Doscientos millones de a?os nos contemplan
Si puedes evitarlo, no te pierdas la exposici¨®n de escarabajos que han montado en el Museo de Ciencias Naturales. El escarabajo es un bicho con m¨¢s de doscientos millones de a?os sobre las espaldas, de manera que, incluso disecado, mira de un modo que te hunde en el v¨¦rtigo del eterno retorno. Hay m¨¢s de 500.000 especies de escarabajos repartidos por todos los medios capaces de albergar alguna forma de vida. Podr¨ªamos decir que cada nicho ecol¨®gico tiene su escarabajo, del mismo modo que cada cerdo tiene su San Mart¨ªn. O sea, que si te dedicas al estudio de la patata, acabar¨¢s sabiendo un mont¨®n del escarabajo de la patata, del mismo modo que, si te da por conocer el pino o la col, no tendr¨¢s m¨¢s remedio que intimar con el escarabajo de la col y el pino. Yo, un d¨ªa que quise dejar de pensar en los escarabajos, que son mi obsesi¨®n, me puse a pensar en el pan, y acab¨¦ d¨¢ndole vueltas al escarabajo de la tahona, que vive de la harina.Toda forma de pensamiento o percepci¨®n conduce fatalmente a este cole¨®ptero que vive dentro de un estuche org¨¢nico. Por ejemplo, si al atardecer del d¨ªa de San Juan de cualquier a?o de estos se te ocurre enamorarte y pasear tu idilio por un paisaje mediterr¨¢neo, os acabar¨¦is encontrando tu novia y t¨² con el escarabajo sanjuanero, que en los crep¨²sculos del mes de junio deja que sus ¨¦litros se iluminen con el fuego de las fiestas de la primavera. Y si se te ocurre estudiar medicina, para dedicarte a la salvaci¨®n de los cuerpos, acabar¨¢s por conocer m¨¢s temprano que tarde al escarabajo enterrador, o Necrophosoros fossor, que vive sobre los cad¨¢veres y pone all¨ª sus huevos. Pero si te das al alcohol para olvidarte de estos bichos y te licencias pronto en el delirium tremens, ver¨¢s que los escarabajos tambi¨¦n se han adaptado a las pesadillas de los hombres, donde, por cierto, su capacidad de mutaci¨®n se multiplica. Y si, arrepentido, consigues rehabilitarte y te dedicas al estudio de la religi¨®n, en cualquiera de sus formas, acabar¨¢s adorando al escarabajo sagrado, tambi¨¦n llamado pelotero, porque con el mismo esti¨¦rcol del que se alimenta fabrica unas bolas dentro de las cuales la hembra deposita sus huevos. Ni la literatura, que le salva a uno de todo, te librar¨ªa de este encuentro, porque en seguida tendr¨ªas que leer a Kafka y en La metamorfosis dar¨ªas de nuevo con un escarabajo llamado Gregorio Samsa, que, si lo piensas, eres t¨².
Pero supongamos que has logrado no saber nada de la religi¨®n ni de los cad¨¢veres ni de la medicina; imaginemos que jam¨¢s has pasado frente a una tahona, que nunca te has emborrachado, ni has saltado hogueras en las noches de San Juan; aceptemos que no comes patatas ni coles, que no fumas -porque tambi¨¦n hay un escarabajo del tabaco-, y que, por no conocer, no conoces ni el campo. Bueno, pues, aun as¨ª, tendremos que admitir que te ganas la vida de alg¨²n modo, o sea, que seguramente vas a la oficina y tienes jefe: f¨ªjate bien en ¨¦l porque lo mismo es un escarabajo. Yo tuve un jefe del tama?o de un cole¨®ptero que, en lugar de labio superior, ten¨ªa labro; que es una pieza impar que en algunos insectos sustituye al labio. Este jefe que digo estaba lleno de tegumentos y, cuando abr¨ªa la boca, pod¨ªas verle unos palpos maxilares con los que estaba todo el d¨ªa d¨¢ndole vueltas a una especie de bola que deb¨ªa ser de esti¨¦rcol, porque pertenec¨ªa a la variedad del pelotero. Adem¨¢s, lo aguantaba todo, ya que en lugar de llevar el esqueleto por dentro, como t¨², lo ten¨ªa por fuera, como las cucarachas, que es un ort¨®ptero que anida en lugares h¨²medos y oscuros. O sea, que no dejes de ir a esta exposici¨®n de escarabajos que tenemos en Madrid porque, curiosamente, est¨¢ llena de contempor¨¢neos.Esta exposici¨®n de escarabajos que tenemos en Madrid, curiosamente, est¨¢ llena de contempor¨¢neos
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