El Benetton consuma otra sorpresa
Si no era suficiente con la, sorpresa de la eliminaci¨®n del Real Madrid, la segunda semifinal trajo debajo del brazo un nuevo desaf¨ªo a los pron¨®sticos. El Benetton dio toda una exhibici¨®n de serenidad, aplomo y saber estar durante 40 minutos. Aguant¨® un ambiente de euforia colectiva que vivi¨® hasta el ¨²ltimo segundo la hinchada griega. Supo sufrir la furia de Levingston y Prevelic, no le import¨® ir detr¨¢s en el marcador durante 33 minutos y eligi¨® el momento preciso para dar el golpe de gracia, coger el Mando y meter presi¨®n a los jugadoRes del Paok. Por ¨²ltimo, no tuvo reparos en dejar su suerte en manos de Raggazi, que restando dos segundos clav¨® un lanzamiento que dej¨® mudos a 10.000 hinchas que no daban cr¨¦dito a le, que ve¨ªan.El Paok tuvo siempre en el punto de mira a TonI Kukoc, pero se olvid¨® de que por una vez el Benetton fue todo un equipo. El croata demostr¨® todo el repertorio de su juego, que por m¨¢s visto no ha dejado de tener una incomparable belleza. Kukoc no s¨®lo meti¨® 15 puntos, sino que lo aderez¨® con 10 asistencias (Rusconi, 23 puntos, se aprovech¨® hasta hartarse de la habilidad de su compa?ero) y 8 rebotes. Casi un triple doble. Pero la gloria no es de ¨¦l, sino de: dos jugadores marginales que supieron coger la responsabilidad y sorprender a un conjunto heleno demasiado pendiente de lo que hac¨ªa Kukoc. Sus nombres, lacopini y Ragazzi.
El primero fue el encargado de dar la vuelta a la din¨¢mica del encuentro que hab¨ªa instalado al Paok dominando el partido desde el principio. Nunca con grandes diferencias, pero siempre a la cabeza. A falta de ocho minutos, la primera final de la Liga europea estaba a tiro de piedra para los griegos (68-61). Entonces apareci¨® lacopini. En un abrir y cerrar de ojos, ni uno, ni dos, ni tres. Cuatro triples consecutivos dejaron bloqueado al Paok, que cuando se quiso dar cuenta de que el brazo ejecutor hab¨ªa pasado de Kukoc a otro jugador, ya era tarde. No iba a ver ¨²ltimos minutos triunfales. Hab¨ªa que jugarse el tipo en un par de jugadas.
Prevelic, el ex yugoslavo del Paok, lo hizo primero y fall¨® de corrido un uno m¨¢s uno y el ¨²ltimo. tiro de su equipo. La raz¨®n apuntaba hacia Kukoc como l¨®gica r¨¦plica. La pantera rosa cogi¨® la bola a falta de 10 segundos, la subi¨® y cuando 16.000 personas esperaban su lanzamiento, la sac¨® hacia el segundo h¨¦roe italiano. A Raggazi, la confianza de su estrella le dio la tranquilidad suficiente como para clavar el tiro de su vida: 77-79, y el Benetton, a la final.
Lo que son las cosas. El Madrid tem¨ªa al Paok. El Paok no quer¨ªa v¨¦rselas con el Madrid, y su hinchada hizo todo lo posible durante el primer partido para poner alas al Limoges. Pues en el pecado de pensar en el d¨ªa siguiente tienen su penitencia, y se encontrar¨¢n en el purgatorio del tercer y cuarto puesto. La gloria, para los m¨¢s enteros, los que vinieron a jugar a baloncesto y no a subir al Olimpo. A los que no les tembl¨® el pulso. Al Benetton de Kukoc y al Limoges de Maljkovic. ?Qui¨¦n dijo que esta vez no hab¨ªa yugoslavos?
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