Barbero advierte que si un Gobierno subordina los jueces a sus intereses acaba con la democracia
El juez Marino Barbero, el magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo que instruye el caso Filesa, lanz¨® ayer un en¨¦rgico alegato contra las "presiones subrepticias, no por disimuladas y ocultas menos temibles", de los gobernantes hacia los jueces. Era la primera ocasi¨®n en que pronunciaba un discurso desde que lleva la investigaci¨®n de la presunta financiaci¨®n irregular de? PSOE. Elegido Jurista del a?o 1992 por la Asociaci¨®n de Antiguos Alumnos de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, aprovech¨® su turno de agradecimiento para advertir que si un Gobierno pretende convertir al juez en servil, supeditarle a sus conveniencias e intereses, est¨¢ precipitando la quiebra del funcionamiento democr¨¢tico.
Barbero recibi¨® la distinci¨®n de Jurista del a?o de manos del alcalde de Madrid, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez Manzano, quien ocup¨® la presidencia del acto junto al rector de la Universidad Complutense, Gustavo Villapalos, y al decano de la Facultad de Derecho, Jos¨¦ Iturmendi.Entre los dos centenares de, personas que abarrotaban la sala se encontraban el ex ministro centrista Juan Antonio Ortega y D¨ªaz Ambrona -quien expuso p¨²blicamente los m¨¦ritos de Barbero por los que le han otorgado el premio-; el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garz¨®n, elegido Jurista del a?o en 1991; Jos¨¦ Mar¨ªa Manzanares, vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, y Cristina Alberdi, entre otros relevantes miembros de la carrera judicial.Barbero empez¨® por relatar, a modo de confesi¨®n, que un juez no debe expresarse m¨¢s que por la palabra escrita, "aunque a veces tenga enormes deseos de gritar la verdad que ¨¦l mejor que nadie conoce, frente a no pocas tergiversaciones". Record¨® que en 1952 era un opositor a la dictadura, y apel¨® a que cuando fue elegido magistrado del Tribunal Supremo, en 1986, era el catedr¨¢tico de Derecho Penal que "m¨¢s tenazmente hab¨ªa luchado por el reconocimiento de los derechos humanos fundamentales en el ¨¢mbito punitivo".
En el ojo del hurac¨¢n por la pol¨¦mica sobre sus actuaciones en el caso Filesa, se mostr¨® decidido a esquivar las presiones de quienes elogian "superlativamente" su labor y de quienes "no menos superlativamente la denigran". Su concepci¨®n del Derecho, precis¨®, es la que se orienta hacia metas progresivas de libertad, de igualdad, de democracia y de progreso.
En un discurso le¨ªdo, y con entonaciones que imprim¨ªan vehemencia a sus palabras, aprovech¨® la cita de un autor cl¨¢sico para se?alar que "es tan inimaginable que en un Estado democr¨¢tico ( ... ) se verifique un ataque frontal al poder judicial que, por lo com¨²n, los peligros para la independencia [judicial], provenientes de los otros poderes, m¨¢s que de abierta oposici¨®n e injerencia revisten la forma de presiones subrepticias, no por disimuladas y ocultas menos temibles".Amedrentar
El magistrado instructor del caso Filesa recurri¨® a otra cita, en esta ocasi¨®n de Battaglia, para decir en voz alta, y en¨¦rgica, que "est¨¢ lejos el tiempo en que los gobernantes, para obtener de los jueces sentencias o decisiones favorables, se ve¨ªan obligados a encarcelarlos. Ahora basta corromperlos. Ahora basta, cabe a?adir, amedrentarlos", agreg¨® Barbero.
Los reg¨ªmenes libres se fundan en una magistratura independiente, pero responsable, record¨®. "De ah¨ª", dedujo, "la necesidad de reaccionar del modo m¨¢s en¨¦rgico contra injerencia del poder ejecutivo en el campo reservado al judicial. Va en ello la sobrevivencia del Estado democr¨¢tico".
Como conclusi¨®n, y amparado en que hablaba a t¨ªtulo personal y como profesor a punto de cumplir 30 a?os como catedr¨¢tico de Derecho Penal, consider¨® un deber advertir que el equilibrio de poderes que sustenta el Estado de derecho "puede sufrir grave quebranto, su desmoronamiento incluso, si el Ejecutivo falta al Judicial el obligado, y rec¨ªproco, respeto; si perdida toda ecuanimidad no tiene reparos en se?alarle -con la coacci¨®n inherente a tal indicaci¨®n- cu¨¢les son las decisiones que debe tomar; si menosprecia que la pretensi¨®n de convertir al juez en servil, de supeditarlo a sus conveniencias e intereses, constituye el fin de la organizaci¨®n democr¨¢tica de la vida p¨²blica". Una organizaci¨®n que se estructura "sobre el presupuesto de que el juez est¨¢ s¨®lo sometido a la Constituci¨®n y a las leyes, y no a interesadas veleidades".
La Asociaci¨®n de Antiguos Alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense entreg¨® en el mismo acto al catedr¨¢tico Leonardo Prieto Castro el premio a una vida dedicada al Derecho, y a la revista Tapia el premio Medio de Comunicaci¨®n del A?o.
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