La generaci¨®n del batacazo

El baloncesto espa?ol empieza a acortar sus miras. El segundo puesto es ya una proeza. Sus ¨²ltimas generaciones de jugadores, las mejores de su historia, no han sido capaces de obtener un solo ¨¦xito de verdadera proyecci¨®n internacional: la Copa de Europa de clubes -Liga Europea, como la rebautiz¨® la FIBA-, el Europeo, el Mundial o los Juegos, a nivel de selecciones. S¨®lo dos jugadores en activo tienen un t¨ªtulo de este fuste: Llorente y Romay, los ¨²nicos que -de forma casi testimonial- participaron en 1980 en la obtenci¨®n de la s¨¦ptima y ¨²ltima Copa de Europa para el Madrid y para un equipo espa?ol. Desde entonces se han conseguido t¨ªtulos de segundo rango -cinco Recopas y tres Koracs- que miden el encomiable crecimiento del baloncesto espa?ol, pero que no endulzan su incapacidad para tocar el oro.La historia de las finales a cuatro son una pesadilla. El Barcelona no se clasific¨® para la primera en 1988. Fracas¨® contra el Jugoplastica, entonces semidesconocido, al perder por 87-77 en la semifinal de 1989 y volvi¨® a tropezar dos veces m¨¢s en la misma piedra, ya en la final: por 7267 en Zaragoza y 70-65 en Par¨ªs. El a?o pasado el varapalo lo sufri¨® el Joventut, que, de forma m¨¢s cruel, perdi¨® el t¨ªtulo en el ¨²ltimo segundo con un triple de Djordjevic, que estableci¨® el 71-70 para el Partiz¨¢n. Ayer, el Madrid cerr¨® el ciclo que abrieron el Barcelona en 1984 y el propio equipo madridista en 1985.

Con la. selecci¨®n, Espa?a desperdici¨® la oportunidad de ganar el Campeonato de Europa de 1983. Las genialidades de D¨ªaz Miguel ayudaron a truncar la posibilidad en una infausta final contra Italia (105-96). A partir de entonces la selecci¨®n ha perdido partidos trascendentes en los que se presentaba como favorita: el 98-95 ante Checoslovaquia no le dej¨® estar en la final del Europeo de 1985, el 86-72 ante Brasil le oblig¨® a jugar por el quinto puesto en el Mundial de 1986, el 119-117 ante Yugoslavia -entonces en. crisis- no le permiti¨® subir al podio del Mundial de 1982, y el descalabro ante Angola le releg¨® al noveno puesto en los Juegos de Barcelona. Son algunos ejemplos.