Las claves t¨¢cticas
"Dedico el gol a mi sobrino, que naci¨® dos d¨ªas antes de la final. Ya se han acabado de una vez las l¨¢grimas de Boli, cuando perdimos contra el Estrella Roja. Esto no es alegr¨ªa; es la locura". Fue la sentencia de Basile Boli. La cabeza y el cuello del central franc¨¦s parecen tener la misma anchura. La cabeza sirvi¨® para marcar el gol de un triunfo hist¨®rico y el cuello resisti¨® un sinf¨ªn de saltos en posturas forzadas para despejar balones bombeados. Fue una de las claves del partido.Boli y sus compa?eros sal¨ªan con una rapidez vertiginosa en busca del fuera de juego de los milaneses. Pero al mismo tiempo ten¨ªan una velocidad en la recuperaci¨®n de posiciones que anul¨® los intentos italianos de bombear balones hacia las zonas desprotegidas entre ellos y el portero. Angloma sacrific¨® sus galopadas por las bandas para compartir con Desailly los marcajes a Van Basten y Massaro. El marcaje personal a Lentini convirti¨® a Eydelie en lateral derecho mientras Di Meco entraba con decisi¨®n por la banda opuesta.
El Marsella pas¨®, sus mayores apuros en la primera media hora, cuando Sauz¨¦e, quiz¨¢ intentando pulir su imagen de goleador, se adelantaba a la pelota y abri¨® un pasillo para el Milan. Goethals corri¨® 30 metros por la banda para corregirlo y en el segundo tiempo realiz¨® con eficacia tareas de apoyo.
El ghan¨¦s Pel¨¦ tambi¨¦n tard¨® en ver que su regate pod¨ªa funcionar en la zona entre las dos l¨ªneas milanesas, pero sus florituras no dieron oportunidades a los delanteros Boksic y V¨®ller, cuya contribuci¨®n se reduc¨ªa a cargar con el cuerpo al milan¨¦s, que saltaba para despejar el bal¨®n que llegaba por los aires.
El Milan no funcion¨®. En un equipo donde, en el pasado, todos se merec¨ªan un 10, ahora luchan para alcanzar el suficiente. Bares? y Costacurta cumplieron en el centro de la defensa, pero ni Tassotti ni Maldini aportaron variantes ofensivas por las bandas. Rijkaard estuvo tan acosado que no pudo levantar la cabeza. Albertini tampoco encontr¨® la lucidez en una jungla de piernas. Donadoni se apag¨® en 15 minutos, y Lentini, por mucho coraje que ponga, sigue combinando carreras con un servicio deficiente desde la izquierda.
Van Basten, sustituido por lesi¨®n a cinco minutos del final, fue traicionado por un primer toque que denuncia su falta de actividad, mientras que Massaro fue el culpable de no confiar en su propio poder resolutivo. Papin, en media hora, roz¨® el empate con una volea, pero contribuy¨® poco m¨¢s. El Milan, alineando a siete de los que vencieron al Steaua en la final de 1989, dio la sensaci¨®n de haber pasado su fecha de caducidad.
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