Borracheras baratas
El autor, ex responsable municipal de Sanidad, considera que el aumento del consumo de alcohol entre la juventud madrile?a debe inspirar una actitud menos complaciente del Ayuntamiento para con los establecimientos que sirven bebidas a los menores. Alguno de estos locales, comenta el articulista, propician borracheras a bajo precio con total impunidad.
Que el consumo de alcohol entre los adolescentes de Madrid es cada vez mayor es algo que est¨¢ en la mente de la mayor¨ªa, de la poblaci¨®n y ha. pasado a ser una de las grandes preocupaciones de los padres de estos muchachos, que, impotentes., contemplan su marcha de casa, los anocheceres de los fines de semana.No es una sensaci¨®n. Los datos de las diferentes encuestas sobre consumo de alcohol en la Comunidad de Madrid nos muestran c¨®mo a los 15 a?os el 96% de las chicas ha consumido alguna vez uno o varios tipos de bebidas alcoh¨®licas.
En los ¨²ltimos a?os, el patr¨®n llamado mediterr¨¢neo, de alto consumo de vino en situaciones cotidianas y baja utilizaci¨®n de bebidas destiladas, con escaso n¨²mero de personas que beban para emborracharse, se ha sustituido por una ingesti¨®n de licores y cerveza mucho m¨¢s frecuente, con una alt¨ªsima proporci¨®n de respuestas afirmativas a la pregunta de si se hab¨ªan embriagado una o varias veces (30%).
?Cu¨¢les son las consecuencias de este enorme aumento del consumo de alcohol? Los efectos inmediatos dependen de la dosis ingerida. Al consumir peque?as cantidades de droga (alcohol) se inhiben los centros nerviosos encargados de controlar las conductas m¨¢s elementales de la personalidad, con lo que el individuo actuar¨¢ de una forma m¨¢s instintiva; la p¨¦rdida del control emocional, la disminuci¨®n del juicio objetivo y de la capacidad de autocr¨ªtica, junto a un mejor estado de ¨¢nimo, da lugar a una mayor osad¨ªa en el comportamiento. Un consumo m¨¢s elevado de alcohol llevar¨¢ a la intoxicaci¨®n et¨ªlica aguda, que puede implicar oscilaciones en el estado an¨ªmico. El consumo a¨²n mayor terminar¨¢ en la p¨¦rdida, de consciencia (el coma) e incluso, en algunas situaciones, en la muerte.
Los problemas de salud que pueden derivarse de esta situaci¨®n son m¨²ltiples; sin embargo, los accidentes de todo tipo, y en especial los de autom¨®vil o moto, son algunos de los m¨¢s relevantes. Seg¨²n la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, en algo m¨¢s del 30% de estos accidentes el alcohol est¨¢ presente, y uno de cada tres muertos en accidente de tr¨¢fico es menor de 25 a?os. Como consecuencias no inmediatas, se puede decir que el alcoholismo est¨¢ llevando a unos a?os noventa con m¨¢s borrachos j¨®venes que en ninguna otra ¨¦poca.?Qu¨¦ podemos hacer ante esta situaci¨®n?
Respuesta de la sociedad
En primer lugar, es preciso tener presente que nos encontramos ante un problema global. Es un problema de toda la sociedad, que no se concreta en la juventud, ya que ¨¦sta vive inmersa en un ambiente en el que el alcohol ha pasado de ser fen¨®meno cultural a fin en s¨ª mismo. La respuesta a esto excede el ¨¢mbito municipal o comunitario y requiere una respuesta integral de la sociedad. Adem¨¢s de la legislativa, que ya existe.En segundo t¨¦rmino, se precisa una acci¨®n en¨¦rgica en el campo de la promoci¨®n de la salud. Solamente la educaci¨®n sanitaria enfocada espec¨ªficamente para estos colectivos podr¨ªa ser la herramienta que les haga tomar conciencia del problema actual y futuro que este tipo de h¨¢bitos comporta. En este sentido, la Escuela Municipal de Salud para todos los ciudadanos, que funcionaba a pleno rendimiento durante la gesti¨®n del anterior equipo socialista, ser¨ªa una buena oportunidad para cumplir este cometido. Pero la actual administraci¨®n del PP no ha sabido o no ha querido aprovecharla.
En tercer lugar, se hace necesario impedir el acceso de los adolescentes y menores al alcohol libremente. Hoy son escasas las dificultades que estos chicos encuentran para que se les sirva cualquier tipo de bebida en bares o discotecas o para comprarlas directamente en los comercios. Esto, que puede parecer normal, no lo es en otros pa¨ªses desarrollados de nuestro entorno. Los servicios del Ayuntamiento de Madrid han de responsabilizarse de ello y emprender una en¨¦rgica campa?a de represi¨®n contra los establecimientos que proporcionan bebidas alcoh¨®licas a menores. Es f¨¢cil cerrar un bar porque hace ruido o un teatro porque ridiculiza a un concejal. Lo serio es actuar sobre los miles de bares que, en nuestra capital, sirven impunemente combinados o proponen pedos baratos bajo la mirada complaciente de los responsables municipales.
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