Aborto

El caso de la italiana Carla Levati, la madre que ha sacrificado su vida para que su hijo pueda vivir, ha hecho resurgir la problem¨¢tica del aborto en todo el mundo. De nuevo, los f¨¦rreos antiabortistas se enfrentan abiertamente a los partidarios de reconocer el derecho de la mujer a disponer de su cuerpo. Unos y otros se empe?an infructuosamente en discernir qu¨¦ es m¨¢s importante: el derecho a la vida del feto, o el derecho a la vida de la madre. Pero, si ambos, madre y feto, son igualmente vidas, ?c¨®mo decidir cu¨¢l de las dos tiene mayor derecho a desarrollarse? ?Y qu¨¦ autoridad tienen terceras personas, ajenas por igual a la madre y al feto, a juzgar tal derecho?Se?ores y se?oras, dejen ya de discutir sobre una base err¨®nea. Lo que aqu¨ª se debate no es un derecho, sino una libertad: la libertad de la mujer de decidir por s¨ª misma, en lugar de dejar que sean los dem¨¢s quienes decidan por ella. Y despu¨¦s , cada cual con su conciencia, que la moral es un cintur¨®n ajustable a todas las medidas. Carla Levati sab¨ªa todo esto y se limit¨® a ejercer su libertad, sin pensar en los derechos. Opt¨® por tener al ni?o, pero pod¨ªa haber optado por no tenerlo, y su decisi¨®n hubiera sido igualmente respetable. Pido por favor que la Iglesia no use su nombre como un eslogan de las creencias cristianas. No ser¨ªa justo. Adem¨¢s, el caso de la madre italiana no se adapta al ideal eclesi¨¢stico. Carla ha dado su vida por la de su hijo, y el Papa la ensalza p¨²blicamente por ello. Ahora, el ni?o ha muerto tambi¨¦n. ?Qu¨¦ dice ahora el Papa?.-