La fiereza est¨¢ latente
En los corrales de El Bat¨¢n ya han muerto corneadas tres reses
JUAN MORA, Iluminado, el mayoral de El Bat¨¢n, entra en el corral y empieza a mover los toros para que Canal + realice buenas tomas. Avanza haciendo aspavientos con los brazos y los toros huyen de ¨¦l. Luega permanece impasible en medio, con una mano en el bolsillo del mono y la otra sujetando el cigarrillo. Ha situado la manada en una esquina, a cinco metros de la c¨¢mara. Viendo la escena es dificil creer en la bravura. Sin embargo, el ganado est¨¢ demostrando una fiereza inusitada: ya van cinco reses corneadas en El Bat¨¢n; tres de ellas murieron en el acto.
La corrida de Dolores Aguirre, que inaugura esta tarde el abono de San Isidro, no ha podido verse completa en la Venta de El Bat¨¢n, donde se exponen los toros de la feria. En el corral s¨®lo hab¨ªa cuatro toros. Los otros dos estaban apartados, recuper¨¢ndose de las cornadas que les dio un toro list¨®n, el m¨¢s grande de todos, al poco de desembarcar."Cuando salen los toros de los cajones es un momento peligroso", coinciden los mayorales que est¨¢n al cuidado de sus ganader¨ªas. "Llevan muchas horas inm¨®viles y cuando se les suelta pueden arremeter contra todo lo que vean".
As¨ª mat¨® uno de los toros de Felipe Bartolom¨¦, que lidian el d¨ªa 15 Mendes, Camino y Caballero, a uno de los mansos que se encontr¨® tras ser desencajonado. Estaba tan furioso que continu¨® embistiendo contra todo lo que se mov¨ªa. Lo siguiente que se encontr¨® fue un toro de su propia ganader¨ªa, al que tambi¨¦n mat¨® a cornadas. Llevaban meses conviviendo juntos, desde que fue apartada la corrida para Madrid, sin que dieran muestras de incompatibilidad, pero la inmovilidad excit¨® su instinto agresivo.
D¨ªas m¨¢s tarde, una vez que los toros se hab¨ªan tranquilizado en el corral, Iluminado paseaba entre ellos sin preocupaci¨®n: "Si no se les molesta, ya ve usted, huyen de m¨ª, pero es porque est¨¢n tranquilos y me conocen. Tambi¨¦n s¨¦ cu¨¢les son sus querencias y las evito".
El comportamiento de los toros sigue una l¨®gica. Una vez que se acostumbran al corral, no dan problemas. Aunque hay otro factor imprevisible capaz de destaparles su fiereza: las tormentas. La noche es propicia para que barrunten que la atm¨®sfera est¨¢ cargada.
Los mayorales, en guardia
Los mayorales, que duermen en una dependencia pr¨®xima a los corrales, despiertan ante los mugidos desafiantes y el estampido de las astas chocando entre s¨ª. A voces y a palos ponen calma en la manada. Pero no siempre hay tiempo para evitar la cornada fatal. La ¨²ltima, el pasado mi¨¦rcoles, sucedi¨® a plena luz del d¨ªa y sin motivo aparente; la tormenta estaba a¨²n lejana. Uno de los toros de Manolo Gonz¨¢lez (d¨ªa 12 Manzanares, Cepeda y Manolo S¨¢nchez) arremeti¨® contra otro. Cay¨® fulminado al reventarle el bazo. El personal de El Bat¨¢n tuvo que arrastrar con la fuerza de sus brazos la tercera res muerta en una semana.
Minutos despu¨¦s volv¨ªa la normalidad. No ocurr¨ªa m¨¢s que en uno de los corrales, el de Manolo Gonz¨¢lez; s¨®lo hab¨ªa cinco toros; pero lo mismo suced¨ªa en el de Bartolom¨¦, e incluso en el de Dolores Aguirre hab¨ªa menos, s¨®lo cuatro.
Tan sensible merma imped¨ªa que el p¨²blico elogiase su presentaci¨®n tanto como las corridas de Torrestrella -"¨¦sta s¨ª que es seria; si tuviera fuerza no habr¨ªa quien se acercara"- y Ferm¨ªn Boh¨®rquez -"mira c¨®mo se le nota la casta Murube en la pala, que es m¨¢s negra"-, adem¨¢s de los ejemplares que componen la novillada de Mart¨ªn Pe?ato. Fueron, de entrada, las corridas que m¨¢s elogios despertaron.
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