Sangre, tac¨®n y l¨¢grimas

En su segunda oferta, la compa?¨ªa titular espa?ola se siente m¨¢s c¨®moda, se la ve un poco m¨¢s en lo que tiene que estar, y a pesar de que s¨®lo hab¨ªa un estreno riguroso, la reposici¨®n de Los Tarantos llenaba de inter¨¦s el programa. Este ballet ya hab¨ªa sido estrenado en el teatro de la Zarzuela en 1986. Es una obra que se inserta en el ballet flamenco de tradici¨®n, acudiendo a los registros musicales m¨¢s reconocibles junto a intentos de orquestaci¨®n m¨¢s actuales. Es una mezcla llena de riesgos,, y por ello quiz¨¢ sigue sin ser una obra cerrada.Se nota en Los Tarantos la influencia de los grandes de la danza teatral espa?ola, especialmente Gades y Granero, lo que no es malo. El reparto cuenta con Maribel Gallardo, que en su buena madurez cuaja lo que hace; su taranta posee drama y casta. La pareja de amantes del estreno vuelve a ser la misma: Aida G¨®mez, con un baile inteligente, como en el garrot¨ªn, donde su fondo aca d¨¦mico toca levemente el paso flamenco pero sin aguar las tintas. Antonio M¨¢rquez, en un papel hecho a su medida, est¨¢ intenso y cre¨ªble. Del reparto secundario resalta Currillo en esa especie de Mercurio venal, virtuoso a su particular manera. Del mismo S¨¢nchez, Juan Mata bail¨® una versi¨®n del ya hoy tradicional zapateado, un solo masculino que debe desprender seducci¨®n y energ¨ªa, l¨ªnea y tac¨®n.

Lola Greco sali¨® majestuosa a bailar sus romeras con bata de cola blanca y mantoncillo rojo. Su estampa, llena de nobleza, ahora s¨ª recordaba una tradici¨®n a la que tiene derecho y en la que seguramente entrar¨¢: Antonia Merc¨¦, Pilar L¨®pez, ellas, las grandes de ayer con los volantes crujientes de almid¨®n. La coreograf¨ªa de Carpio y Greco (la hermana: es familia de sangre muy bailada, muy del oficio) no es demasiado imaginativa, pero le permite lucirse en sus calidades de origen. A veces, su excelente l¨ªnea se ve afectada por la bata de marras, a pesar de la batista bordada y exquisita, no es su talla, no le queda bien. Lola Greco necesita, como una estrella que es, atenci¨®n preciosa y precisa, mimo y detalle. Es fr¨¢gil en su belleza y en su danza, lo que a?ade un encanto y una fascinaci¨®n que pueden ser las claves de su estilo.

Danza y tron¨ªo a?ej¨® en buen sentido la oferta. Es sin duda un gran ballet a perdurar y, sobre todo, a cuidar en las formas en que se baila y a lasbailarinas que se escogen para sus dificiles papeles y variaciones. Otra vez M¨¢rquez, Greso, y especialmente Ana Gonz¨¢lez, ennoblecieron la puesta.