El Gobierno aut¨®nomo quiere convertir a las Baleares en las 'islas inteligentes' de Europa

El Gobierno balear quiere convertir su territorio en el centro pionero del teletrabajo europeo. "Queremos transformar esta zona tur¨ªstica en las islas inteligentes del Mediterr¨¢neo, tras el ejemplo de Singapur en Asia", ha explicado Andr¨¦s Font, director general de Econom¨ªa. No se trata s¨®lo de que los parlamentarios insulares no tengan que viajar para las sesiones, sino tambi¨¦n de que ejecutivos europeos se pasen tres meses en hoteles oficina compaginando vacaciones y trabajo. La tendencia europea no es trabajar en casa, sino en centros cercanos al domicilio o en oficinas vacacionales.

En las islas Baleares se podr¨¢ practicar la teleformaci¨®n, la telemedicina o el teletrabajo. "Tendremos las sesiones del Parlamento balear por teleconferencia", dijo Font durante unas jornadas sobre este tema celebradas la semana pasada en Palma de Mallorca. "Los, parlamentarios de Ibiza y Menorca no tendr¨¢n por qu¨¦ estar presentes fisicamente en las sesiones". La Cornunidad Europea financia con un 50% un proyecto para ver la viabilidad de establecer en Baleares una oficina vacacional en 1994, que permitir¨ªa a algunos trabajadores aumentar dos o tres meses su periodo de descanso en las islas. De llevarse a cabo, este hotel oficina estar¨¢ dotado de una fuerte infraestructura de telecomunicaciones que facilitar¨¢ al empleado la conexi¨®n directa con su oficina central.En Estados Unidos es donde m¨¢s se ha extendido un aspecto del teletrabajo, el teleconmuting, t¨¦rmino que define la sustituci¨®n del tiempo gastado en el trayecto diario al trabajo por tiempo trabajado con el uso de las telecomunicaciones. A principios de este a?o, EE UU contaba con m¨¢s de seis millones de teletrabajadores. "A finales de este siglo alcanzaremos los 25 millones", ha se?alado Jack Nilles, uno de los padres del concepto de teletrabajo.

Menos tr¨¢fico, m¨¢s tiempo

En Los ?ngeles acaba de finalizar un proyecto de teletrabajo. "Ha habido una importante reducci¨®n del consumo de gasolina y unos beneficios de 8.500 d¨®lares (casi un mill¨®n de, pesetas) por teletrabajador al a?o. Este proyecto ha afectado a 60.000 trabajadores y 300 empresas. Experiencias similares se han llevado a cabo en Washington, Arizona y corporaciones como Pacific Bell.Aunque EE UU va por delante, en Europa en el a?o 2000 el sector de las telecornunicaciones habr¨¢ superado a la industria del autom¨®vil y de la infraestructura viaria. Esto significa que en ese a?o gran parte de la riqueza de la, CE viajar¨¢ por redes de telecomunicaci¨®n en vez de por redes viar¨ªas.

En Europa existen varias razones por las que el teletrabajo est¨¢ emergiendo, seg¨²n Peter Johnston, de la CE: da mayor flexibilidad a los empleados, reduce los costes de viaje, mejora la calidad de vida, descongestiona las principales ciudades, mejora el medio ambiente y aumenta el desarrollo regional gracias a la descentralizaci¨®n de actividades empresariales. Adem¨¢s, el teletrabajo apoya la integraci¨®n social de las personas f¨ªsicamente disminuidas.

Mientras en EE UU la tendencia es trabajar en casa, en Europa hay mayor inclinaci¨®n, seg¨²n Johnston, hacia los centros de trabajo y oficinas vacacionales. "La raz¨®n es que las casas son m¨¢s peque?as en Europa. Aqu¨ª es posible que la gente no pase r¨¢pidamente al trabajo en el domicilio, como ha ocurrido en EE UU. Por ello estudiamos otras soluciones: los telecentros o despachos cercanos a los domicilios de los trabajadores".

En Holanda hay un movimiento muy r¨¢pido para este cambio de pol¨ªtica, con el fin de que la gente no use sus coches a diario para desplazarse hasta sus puestos de trabajo. Se trata de mandar el trabajo a la empresa en lugar del trabajador.

El hecho de aceptar o no el teletrabajo depende hoy de los directivos, que se resisten a supervisar a la gente que no est¨¢ f¨ªsicamente en la oficina. "Son algo reacios", reconoce Nilles. En Europa, los sindicatos tienden a no estar de acuerdo con este sistema porque creen que van a perder afiliados, aunque algunos, como los del Reino Unido, "se lo han tomado en serio y lo est¨¢n estudiando".

La formaci¨®n de la gente es uno de los costes del teletrabajo. "La falta de contacto cara a cara es algo nuevo y hay que ense?ar a las personas a trabajar de esta manera. Es fundamental que la gente que trabaja en casa tenga autodisciplina", contin¨²a Nilles. La p¨¦rdida de ideas brillantes -fruto de tertulias en la cafeter¨ªa- es otro temor entre los empresarios. Un tel¨¦fono y un fax cubre las necesidades del 80% de los empleados. El resto puede necesitar equipos de videoconferencia para conexiones cara a cara, que a¨²n resultan costosos, unos dos millones de pesetas.