Un futuro incierto
Gobiernos, patronales y sindicatos no encuentran la f¨®rmula eficaz contra el paro
Francia, Reino Unido y Espa?a tienen tres millones de parados y pocas soluciones para combatir ese grave problema. Varios gobiernos europeos han aplicado, o preparan, un recorte de los subsidios o han recurrido a otras soluciones de emergencia para intentar detener la ca¨ªda en picado del empleo. Tampoco las patronales ni los sindicatos han reaccionado con respuestas acordes con la magnitud de la crisis.
El reparto del trabajo existente es, por el momento, una mera propuesta te¨®rica que los socialistas franceses han lanzado cuando est¨¢n a punto de pasar a la oposici¨®n. Sin embargo, los partidos de la derecha se han pronunciado en contra de las f¨®rmulas de reparto del trabajo con reducciones salariales, aprobadas ya en algunas empresas. Prefieren aliviar los impuestos "sociales" que pesan sobre las n¨®minas salariales y el traslado al Estado de la cobertura de la asignaciones familiares.
Los pol¨ªticos de la derecha francesa han comenzado a adoptar el discurso del candidato americano a la Casa Blanca, Bill Clinton, durante la campa?a electoral del pasado a?o. Edouard Balladur, candidato favorito a primer ministro del nuevo Gobierno, ha reconocido su preocupaci¨®n, aunque a continuaci¨®n a?ade que "honestamente, prometer que habr¨¢ 300.000 parados menos a fin de 1993 es irresponsable". La ¨²ltima cifra oficial de desempleo en Francia, anunciada a primeros de marzo, es la de 2.978.400 parados y la recesi¨®n de la econom¨ªa, que comenz¨® en el ¨²ltimo trimestre de 1992, presagia una evoluci¨®n peor para el primer semestre de 1993.
Medidas de emergencia
El Gobierno espa?ol ha tomado medidas de emergencia coyunturales cada vez que el paro ha tenido un fuerte crecimiento. Hace un a?o, reaccion¨® recortando las prestaciones de desempleo y, cuando conoci¨® la ¨²ltima encuesta de poblaci¨®n activa, con un record hist¨®rico de 3.047.120 parados, prorrog¨® a cuatro a?os una de las modalidades de contrataci¨®n temporal -la de fomento de empleo-. Dos medidas de dudosa eficacia para cortar la sangr¨ªa, a las que se une otra m¨¢s prometedora a largo plazo: un plan de inversiones p¨²blicas a 15 a?os.Tampoco la patronal ni los sindicatos han demostrado una capacidad de respuesta acorde con la gravedad del problema. En el oto?o pasado realizaron un t¨ªmido intento de negociar un pacto social, que fracas¨® en los primeros contactos informales. Despu¨¦s, las centrales se han limitado a poner como punto prioritario de los convenios el mantenimiento del empleo, pero la negociaci¨®n colectiva no avanza y el desempleo sigue aumentando.
En el Reino Unido el paro se aborda como un problema pol¨ªtico. Es la oposici¨®n parlamentaria la que asume la funci¨®n de recordarle al Gobierno que hay tres millones de parados (m¨¢s de cuatro, seg¨²n estimaciones menos manipuladas que las oficiales) y al menos un mill¨®n de trabajadores en situaci¨®n de subempleo.
Los sindicatos tienen poca capacidad de maniobra. La d¨¦cada de Margaret Thatcher los pulveriz¨®. Prueba de ello es la impotencia del TUC (Trade Union Congress), el organismo que aglutina los sindicatos brit¨¢nicos, ante el continuo aumento del paro. Otra prueba, muy concreta, es el caso Hoover: una f¨¢brica de aspiradoras que se trasladar¨¢ de Francia a Escocia, atra¨ªda por la renuncia a muchos de sus antiguos derechos sindicales por parte de los futuros empleados escoceses.
El Gobierno no reconoce al TUC como interlocutor en ning¨²n asunto y no reconoce la Carta Social del Tratado de Maastricht. No existe salario m¨ªnimo, el despido es pr¨¢cticamente libre y los sindicatos sobreviven como unidades atomizadas, con una creciente tendencia hacia la f¨®rmula japonesa: un solo sindicato por empresa.
