Viajero enterado, contra taxista listillo
Cat¨¢logo de los derechos del usuario recogidos en la ordenanza municipal
Las reglas del juego del taxi en Madrid -un negocio que mueve 50.000 millones al a?o- amparan al viajero que se niega a tragarse el humo del habano del conductor, al que est¨¢ harto de bajarse a pedir cambio o a quien tiene una pituitaria sensible. Si el taxista es grosero, puede ser denunciado por desconsideraci¨®n y costarle de tres a seis meses de retiro. Aunque el grueso de las denuncias presentadas ante el Ayuntamiento (170 al mes) fueron por cobrar de m¨¢s o por dar un rodeo.
Jos¨¦ Sierra, jefe del departamento de Transportes del Ayuntamiento, asegura que es bueno para todos que el usuario conozca las normas. Por ejemplo, un pasajero puntilloso puede obligar al taxista fumador a que apague el cigarro. Si el conductor se resiste y el pasajero es tozudo, al primero puede costarle hasta 15 d¨ªas de descanso forzado. El conductor no puede ni rechistar si su viajero pretende pagarle un viaje de 350 pesetas con un billete rojo de 2.000. Tienen obligaci¨®n de llevar cambio hasta esa cantidad. Y en caso de no tenerlo, debe ser el taxista el que se baje a por ¨¦l, deteniendo el tax¨ªmetro. El ch¨®fer debe ser, adem¨¢s, cuidadoso en su aseo personal y en el de su coche para que no se d¨¦ el caso de incumplir las normas en su versi¨®n olfativa. En uno de los taxis que tom¨® una redactora s¨®lo se pod¨ªa respirar con la ventanilla bajada, en febrero y a pocos grados sobre cero.Si al taxi se le pincha una rueda o le dan un golpe -algo poco habitual, ya que s¨®lo tres de cada 100 veh¨ªculos implicados en los m¨¢s de 15.000 accidentes que ocurrieron en la ciudad en 1992 eran taxis-, el taxista ha de detener el tax¨ªmetro y el viajero s¨®lo tiene que pagar lo que marque en ese momento el contador, menos las 150 pesetas de bajada de bandera, si no se consuma el viaje. Lo que no hizo un taxista en Arturo Soria el pasado martes a una pasajera periodista, a quien cobr¨® las 700 que marcaba el contador despu¨¦s de que un coche le machacase las luces traseras.
Un caso parecido levantaba las iras de los consumidores el pasado a?o cuando la Polic¨ªa Municipal, tras una oleada de atracos sangrientos a taxistas, empez¨® a parar coches por la noche para identificar a los viajeros. Los taxistas no paraban el tax¨ªmetro.
La impresi¨®n que da tras haber tomado m¨¢s de 30 taxis es que para ara?ar unas pesetas vale todo. Est¨¢ la t¨ªpica vuelta -una de las cosas m¨¢s denunciadas, seg¨²n el Ayuntamiento y constatada tres veces en este reportaje-.
Por 50 c¨¦ntimos
O poner el tax¨ªmetro en funcionamiento antes de que el viajero diga ad¨®nde quiere ir -considerado falta leve en la ordenanza, es decir, amonestaci¨®n o 15 d¨ªas de suspensi¨®n del permiso de conducir- hasta quedarse con la vuelta o no parar el tax¨ªmetro para mirar la gu¨ªa.
Y la man¨ªa de dar recibos no oficiales puede enmascarar a veces una licencia falsa, aunque en el Ayuntamiento lo atribuyen al ahorro de los.50 c¨¦ntimos que cuesta. cada recibo.
Hay un truco a¨²n m¨¢s inteligente: despu¨¦s de dar la vuelta de un trayecto -900 pesetas, propina incluida-, el taxista -con gorra y aspecto de boxeador-, aventura: "Si no te importa, te pongo 1.000 en el recibo". La clienta se lo piensa dos segundos y le devuelve la chocolatina con una sonrisa y pensando, vale, has ganado t¨², paga mi empresa. El taxista vuelve la cara y le despide con un, gracias, guapa. Hasta le regala un calendario de su compa?¨ªa de radiotaxi.
Aunque el viajero no se debe molestar si al llegar, a la plaza de toros de Las Ventas le cobran 125 pesetas m¨¢s o lo mismo si pretende subir su perro al taxi. Incluso la novedad de este a?o, el recargo por salir o llegar al Parque de las Naciones, algo que fue muy contestado por la oposici¨®n municipal, que aleg¨® que s¨®lo hab¨ªa una l¨ªnea de autob¨²s para llegar all¨ª. Todos esos suplementos son correctos, aunque deben figurar en una hoja colgada del parasol derecho. Aunque no se puede cobrar, a las 11.15 de la noche de un domingo, los suplementos festivo y nocturno. El recargo de d¨ªa festivo caduca a las once en punto.
Olvidar bajar la bandera
Tampoco pueden detenerse en una gasolinera si el viajero no les autoriza, y si el conductor olvida poner- en funcionamiento el contador, ser¨¢ de su cuenta los que haya recorrido, a menos de acuerde algo con su pasajero.
Barajas es el punto de donde llegan buena parte de las 1170 denuncias mensuales que recibe el Ayuntamiento. El 60% de todas estas denuncias llegan a suponer una sanci¨®n. Tres de cada. 10 las pone el usuario, y el resto, la Polic¨ªa Municipal, que en 1992 present¨® 1.733 denuncias s¨®lo desde el aeropuerto. La gran mayor¨ªa -1.140- se produjeron por recoger viajeros fuera de la parada. Los mayores problemas, seg¨²n el oficial responsable, los da las llegadas Internacionales, donde el primer taxi que tomaron dos periodistas llevaba el tax¨ªmetro trucado. "Son unos 300 o 400 a quienes no les importa esperar. A lo mejor en una carrera se hacen el d¨ªa", asegura el polic¨ªa.
Pero tambi¨¦n hubo 13 taxistas que parec¨ªan conocer las normas al dedillo y ser licenciados en cortes¨ªa. Como el que s¨®lo respir¨® para preguntar, educadamente: "Le importa que ponga a Camar¨®n", camino al aeropuerto. O el muchacho al que que, a trav¨¦s de la mampara, sele ve¨ªa detener el tax¨ªmetro cada vez que consultaba la gu¨ªa para encontrar una calle del centro.
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