P¨®quer de papel
La demanda de KIO en Londres se centra en cuatro operaciones que considera ficticias
M. P?REZ / M. ?. NOCEDA, La demanda civil presentada en Londres por KIO contra una veintena de ejecutivos, abogados y sociedades que gestionaron sus intereses en Espa?a durante el mandato de Sheik al Sabah, y Javier de la Rosa se centra en cuatro grandes operaciones que describe como ficticias. En este p¨®quer de papel, que constituye uno de los m¨¢s importantes esc¨¢ndalos financieros de los ¨²ltimos a?os en Europa, se evaporaron cerca de 100.000 millones de pesetas, seg¨²n el texto de la demanda. El documento describe una supuesta conspiraci¨®n que construye un mundo de falsificaci¨®n apoyado en los m¨¢s modernos medios de la ingenier¨ªa financiera.
La querella presentada por KIO en Espa?a a trav¨¦s del equipo de Jos¨¦ Mar¨ªa Stampa Braun y rechazada en su d¨ªa por el juez Miguel Moreiras se centraba en analizar operaciones empresariales concretas y reales entre el Grupo Torras y sus filiales espa?olas, como la compraventa de empresas, aviones o acciones. En contraste, la fr¨ªa y precisa demanda presentada en Londres se centra en cuatro grandes operaciones, aunque descubre un impenetrable mundo de sociedades pantalla domiciliadas en para¨ªsos fiscales, de operaciones cruzadas, de movimientos de enormes sumas de dinero de una cuenta bancaria a otra sin necesidad aparente. Todo para dar cuerpo a una serie de transacciones y cr¨¦ditos que nunca llegaron a existir, y seg¨²n reza en el documento presentado ante el Tribunal Supremo de Justicia de Londres, para despistar la atenci¨®n de quien quisiera averiguar el destino final de cerca de 100.000 millones de pesetas.
Esta actividad tiene siempre dos sociedades protagonistas: el Grupo Torras (GT), empresa tenedora de acciones, y Torras Hostench London (THL), filial de la primera y dedicada a la misma actividad. El sistema arranca siempre en el mismo punto, seg¨²n la demanda: mediante una entrega de dinero de KIO o alguna de sus filiales holandesas. Este primer ingreso, siempre de varios. miles de millones, se pierde inmediatamente tras un cr¨ªptico n¨²mero de cuenta en Suiza o en la caja de alguna inactiva sociedad en un para¨ªso fiscal, donde cambia de propiedad varias veces, pero nunca llega a la caja de su te¨®rico destinatario final: Torras.Cr¨¦ditos a cr¨¦ditoA partir de ese momento comienza el frenes¨ª y aparece un rosario de sociedades en busca de cr¨¦ditos que se firman y se prorrogan indefinidamente y saltan de una cuenta bancaria a otra dejando suculentas comisiones a los bancos que soportan la operaci¨®n. Pero en realidad esos cr¨¦ditos no se otorgan y, por lo tanto, nunca se pagar¨¢n. Finalmente, y sin motivo aparente, Torras acaba avalando esos cr¨¦ditos inexistentes y entregando el dinero garantizado a THL. La empresa espa?ola carga como una p¨¦rdida el supuesto cr¨¦dito impagado por la sociedad fantasma. El c¨ªrculo se cierra, seg¨²n la demanda, pues el dinero recibido al principio aparece como una p¨¦rdida al final.Los actores descritos en la demanda tambi¨¦n asumen casi siempre un mismo papel. Javier de la Rosa, m¨¢ximo ejecutivo de Torras, en el centro de la escena, reparte el juego en forma de peticiones de fondos. Sus colaboradores ¨ªntimos cubren la operaci¨®n: Miguel Soler establece las condiciones financieras, Narciso de Mir asesora y Jorge N¨²?ez es el encargado de garantizar los supuestos cr¨¦ditos en nombre de Torras. Juan Jos¨¦ Folchi, abogado personal de Javier de la Rosa y asesor de Torras, se encarga de dar vida a nuevas sociedades y dotarlas de esqueleto legal. Otro abogado, Joan Piqu¨¦ Vidal, aparece tambi¨¦n en la demanda, aunque desarrollando un papel menor. En Londres, el presidente de KIO, Al Sabah, y el director de la o e, Fouad Jaffar, aprueban todos los movimientos. Por ¨²ltimo, el gibraltare?o Plinio Coll y Michael Charles Russell son los encargados de aparecer al frente de muchas de las sociedades pantalla.PenumbraEl documento del despacho londinense de Baker and McKenzie desvela la existencia de un memor¨¢ndum del abogado Juan Jos¨¦ Folchi -asesor personal de Javier de la Rosa y en el pasado del Grupo Torras- dirigido al fiscal general del Estado de Kuwait en noviembre del pasado a?o. En esa fecha, seg¨²n fuentes pr¨®ximas a los demandados, el letrado barcelon¨¦s mantuvo contactos con ese alto cargo en los que mencion¨® la existencia de "importantes pagos pol¨ªticos".
