Asi se viene a Madrid
Cuadri / Ramos, P. Jim¨¦nez, M. Jim¨¦nez
Toros de Hijos de Celestino Cuadri, con trap¨ªo y poder (uno, inv¨¢lido), todos con casta, vanos bravos. Se pidi¨® la vuelta al ruedo para el 5% con cuajo, romana, fuerte, bravo y noble.
El mayoral salud¨® al t¨¦rmino de la corrida para corresponder a la gran ovaci¨®n del p¨²blico.
Mariano Ramos: pinchazo hondo perpendicular ca¨ªdo, pinchazo atravesado ca¨ªdo y estocada corta muy baja
(pitos); tres pinchazos y otro hondo atravesado delantero (pitos); bajonazo escandaloso i(pitos). Pep¨ªn Jim¨¦nez: pinchazo y estocada ca¨ªda (divisi¨®n); estocada corta muy trasera y rueda de peones (silencio); estocada ladeada
(silencio). Mariano Jim¨¦nez, cogido menos grave al muletear al 3?.
Plaza de Las Ventas, 30 de mayo. 23? corrida de feria. Lleno.
?Enhorabuena, ganadero!", grit¨® alguien desde los tendidos de sol, ya avanzada la corrida. Y el resto de la plaza se uni¨® a la felicitaci¨®n. El ganadero merec¨ªa todos los parabienes por el esmero con que seleccion¨® sus reses, por la casta que exhibieron a lo largo de la lidia, e incluso por la bravura, que tuvo su mejor exponente en el quinto toro.
Toro-torazo, m¨¢s bien, ese quinto de la tarde, serio, cuajado y hondo; romaneador, pele¨®n y fijo en la embestida durante su pelea con la plaza montada, que le meti¨® cuatro varas y a¨²n habr¨ªa soportado m¨¢s si no llegan a ser varas ole varapalo, b¨¢rbaras varas, descuartizadoras y asesinas. S¨ª se?or: as¨ª se viene a Madrid. As¨ª vienen a Madrid los ganaderos buenos; los ganaderos escrupulosos, los que tienen sentido de la responsabilidad, amor a la fiesta y son conscientes de que este espect¨¢culo exclusivo que constituye el arte del toreo s¨®lo puede: desarrolarse en plenitud si se conservan en pureza las caracter¨ªsticas esenciales del toro bravo.
La afici¨®n madrile?a se apercibi¨® en seguida del festival de casta que estaban ofreciendo los toros, sigui¨® con inter¨¦s su lidia, calibr¨® los distintos grados de bravura en la medida que la brutal torpeza de los picadores lo permit¨ªa y reaccion¨® finalmente con verdadera emoci¨®n y agradecimiento, aplaudiendo largamente al mayoral y oblig¨¢ndole a que saliera. a saludar.
Hubo de ser por la fuerza, pues se resist¨ªa, y el hombre -incr¨¦dulo y quiz¨¢ t¨ªmido, seg¨²n les suele ocurrir a la gente de campo cuando la trasplantan a la urbe, bien que a su pesar- se limitaba a dar cabezadas y mover la manita desde el callej¨®n. Empleados de la plaza abrieron entonces una puerta., lo sacaron a empujones y entonces el mayoral no tuvo m¨¢s remedio que salir al tercio, ponerse marchoso y saludar sombrero en mano.
Estampa torera la del mayoral, que no se ve¨ªa en Madrid desde hace mucho tiempo. Tampoco hubo motivos hasta ahora. Los aficionados ya hab¨ªan perdido la costumbre de ver toros tan encastados. Y los toreros, m¨¢s a¨²n, de encontr¨¢rselos delante. S¨®lo falt¨® que el primero le pegara una arrancada pavorosa a Mariano Ramos, y luego el tercero cogiera de forma impresionante a Mariano Jim¨¦nez, para que cada cual tomara sus precauciones. Con lo que dejaron escapar unas excelentes oportunidades de triunfo -acaso ¨²nicas-, pues los toros de Cuadri, sobre bravura, ten¨ªan en su mayor¨ªa inagotable nobleza.
La cogida de Mariano Jim¨¦nez fue vista y no vista. Traste¨® brevemente el torero hacia los medios, tom¨® distancia, cit¨® al natural, acudi¨® recrecido el toro y lo levant¨® violentamente prendido del muslo. A la ca¨ªda sigui¨® busc¨¢ndole por el suelo y el revuelo de los capotes al quite impidi¨® que ocurriera nada m¨¢s, con suerte grande, porque varios derrotes iban a acribillarle la espalda.
Herido evidentemente, Mariano Jim¨¦nez pretend¨ªa continuar la faena a toda costa, lleg¨® a pegarse con las cuadrillas y las asistencias, le tir¨® de los pelos a un monosabio... Pero se impuso la cordura, entre todos consiguieron reducir su ind¨®mita rebeli¨®n contra el infortunio, y lo transportaron a la enfermer¨ªa. Llevaba en el muslo una cornada de pron¨®stico menos grave.
Mariano Ramos cuadr¨® al toro agresor, parte del p¨²blico le abronc¨® por eso y hubo de dar unos derechazos. Hay quienes asientan sus posaderas por primera vez en una plaza de toros y, porque pagan -o de eso presumen- ya se creen con derecho a trastocar la fiesta, inclu¨ªdas su t¨¦cnica, sus valores y sus tradiciones, que le vienen de siglos. "Hemos pagado y tenemos derecho a ver la faena", se oy¨® comentar en el tendido. Nunca un torero habr¨ªa tenido el mal gusto -y peor gesto- de intentar lucirse con un toro que acababa de herir a un compa?ero, y al escuchar las protestas cuando iba a montar la espada, a Mariano Ramos se le vio en la cara la expresi¨®n de la perplejidad.Fiera arrancada
Hasta entonces la hab¨ªa tenido de susto. La arrancada que le peg¨® el primer toro al recibirlo de capa fue de las que habr¨ªan helado las venas a un cabo de la Legi¨®n. Y ya no se volvi¨® a fiar Ramos de los fieros toros de Cuadri. Perfilero y encorvado, procur¨® que los dos de su lote le pasaran a prudencial distancia.
Pep¨ªn Jim¨¦nez disimul¨® m¨¢s, pero no ten¨ªa mayores excusas pues sus lotes desarrollaron nobleza. Instrument¨® unas ver¨®nicas excelentes al segundo y en sus faenas hubo algunos redondos, naturales y pases de pecho de bien marcada trayectoria, aunque en general tore¨® r¨¢pido y escasamente templado. No parec¨ªa encontrarse a gusto con los toros de Cuadri el artista don Pep¨ªn. Posiblemente por este motivo consinti¨® (u orden¨®, qui¨¦n sabe), que su picador Vicente Infantes se los descuartizara clav¨¢ndoles puya carnicera e incivil por los espinazos traseros; incluso al cuarto, cuya bravura y fijeza exig¨ªan un tercio de varas ejecutado con arte y en regla.
Un puyazo salvaje de esos descord¨® al sexto. Nada m¨¢s recibirlo, el toro se desplom¨® fulminado por el rayo. Gracias a la fuerza regeneradora de la casta pudo incorporarse, mas ya le hab¨ªa quedado penosa, mortecina y claudicante, su noble embestida. ?Malhaya!, que dir¨ªa el cl¨¢sico. Malahaya quien pretendi¨® destruir una corrida de toros con trap¨ªo, encastada y brava, como quiere la afici¨®n de Madrid y saben criar los ganaderos buenos.
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