitable choque.Fue en verano, con motivo de las terrazas que Ortiz plant¨® en el cuartel del Conde-Duque para dar a los Veranos de la Villa el contenido cultural que no se pod¨ªa programar con el exang¨¹e presupuesto municipal. Los promotores explotaron las terrazas con la condici¨®n de ofrecer un espect¨¢culo cada d¨ªa.
Las primeras protestas del vecindario por el ruido nocturno encontraron r¨¢pidamente eco en su presidente de Junta. Matanzo enarbol¨® la bandera de las ordenanzas, estandarte en el que justifica todas sus causas, y empez¨® la cruzada cultural. La concejal¨ªa de Ortiz sancion¨® con un cierre de una semana a la terraza m¨¢s ruidosa y despu¨¦s esper¨® a que Matanzo cumpliera sus amenazas de clausura. Pero aquella vez Matanzo amag¨® y no dio.
Luego, Matanzo se dedic¨® a poner chinitas. Logr¨® desterrar de las proximidades del Palacio Real al grupo de teatro brit¨¢nico Footbarn, invitado por el Festival de Oto?o para representar a Shakespeare. Tambi¨¦n paraliz¨® cerca de una hora la presentaci¨®n de la obra Mediterr¨¤nia que el grupo Els Comediants quer¨ªa ofrecer en la plaza Mayor. El espect¨¢culo hab¨ªa sido preparado por la Concejal¨ªa de Cultura, pero faltaba el permiso del presidente de la Junta. Matanzo goz¨® de sus minutos de protagonismo antes de autorizar la representaci¨®n.
En Navidad hubo otra. Cultura alquil¨® la carpa del Conde Duque para la celebraci¨®n de una fiesta privada de fin de a?o, y Matanzo deneg¨® el permiso porque entend¨ªa que alquilar los recintos p¨²blicos para tal fin era competir deslealmente con los promotores del sector. La fiesta se celebr¨®. Medi¨® el alcalde.
El cierre de las noches del Alfil es otro cap¨ªtulo m¨¢s, aunque en este caso el teatro est¨¢ desligado de la Concejal¨ªa Cultura. Matanzo esgrime que no existe permiso para dar copas all¨ª justo despu¨¦s de enterarse de que es el protagonista de la iron¨ªa de los actores. Ortiz en esta otra batalla, s¨®lo quiere demostrar que el PP no est¨¢ contra de la cultura. Pero antes tendr¨¢ que convencer a los concejales de su grupo que critican su gesti¨®n por contratar a la Fura dels Baus.
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