En relaci¨®n con algunas de las operaciones descritas en la querella, en el memor¨¢ndum firmado por Folchi se lee: "Yo mismo fui informado de que THL deseaba hacer un pago confidencial que no deb¨ªa registrarse en sus libros". Para ello, siempre seg¨²n el memor¨¢ndum reproducido en la demanda, Plinio Coll, otro de los demandados por KIO, "propuso emplear el mismo esquema que hab¨ªa sido previamente empleado con OAKTHORN [una de las supuestas sociedades pantalla, que recibi¨® cr¨¦ditos por m¨¢s de 10.000 millones de pesetas] concediendo un cr¨¦dito a una compa?¨ªa off-shore...". En este punto se entra en una zona de penumbra que los nuevos responsables de KIO son incapaces de aclarar. Folchi, quien en apariencia es una de las personas mejor informadas de los movimientos realizados en el Grupo Torras, afirma en su memor¨¢ndum que no recibi¨® "instrucciones complementarias sobre el estino de los fondos".
Un caso ejemplar
El 31 de diciembre de 1991 el Grupo Torras pag¨® 37.300 millones de pesetas por el 10% de su propio capital. Cinco meses antes, en julio, Torras hab¨ªa vendido esas acciones a una sociedad pantalla por 2.375 millones. La p¨¦rdida sufrida por Torras con sus propias acciones era de 35.000 millones, que la sociedad cubri¨® con sus reservas, es decir, reduciendo sus recursos.?sta es, seg¨²n la demanda, una de las consecuencias de la mec¨¢nica puesta en marcha por los anteriores gestores. Torras, hoy en suspensi¨®n de pagos y con muchas de sus empresas en situaci¨®n cr¨ªtica, perdi¨® 100.000 millones en operaciones como ¨¦stas, denuncia la demanda.
En los pocos meses transcurridos entre la compra y la venta de las acciones de Torras, que aquel a?o perdi¨® casi 40.000 millones de pesetas, se realizaron incontables operaciones que deb¨ªan servir de tapadera de lo que realmente estaba sucediendo, se?ala la demanda. Se puso en marcha un cr¨¦dito de 300 millones de d¨®lares a trav¨¦s de un banco suizo, que acab¨® en manos de una sociedad holandesa llamada Coggia, pero esta vez en forma de ingreso por una venta. Para recibir ese dinero Coggia vendi¨® a Torras Hostench London (THL) un 10% del capital del Grupo Torras, a 17.000 pesetas cada acci¨®n. Coggia hab¨ªa recibido esos t¨ªtulos de otra sociedad, Riquel, que los hab¨ªa comprado, con un cr¨¦dito de THL, a 1.000 pesetas la acci¨®n, tras una ampliaci¨®n de capital realizada el 8 de julio.
THL, que hab¨ªa adquirido a 1.700 pesetas a Coggia, vendi¨® el paquete al Grupo Torras por los 37.300 millones mencionados m¨¢s arriba. Por si el lector se ha perdido, el beneficio de la operaci¨®n qued¨® en manos de Coggia, que a su vez transfiri¨® el dinero a otra sociedad, con domicilio en la isla de Man, que a su vez...
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