El reguero negro del dinero
Todas las diligencias judiciales por casos de presunta corrupci¨®n han quedado aplazadas hasta despu¨¦s de las elecciones
"Marks and Spencer han triunfado sobre Marx y Engels", dec¨ªa Margaret Thatcher, orgullosa de la supervivencia del sistema occidental frente al malestar colectivo en el Este de Europa. Thatcher privatiz¨® empresas p¨²blicas y dirigi¨® una guerra, pero la corrupci¨®n no fue un problema en sus 10 a?os de mandato.Felipe Gonz¨¢lez, en cambio, se ve al borde del abismo: tiene que sacar fuerzas de flaqueza si quiere impedir que su partido se despe?e bajo la carga de las acusaciones sobre financiaci¨®n ilegal y tr¨¢fico de influencias. Y adem¨¢s, las elecciones no cierran en absoluto este cap¨ªtulo. Casi todas las numerosas diligencias por presunta corrupci¨®n contra los diversos grupos pol¨ªticos permanecer¨¢n abiertas despu¨¦s del 6 junio.
En Espa?a, los partidos nunca han informado al p¨²blico acerca de sus finanzas. No lo hacen voluntariamente, ni tienen obligaci¨®n legal de entregar sus balances a un organismo donde los ciudadanos puedan consultarlos. Tan s¨®lo informan gen¨¦ricamente a sus congresos, como si las finanzas de partidos subvencionados por todos los contribuyentes fuera un asunto privado de una junta de socios, y al Tribunal de Cuentas, que no ha hecho sino acumular pruebas respecto a la baja credibilidad de sus capacidades de fiscalizaci¨®n.
El secreto que ha rodeado la financiaci¨®n de los partidos estaba lleno de complicidades. Uno de los candidatos (te¨®ricos) a la presidencia del Gobierno reconoce en privado: "Nos tuteamos los distintos partidos porque nos encontramos a las salidas de los mismos despachos". El presidente del PNV, Xabier Arzalluz, ha sido expl¨ªcito: "Poco m¨¢s o menos, todos nos financiamos de la misma forma".
La direcci¨®n del PSOE se ha limitado a negarlo todo durante m¨¢s de tres a?os, atribuyendo los esc¨¢ndalos que le afectaban a una campa?a de fuerzas derechistas. Sin embargo, el caso Filesa no s¨®lo ha destruido esa coartada, sino que ha mostrado el funcionamiento de un complejo mecanismo de financiaci¨®n. Mucha gente estaba en el ajo y, sin embargo, tuvo que producirse una actuaci¨®n tan incompetente como despedir al contable para que salieran a la luz p¨²blica los primeros datos de la red secreta. Una inspecci¨®n de Hacienda, realizada a las ¨®rdenes del juez Marino Barbero, relacion¨® a Filesa y el PSOE con una contundencia a la que los dirigentes socialistas no han dado respuesta.
El caso Filesa muestra tambi¨¦n el rotundo fracaso de la pol¨ªtica socialista para que los partidos vivan del dinero p¨²blico. En 1987, el PSOE negoci¨® con Coalici¨®n Popular una ley para incrementar la financiaci¨®n estatal de los partidos y limitar la de origen privado. Pues bien: un a?o despu¨¦s, el grupo Filesa comenz¨® a recibir, bajo cuerda, los fondos presuntamente destinados a cubrir gastos del PSOE, que las Cortes hab¨ªan prohibido poco antes. El montaje de Filesa coincidi¨® con un cambio en la secretar¨ªa de Finanzas del PSOE, decidido por Felipe Gonz¨¢lez en un Congreso celebrado a principios de 1988, cuando Emilio Alonso Sarmiento fue sustituido por un hombre de mucha mayor confianza del aparato, como era Guillermo Galeote.
La generaci¨®n de una alternativa de j¨®venes pol¨ªticos de centro-derecha, capaces de sustituir con ventaja a Manuel Fraga, se ha visto tambi¨¦n rozada por los esc¨¢ndalos. Personas del Partido Popular planearon un sistema de financiaci¨®n por medio del cobro de comisiones por adjudicaci¨®n de obras p¨²blicas, como se supo a trav¨¦s de las escuchas telef¨®nicas del caso que tom¨® el nombre del ex tesorero del PP, Rosendo Naseiro. Eso se produjo en coincidencia con el ascenso de un nuevo l¨ªder, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, circunstancia que los proyectistas del nuevo sistema mencionaron muchas veces en sus conversaciones como un dato favorable para sus planes, seg¨²n la transcripci¨®n de las mismas, cuyo valor como prueba judicial fue anulado por el Supremo.