La elevad¨ªsima tasa de desempleo de Irlanda (17% de la poblaci¨®n activa) es el problema central del nuevo Gobierno de coalici¨®n Fianna F¨¢il-Partido Laborista. Las promesas electorales de los laboristas (grandes obras de infraestructura, fondo para la creaci¨®n de empleo) se est¨¢n desvaneciendo, sin embargo, ante la gravedad de la recesi¨®n. El recorte de los subsidios a los estudiantes durante el verano ha sido una primera medida muy impopular. Y todo apunta a que el crecimiento del paro (que, seg¨²n las estimaciones del Gobierno, afectar¨¢ al 18% de la poblaci¨®n activa a finales de este a?o) se ver¨¢ acompa?ado por una reducci¨®n en la cobertura global de los subsidios.
Tambi¨¦n las previsiones en Grecia son pesimistas y la confederaci¨®n mayoritaria sindical GSEE calcula que el desempleo superar¨¢ el 10% este a?o debido a la pol¨ªtica de austeridad econ¨®mica del Gobierno conservador que ha llevado a la bancarrota especialmente a los peque?os industriales, mientras que el programa de privatizaci¨®n de compa?¨ªas estatales amenaza con agravar la situaci¨®n.
Con una inflaci¨®n de un 15,5% con que se cerr¨® el a?o pasado, y con una tasa interanual del 14,5% (marzo 1992-1993), el paro en Grecia afecta a unas 400.000 personas de un total de 4.000.000 de la fuerza laboral griega, de los cuales, la mitad son asalariados.
Respuesta de Bruselas
Portugal, seg¨²n las estad¨ªsticas nacionales, tiene un 4,6% de paro sobre poblaci¨®n activa, aunque la OCDE lo cifra en el 6%. Esas cifras esconden una realidad menos brillante, con un alto paro encubierto. El Gobierno ha respondido con la privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas y con planes de reindustrializaci¨®n para las zonas m¨¢s afectadas por la crisis del textil, los astilleros y la industria vidriera. Los ayuntamientos tambi¨¦n proyectan crear empleos temporales. La patronal, sin embargo, pide una acci¨®n global de incentivos al desarrollo productivo.La respuesta contra el paro desde Bruselas tampoco parece muy esperanzadora a corto plazo. La Comunidad Europea lanz¨® el pasado mes de diciembre la Iniciativa de Crecimiento Europea, conjunto de medidas destinadas a combatir el desempleo y a proporcionar un est¨ªmulo a las inversiones p¨²blicas y privadas para intentar cambiar el signo recesivo de las econom¨ªas.
La actuaci¨®n simult¨¢nea de todo el paquete de medidas, unas comunitarias y otras nacionales, deber¨¢ contribuir, seg¨²n la CE, al efecto de reactivaci¨®n. La parte comunitaria implica movilizar hasta 30.000 millones de ecus (4,2 billones de pesetas) en inversiones, principalmente en infraestructuras y en pymes. Los programas nacionales cuentan con los fondos estructurales y el nuevo Fondo de Cohesi¨®n y deben intentar aprovechar las inversiones que puedan ofrecer los presupuestos.
Todas estas medidas ser¨¢n discutidas y aprobadas en un Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas que se celebrar¨¢ en Luxemburgo el pr¨®ximo 19 de abril, al que han sido invitados tambi¨¦n los pa¨ªses de la AELC (Asociaci¨®n Europea d Libre Comercio o EFTA). La Comisi¨®n, en sus contactos con Estados Unidos y Jap¨®n, se ha interesado tambi¨¦n por una coordinaci¨®n mucho m¨¢s amplia, con el objetivo de conseguir que el impacto de la aplicaci¨®n simult¨¢nea de las medidas sea mucho mayor.
Una tercera parte de la ICE, m¨¢s inconcreta, prev¨¦ contactos continuados entre la Comisi¨®n Europea y los agentes sociales, con vistas a analizar la situaci¨®n del mercado de trabajo y a discutir posibles medidas. Las reuniones celebradas hasta ahora han servido para que la Comisi¨®n instara a la m¨¢xima moderaci¨®n salarial posible.
Pero los sindicatos comunitarios piden bastante m¨¢s. Emilio Gabaglio, secretario general de la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos, pidi¨® el pasado 19 de marzo en Bruselas que el pr¨®ximo Consejo Europeo de Copenhague, a celebrar en junio, se convierta en una Cumbre sobre el Empleo. Pidi¨® tambi¨¦n una reacci¨®n r¨¢pida ante los d¨¦ficits de la Europa social y ante los casos de dumping social, as¨ª como intensificar la Iniciativa de Crecimiento Europea lanzada en Edimburgo.
Informaci¨®n elaborada por J. M. Mart¨ª Font, Ernesto Ek¨¢izer, Enric Gonz¨¢lez, Eudo Adriazola, Charo Gasca, Isabel Ferrer, Llu¨ªs Bassets, Nicole Guardiola y Carmen Parra.
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