Esa misma anulaci¨®n de pruebas impidi¨® tambi¨¦n depurar los indicios de que autoridades socialistas de la Comunidad Valenciana pod¨ªan estar implicadas en el cobro de porcentajes por obras p¨²blicas, a los que tambi¨¦n se alud¨ªa en las cintas.
Uno de los pocos casos ya juzgados es el de la construcci¨®n de Burgos. La sentencia declar¨®,
como hechos probados, que el constructor Antonio M¨¦ndez Pozo no s¨®lo se enriqueci¨® gracias a favores pol¨ªticos, sino que asisti¨® a varias reuniones entre Ias distintas opciones de la derecha pol¨ªtica burgalesa, asumiendo en ellas el papel de mediador (...) lo que no le impidi¨® llegar a adquirir la confianza del entonces Presidente de la Junta de la Comunidad Aut¨®noma de Castilla y Le¨®n, D. Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar L¨®pez, quien estuvo presente tambi¨¦n en alguna de dichas reuniones, llegando a encargar al Sr. M¨¦ndez Pozo un trabajo sobre la construcci¨®n en el ¨¢mbito de la Comunidad Aut¨®noma de Castilla y Le¨®n". De Aznar no se dice nada m¨¢s en la sentencia. M¨¦ndez Pozo fue condenado a siete a?os de prisi¨®n, por medio de un fallo que ha sido recurrido.Despu¨¦s de la sentencia sobre el caso de la construcci¨®n, Juan Guerra, el hombre que construy¨® una red de negocios a la sombra de su hermano, el entonces vicepresidente del Gobierno, fue condenado por delito fiscal, en el primero de una serie de juicios que tiene pendientes.
"Como una droga"
Pero el esc¨¢ndalo pol¨ªtico no se produce s¨®lo cuando se descubre a un partido en medio de una situaci¨®n sospechosa. Las golfer¨ªas de todo un submundo de intermediarios y comisionistas se han mezclado con los indicios de presunta financiaci¨®n ilegal del PSOE. A eso se han sumado las abundantes irregularidades y comportamientos sospechosos nacidos en torno a decisiones urban¨ªsticas, una de las cuales provoc¨® la ca¨ªda de un ministro, Juli¨¢n Garc¨ªa Valverde, tras descubrirse la apropiaci¨®n de dinero de Renfe por parte de intermediarios innecesarios en una compraventa de terrenos. ?Financiaci¨®n de partidos o enriquecimientos personales? La mayor¨ªa de estos casos se encuentran todav¨ªa sin aclarar desde el punto de vista judicial (ver gr¨¢fico).
"La corrupci¨®n es como una droga", afirma un conocido arquitecto. "En realidad, es una droga, porque se trata del negocio negro m¨¢s lucrativo despu¨¦s del narcotr¨¢fico".
Hay quien cree que la corrupci¨®n es un elemento estructural de la sociedad humana. Thomas V. Jones, presidente de la Northrop Corporation, que se declar¨® culpable de haber financiado ilegalmente la campa?a de Nixon en 1976, fue ovacionado por los accionistas cuando anunci¨® que los ingresos de la compa?¨ªa sobrepasar¨ªan los 1.000 millones de d¨®lares en aquel ejercicio.
M¨¢s cerca de nosotros, existen indicios de que dos multinacionales -Asea Brown Boveri (ABB) y Siemens- han efectuado pagos a empresas vinculadas a militantes cualificados del partido socialista, tras cerrar negociaciones de gran importancia para sus compa?¨ªas. Siemens, beneficiaria de la adjudicaci¨®n de obra y equipos por m¨¢s de 100.000 millones para la l¨ªnea f¨¦rrea de alta velocidad Madrid-Sevilla, ha sostenido que tales pagos estaban justificados por servicios profesionales.
Thatcher gobernaba a una sociedad que mantiene sistemas efectivos anticorrupci¨®n. En Espa?a, por contra, la oscuridad se ha convertido en la madre de casi todas las corrupciones.
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